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El Plan de Residuos recicla 233 canteras sin explotar para depositar escombros

El Plan de Residuos recicla 233 canteras sin explotar para depositar escombros Canarias7, 19-7-2004

La Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria encuentra en el Plan de Inertes una solución a los vertidos de la construcción. Se aprovechará para devolver la morfología al territorio con reforestación.

La elaboración del Plan Territorial Especial de Zonas Extractivas Abandonadas es uno de los pasos considerados «importantísimos» por el consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, José Jiménez, como un apéndice del Plan Insular de Residuos. El conocido como Plan de Inertes servirá para matar dos pájaros de un tiro: solucionar un grave problema de escombros y rellenar más de 200 canteras en desuso.

La consejería que dirige José Jiménez tiene inventariadas hasta 233 canteras abandonadas, o sin actividad extractiva, en las que depositar los residuos inertes (escombros procedentes de la construcción, fundamentalmente) «lo que, por otra parte, supone un cumplimiento de la legislación vigente en cuanto a devolver la morfología natural al territorio», incide Jiménez. El consejero estima, con los primeros datos que manejan, que la puesta en marcha de este plan servirá para dar cabida a los residuos inertes por un período aproximado de 20 años.

Recuento de 'minas'

Una de las primeras actuaciones desde su llegada a la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo, según señala Jiménez, «fue el de encargar un Plan de Inertes, fundamentalmente dirigido a realizar un inventario de canteras abandonadas y cerradas». Con independencia de reponer la morfología natural del terreno y darle un tratamiento medioambiental al nuevo terreno, «lo fundamental es que se eliminan unos vertidos que no están dando muchos problemas» y colapsando los vertederos autorizados.

El resultado de canteras fue de 233 explotaciones abandonadas, «además de otras 28 zonas degradadas que se pueden recomponer con inertes», señala el consejero. El encargo del inventario conllevaba también «el diagnóstico de idoneidad de la cantera para ser sometida a un relleno», además de cuantificar el volumen que cada una de ellas es capaz de soportar.

No todas las canteras que no están sometidas a explotación «pueden tener el mismo tratamiento», señala José Jiménez, que puntualiza que las áreas «que se hallan en zonas protegidas deben tener trato distinto a las que están en terreno rústico».

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