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EL "EFECTO SUMIDERO" DEL OCÉANO ATLÁNTICO

EL "EFECTO SUMIDERO" DEL OCÉANO ATLÁNTICO Extractado de la revista universitaria "El Digital"-abril 2005.

Desde Inglaterra hasta Sudáfrica. El Grupo de Investigación de Química Marina de la ULPGC estudiará los próximos cinco años esta ruta norte-sur de la superficie marina del Océano Atlántico con el fin de determinar el contenido de dióxido de carbono y oxígeno, su salinidad y su temperatura. Es un proyecto europeo compuesto por 35 grupos de investigación de 15 países que pretende servir como base para el estudio del cambio climático en el mundo.


Ruta de estudio en el Programa Carboocean

El Grupo de Investigación de Química Marina (QUIMA) de la ULPGC colaborará en el proyecto europeo CARBOOCEAN, que se pone en marcha este mes con la participación de 35 grupos de investigación procedentes de quince países, y cuyo objetivo es “determinar el flujo de dióxido de carbono entre la atmósfera y el Océano Atlántico”, explicó el director del Grupo, el químico Melchor González. Se trata de un proyecto pionero a gran escala que servirá de base para el estudio del cambio climático en el mundo, ya que el Océano funciona como “un pulmón atmosférico del Planeta”.

“Nuestro Grupo estudia cómo se ha ido incrementando el contenido de dióxido de carbono en la atmósfera y cómo lo incorporan las aguas superficiales del medio marino”, comenta Melchor González. “A este proceso natural se le denomina ‘efecto sumidero’ del Océano”.

En este proyecto europeo, que se desarrollará desde el 2005 y hasta el 2009, la participación de la ULPGC resulta de gran interés, puesto que será el único grupo que se centre en la ruta norte-sur del Océano Atlántico. El Grupo QUIMA cuenta, para ello, con la colaboración de la empresa Mediterranean Shipping Company (MSC), que permite que en uno de sus buques, El Martina, se instale un sistema de observación químico de la atmósfera y del agua superficial durante toda la ruta que realiza habitualmente, desde Inglaterra hasta Sudáfrica, pasando por las Islas Canarias. “Este sistema de observación nos permitirá determinar con una periodicidad mensual el contenido de dióxido de carbono en la superficie marina, la temperatura, su salinidad, y el contenido de oxígeno y clorofilas”.

Avanzados aparatos de medición

El Grupo QUIMA es el único grupo de trabajo español, junto con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que integra este macro proyecto europeo. Además, también será el único que estudie el Océano Atlántico desde el hemisferio norte al sur, por lo que su participación es una de las más destacadas.

Su labor se haría casi imposible sin la adquisición de avanzados aparatos de medición que se incorporarán a partir de este mes en El Martina con el fin de disponer de los datos a tiempo real cada día del mes durante los próximos cinco años. El barco dispondrá de un sensor de salinidad, cuatro sensores de temperatura, uno de fluorescencia del agua de mar para medir la clorofila, un sensor de oxígeno y un complejo sistema de determinación de dióxido de carbono tanto en la atmósfera como en el agua del mar. Además, al barco también se incorpora una Estación Meteorológica, “ya que el viento es un parámetro de vital importancia en el control del flujo atmósfera-océano”, un sistema de GPS (posicionamiento) y un sistema Iridium que permite el envío de datos al laboratorio en tiempo real.

A 60 millas de Gran Canaria

Situación geográfica de la Estación de Series Temporales Oceánicas en Canarias

Desde hace ya varios años, el Grupo QUIMA estudia la evolución mensual del contenido de dióxido de carbono en la región canaria. En un punto del Océano Atlántico, a 60 millas al norte de Gran Canaria, se sitúa la Estación de Series Temporales Oceánicas en Canarias (ESTOC). El Grupo, junto a responsables del Instituto Canario de Ciencias Marinas (ICCM), visita mensualmente este punto del océano para medir distintos parámetros físicos, químicos y biológicos de esta zona cuya peculiaridad es su lejanía de la influencia costera. Estas visitas permiten controlar la evolución de los parámetros antes mencionados a través del paso del tiempo y, concretamente, por parte del grupo QUIMA, el incremento del dióxido de carbono en la atmósfera y en la superficie del agua. “Desde 1995 hemos visto cómo ha ido aumentando de forma importante la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera”, comenta el profesor Melchor González. Y es que desde el siglo XVIII, coincidiendo con el comienzo de la era industrial, el dióxido de carbono en la atmósfera ha pasado de 280 microatmósferas a unas 370 en la actualidad. Este incremento, que ha sido consecuencia de la combustión y emisión de gases, es uno de los protagonistas del denominado ‘efecto invernadero’, cuyo efecto principal se relaciona con el aumento de la temperatura en el Planeta.

El Océano ha absorbido en el momento actual un 40% del exceso de dióxido de carbono procedente de la actividad humana y mitiga sus efectos. “Se incorpora a las aguas más profundas y ahí se mantiene por períodos de cientos de años”.
Fertilizar el Océano con hierro

Laboratorio en el que se determina el hierro a niveles de traza

Otra de las líneas principales de investigación del Grupo QUIMA está relacionada con el estudio de los procesos físico-químicos de los metales en el medio marino, y concretamente en el estudio del hierro. Esta línea, que coordina la profesora Magdalena Santana, se desarrolla a través del proyecto Ecofemar, del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

“Nuestro objetivo es determinar cómo se ve afectado el proceso de oxidación del hierro por las propiedades de agua de mar”, señala Magdalena Santana. Este estudio se basa en que el hierro es un nutriente esencial en el medio marino y favorece el crecimiento y la actividad biológica, y para ello se investigan las estrategias que utiliza el fitoplancton marino para poder asimilar el hierro.

“En el laboratorio se simulan las diferentes características del agua de mar y se estudia el proceso de oxidación añadiendo compuestos específicos que interaccionen con el hierro, cambiando su estado de oxidación y su solubilidad, facilitando su incorporación a los organismos marinos”, explica Magdalena Santana. En realidad, se trata de estudios dedicados a profundizar en la fertilización del Océano a través de la adición de hierro, que aumenta la producción biológica. “Y este aspecto es importante, porque aumentar la producción biológica del Océano favorece, entre otros aspectos, la eliminación del dióxido de carbono atmosférico y la reducción del ‘efecto invernadero”.

Web y enlaces de interés:
http://www.pangaea.de/Projects/CARBOOCEAN/

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