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TURCÓN - Ecologistas en acción

El "nuevo" Agaete

El "nuevo" Agaete Angel Tristán Pimienta

La Provincia, 19-9-2004

Un grupo de vecinos de Agaete ha decidido pasar a la acción y se ha unido en una Plataforma contra la variante del Puerto de Las Nieves. Dicen que había otras alternativas más razonables, más ´blandas´, que no dividirían en dos al pueblo. Son partidarios de una circunvalación que rodee el casco y que permita a los vehículos que quieren acceder a los ferrys entrar directamente en el muelle. Un dique que, dicho sea de paso, va a ser ampliado
gracias al éxito del puente marítimo con Tenerife. Otras personas - que también pueden estar en este grupo de oposición- han comenzado a protestar por lo que consideran que es un cambio radical del ´ser´ de la villa marinera. Todas sus tradicionales señas de identidad, o al menos las más importantes, van a desaparecer para siempre, como ya ha desaparecido la imagen del atardecer desde el Paseo de los Poetas, tragada por la enorme mole de un dique de abrigo construido en el sitio más inoportuno del Noroeste.

La acelerada urbanización de los terrenos libres se ha complementado con una serie de construcciones, como el nuevo Instituto, que se alza afrentoso y mamotrético en otro lugar impensable desde todos los puntos de vista: situado al lado del recoleto cementerio su estructura produce el efecto de elefante en una cacharrería.

Pero es un símbolo: si Agaete consiguió un lugar en la leyenda insular como pueblo culto y respetuoso con el medio ambiente y el paisaje, con su estética blanca que envolvía primorosamente las humildes casas, ahora ha abierto las puertas de una ´modernidad´ traducida como simple desarrollismo vulgar. Estos, dice la frase de moda, son malos tiempos para la lírica, en todas partes: recuérdese si no la ´desfeita´ - en gallego, pero se entiende- que prepara el Ayuntamiento de Telde con el Palacio de la Cultura cuyo gigantismo abruma a los concejales mixturados del PP y Ciuca. Por supuesto no sienten el mismo vértigo ante la grandiosidad de Alcampo, Leroy Merlín, Makro o las naves comerciales de sus pujantes polígonos industriales. Son conceptos. Maneras de entender la vida, el sindicato y el municipio.

En Agaete lo que ocurre es que la derecha tiene su peculiar forma de valorar el territorio: hay valores que no rentan y valores que sí. Aunque los ciudadados no se den cuenta, porque es dificil visualizar la globalidad cuando la actualidad se echa encima como un alud, lo que está sucediendo es que se ha cambiado el modelo. En algún arcén ha quedado el desarrollo sostenible, la poesía, la inquietud cultural, una cierta idea comunal de la sociedad, traducida en sus fiestas y su dinamismo cultural de base... tomando su lugar el metro cuadrado. La concepción estratégica se ha modificado: se ha entrado en la era de la ´licencia municipal´.

El destino de Agaete a medio plazo no será el de una población con personalidad propia y su abanico de singularidades aunando fuerzas y esfuerzos.. Se ha elegido, y quizás no se sepa, ser un barrio dormitorio de la capital. Las distancias tienen su razón de existir: la distancia protege a la comunidad, al campo, a los pinares... El equilibrio de los kilómetros hace Isla. En el momento en que Agaete esté a 15 minutos de Las Palmas de Gran canaria el proceso será imparable: vendrá la urbanización masiva, los adosados, las tres plantas,
luego las cuatro... según vaya comiéndose el suelo disponible y especulable. Es en este contexto donde cobra sentido que la nueva vía al litoral sea de penetración y no de circunvalación.

El general Wesley K. Clark, ex comandante supremo de la OTAN en Europa, explica con gran claridad en su libro "¿Qué ha fallado en Irak" (Ed. Crítica, 2003) lo que es la táctica de Hutier, aplicada ya en la primera Guerra Mundial y desarrollada por EEUU en Irak: "Tómese un punto y ábrase una brecha en las líneas defensivas; penétrese dentro de las principales defensas del enemigo y vaya ampliándose el hueco; combátase en sus flancos, y en su retaguardia; no deben realizarse ataques frontales..." La situación puede visualizarse perfectamente en las modernas conquistas urbanísticas. Ayuntamiento y Consejería se disponen a abrir una brecha, a penetrar por ella gracias a la carretera proyectada, a ir progresando
por los flancos y a asegurarse la retaguardia. Esto no es necesariamente malo si consideramos la acción aislada de todo contexto. El problema radica en saber si la gente de a pie de Agaete lo sabe, si entiende lo que se le viene encima; y si el resto de la Isla, porque toda la isla es de todos los isleños, también lo han comprendido. ¿Han asumido la transformación
y, es importante, el ritmo de la operación? Porque no es lo mismo un crecimiento estable, progresivo, que pueda digerirse sin los síntomas del empacho, que uno acelerad; no es igual un desarrollo planificado por las múltiples variables de la política urbanística que uno centrado sólo en el máximo aprovechamiento del terreno.

Se pueden hacer muchas cosas para engancharse al tren del progreso. Pero en este caso se está actuando "a la zorrúa", en una estrategia de hechos consumados que a lo mejor, o a lo peor, no es lo que la mayoría piensa, ni lo que quiere.

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