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Síndrome del Ordenador

Síndrome del Ordenador Afecta al 80% de los jóvenes en edad universitaria

La era digital se caracteriza por la presencia de ordenadores en todos los ámbitos de la sociedad. Son parte esencial de la vida de muchos trabajadores y estudiantes. Y sin embargo, no todo lo que les rodea es positivo. En los últimos años, los médicos estudian el tratamiento de una nueva patología que parece extenderse entre los más jóvenes. Picores y fatiga visual son los síntomas más característicos del llamado síndrome de ordenador.
César Martín para Consumer.es

Más de ocho horas delante del ordenador
El 33% de los jóvenes serán miopes en 2020
¿Cómo se puede evitar la SPV?

MÁS DE OCHO HORAS DELANTE DEL ORDENADOR

Los ordenadores son una herramienta de trabajo y de ocio de primer orden en la actualidad. Satisfacen muchas necesidades y requerimientos, si bien su uso prolongado puede derivar en la aparición de problemas de salud. En este sentido, un reciente estudio elaborado por el Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia certifica que el 80% del número de jóvenes en edad universitaria padece el llamado Síndrome del Ordenador o Síndrome de la Pantalla de Visualización (SPV). Esta dolencia se da, principalmente, entre las personas que pasan más de ocho horas delante de una computadora y se manifiesta mediante el enrojecimiento de los ojos, el lagrimeo y el cansancio ocular, entre otros. Además, tiene la particularidad de que estos síntomas sólo se dan frente a un monitor. Otros informes, como el realizado por la Academia Americana de Optometría, advierten de que el uso prolongado de terminales informáticos provoca problemas de fatiga visual al 70% de los empleados que los usan en sus labores habituales.

Esta patología se puede manifestar de diferentes formas. Aunque los síntomas más típicos son los siguientes:
• Visión borrosa, visión doble, fatiga, fobia a la luz o lagrimeo.
• Sequedad, ojos rojos, pesadez y olor oculares.
• Rigidez y dolor de hombros, cuello, espalda, brazos, muñecas y mano.
• Picor en la cara, cara rojiza, hinchazón.
• Cefaleas, náuseas, mareos y vértigo.

En muchas ocasiones, los especialistas achacan esta patología a los problemas derivados de la ubicación de los equipos informáticos en el lugar de trabajo. Factores como una mala iluminación en el local o una insuficiente resolución de la pantalla de ordenador favorecen la aparición de este tipo de dolencia. Son los llamados condicionantes ergonómicos y ambientales. Desde Osalan, Instituto vasco de Salud Laboral, explican que tampoco hay que obviar que circunstancias como los reflejos, los brillos o la mala ventilación de la sala pueden incidir sobremanera en la gestación del SPV. Perjudiciales son también la suciedad de la superficie del monitor o la acumulación de calor en el espacio donde se encuentra la pantalla.

Al respecto, los oftalmólogos aconsejan que el monitor esté inclinado hacia atrás cinco o diez grados respecto a la vertical, porque la tendencia del usuario es a trabajar con la cabeza un poco más baja de lo habitual. También apuntan a que los contenidos que aparecen en la pantalla deberían estar un poco por debajo de la línea de la mirada. En cuanto a la iluminación ambiental, aconsejan que ésta no se base en un solo fluorescente porque produce un parpadeo inapreciable. Debe haber una pareja, y cuando se funde uno de ellos, conviene cambiar los dos a la vez.

En otras ocasiones, el Síndrome del Ordenador obedece a defectos oculares mal corregidos como la miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia, insuficiencia de convergencia o el mal uso de las lentes de contacto. Tampoco son desdeñables otros factores como el estrés o el estado de salud general del trabajador. Incluso, si no se remedian los síntomas descritos con anterioridad, éstos pueden ahondar las disfunciones visuales o derivar en la aparición de las mismas. Entonces, la solución del problema requiere de un tratamiento oftalmológico, con gafas, lentes o similares.

Evaporación de la lágrima
Sea como fuere, trabajar frente a una computadora implica que se incremente la superficie ocular expuesta a la pantalla. En términos médicos, se produce un aumento de la abertura palpebral, que provoca un mayor grado de evaporación de la lágrima. Si la pantalla está situada en una posición más elevada que la mirada, el área de exposición será mayor. Y en consecuencia, se producirá una mayor sequedad ocular, ya que también se da un decremento en la producción de lágrimas, lo que deriva, a su vez, en la aparición de la fatiga visual.
Al tiempo, se constata una menor frecuencia de parpadeo. Este parámetro, en un adulto normal, se reproduce entre 12 y 20 veces por minuto. En estudios realizados en personas sanas, se ha demostrado recientemente que frente a un ordenador, esta variable disminuye de forma notable hasta pasar a una cadencia de 3,6 por minuto. Los expertos ópticos certifican que el grado de concentración, la dificultad de la tarea visual y el esfuerzo de fijación en la pantalla influyen en esta menor frecuencia.

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