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TURCÓN - Ecologistas en acción

Los 25 años más verdes de Alemania.

Los 25 años más verdes de Alemania. Los 25 años más verdes de Alemania

Los alemanes son únicos pergeñando formatos para encarar el mundo y, tras nacionalismo, socialismo, fascismo y democracia cristiana, hace 25 años ofrecieron al mercado político Los Verdes, de nuevo con éxito. Frescos, innovadores y demagogos, así son ellos.

TEXTO: RAMIRO VILLAPADIERNA CORRESPONSAL de ABC

BERLÍN. Querían la paz a trompadas con la Policía, algo no contradictorio a determinadas edades, y terminaron hace cinco años llamando a combatir por la paz en el Balcán. No es el único giro de 180 grados de aquellos muchachos que llegaron con ponchos y zapatillas de deporte a la política real, pero tampoco son los únicos que han tenido que adaptar la imaginación al poder, antes que el poder a la imaginación. Antiautoritarios y asamblearios, los herederos del Berlín del 67 y del París del 68 resolvieron en 1980, una vez autoliquidado el factor RAF, entrar en el juego parlamentario e influir en el sistema desde dentro. Pasados los años verdes del partido Verde, en 1998 desembarcaron en el Gobierno federal, de la mano de un socialdemócrata con más ambición que ideología y la cura de poder no les ha hecho mal. Eran ecopacifistas, liberales, feministas, cristianos comprometidos, grupos cívicos, folclóricos, trotskistas, anarcos, anti exportación de armas, pro derechos humanos, acompañados por algún artista y algún intelectual como Heinrich Böll. En un ámbito donde las ideologías se expresan por colores (negro: democristianos; rojo: socialdemócratas; amarillo: liberales) el cuarto color del espectro solar fue el elegido por los hijos de la postguerra, que no aceptaron el papel de sus padres, socialistas y democristianos, en el nazismo. Si el verde era además el color de la esperanza en un mundo mejor y el de los árboles antes de la lluvia ácida, también era el de la inmadurez; tardaron en hacerse respetables y, sobre todo, concretos, abandonando el «todos y nadie hablan en nombre del partido» por una organización de partido, que sigue teniendo una impronta de democracia de base y «un y una» copresidentes. Integrados El politólogo de adopción berlinesa Ignacio Sotelo explicaba a este diario que, desde que los Verdes «han aceptado ser un partido de Gobierno, con ambición de ejercerlo», «una alternativa al sistema ya no puede venir de ellos». Al través del tándem Schröder-Fischer, los Verdes se reconciliaron con sus hermanos mayores del SPD, de donde se habían escindido en los años 70, y hasta lo empiezan a hacer con sus padres de la CDU, con emergentes iniciativas de coalición. «Ecologista, democrático de base, social, sin violencia», rezaba la pancarta que presidió el congreso fundacional, el 13 de enero de 1980, en la suroccidental e industrial Karlsruhe. Los asamblearios habían llegado de toda Alemania con un colchón y una sandía por toda logística. Fischer, el hoy vicecanciller, ni siquiera estaba por allí: no creía en el parlamentarismo. Pero en 1985 fue el primer verde en jurar cargo como ministro regional en Hesse. El fenómeno Fischer El portavoz del mayo parisino, el hoy verde Cohn-Bendit, ve a Fischer tan providencial para los verdes como lo fue Kohl para la CDU: «Su historia personal y capacidad política han demostrado cómo se puede hacer, de un radical alternativo, un digno representante de la república». El aura de Fischer ha logrado superar sangrantes diatribas entre «fundamentalistas» y «realistas», la crisis de la reunificación e incluso, en una apasionante vuelta de tuerca política, el envío del ejército a la guerra. Hoy se encuentran cómodos en el poder, tienen un electorado urbano, entre alternativo, comprometido y liberal, y con un 10 por ciento se han convertido en tercera fuerza y envidiada bisagra política. Es difícil por tanto predecir su próxima salida del Gobierno pero aún más su futuro lejos del Gobierno. Sin embargo, la andadura ha sido extenuante, y es sintomático el destino de algunos de sus fundadores: Petra Kelly, asesinada por su novio el ex general Gert Bastian; éste, suicidado; Hasenclever, asesor de los liberales (FDP), ve a Los Verdes «aburridos y estatalistas» y «hoy todos los partidos son ecologistas»; Rainer Trampert, en la oficina del paro: «Carezco de toda influencia política, sobre todo entre Los Verdes». «Completamente normales» «El poder ha dejado agotados a Los Verdes y a sus seguidores», lamenta el Tageszeitung, el diario berlinés de la izquierda alternativa. «Se han vuelto perezosos», decía el miércoles Cohn-Bendit en páginas de Die Welt, aunque tal vez quería decir «aburguesados». El titular del Frankfurter Allgemeine Zeitung sobre el aniversario puede haber sido de los más dolorosos para los hoy cincuentones verdes: «Un partido completamente normal».

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