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TURCÓN - Ecologistas en acción

No sin mi palmera

No sin mi palmera La Provincia, 15-8-2004

La calle Torres Quevedo de Las Palmas de Gran Canaria sufre desde el martes una especie de fiebre ´antipalmericida´. Plegarias nocturnas con velas y todo, camisetas con leyendas alusivas al Día D, el 10 de agosto, en que cayeron las primeras nueve washingtonias, del tipo Nunca mais pero en canario; vigilancia de 24 horas con la posible incorporación de las últimas innovaciones tecnológicas (una webcam), pintadas, pancartas y mucha conciencia ecológica.

No sin mi palmera.

El Ayuntamiento va a tener muy complicada una salida airosa a la ya denominada crisis de las palmeras. Los concejales del PP que se han quedado de guardia en agosto no quieren hablar del asunto por mucho que intenten convencer a los periodistas que el debate del mes es la Base Naval. De momento, la calle Torres Quevedo se ha hecho fuerte en torno a las dos washingtonias que quedan en pie y que los operarios del servicio municipal de Jardines
no han podido talar porque cada vez que se acercan por allí los vecinos montan un cirio.

Lo del cirio no es un recurso literario.

A última hora de la noche de este viernes, un grupo de personas -vecinos de la calle y playeros en general- organizó una plegaria con velas encendidas alrededor de las dos palmeras supervivientes, para más señas situadas en el tramo entre Joaquín Costa y Tomás Miller. "Estaban tomando una cerveza en la avenida y se les ocurrió", explicaba ayer un testigo de los hechos. Pero tanta devoción no es aislada y tiene sus consecuencias. Como sucede con los grandes sucesos que de pronto despiertan las fibras más sensibles de la humanidad, ya hay quien ha tenido la ocurrencia de patentar una especie de merchandising con el no sin mi palmera como motivo central. Ya hay camisetas serigrafiadas con un par de frases alusivas al 10-A (el día de autos): "Palmericidio más nunca" y "Talar la estupidez" son, por ahora, las leyendas escogidas. Ayer mismo varias personas lucían la nueva moda en las inmediaciones de la playa.

Y mientras crece la leyenda de las washingtonias supervivientes, la calle Torres Quevedo se asemeja cada día más a un santuario. A las camisetas reivindicativas y la plegaria nocturna se suma una suerte de pancartas y pintadas que recuerdan a todo el que pasea por allí que el dolor por el palmericidio sigue vigente y que ay del que toque la pareja que sigue en pie en la zona cero. De momento, nadie se atreve.

La sacralización de la calle Torres Quevedo y sus dos palmeras ya atrae su propio turismo. Cada día pasan por allí bastantes curiosos, algunos incluso provistos con sus cámaras digitales. Uno de ellos, el concejal socialista Roque Díaz, captó ayer a mediodía una imagen que, según él mismo, "demuestra que quien trae la inseguridad es [el concejal de Zonas Verdes] Antonio Naranjo". Efectivamente, los bolardos instalados por el edil en la calle para combatir el narcotráfico bloquearon la entrada de un vehículo de bomberos para un servicio rutinario.

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