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TURCÓN - Ecologistas en acción

El viaje del emperador : cine imprescindible

El viaje del emperador : cine imprescindible El próximo día 5 de agosto está previsto el estreno en los cines del documental "El Viaje del Emperador".

Este documental, rodado en condiciones extremas, es de una belleza sobrecogedora, similar a otros estrenados en pantalla grande hasta la fecha como Deep blue.

La vida de los pingüinos emperador y su ciclo de reproducción es única en el mundo. En ella se mezclan amor, drama, valor y aventura en el corazón de la Antártida, la región más aislada e inhóspita del mundo. El guión lo pone la naturaleza, que se perpetúa desde hace milenios y que los hombres no descubrieron hasta principios del siglo XX. El Viaje del Emperador narra la historia de un pueblo dispuesto a cualquier sacrificio por dar la vida. Este pingüino es el más grande de los que existen actualmente, tras el exterminio del alca gigante por parte del hombre.

En el océano, el pingüino emperador se parece más a un delfín que a un ave. Este animal potente pero de movimientos fluidos es capaz de surgir de las profundidades como un torpedo a golpe de riñón, patinar ágilmente sobre el hielo y volver a levantarse para alzarse sobre sus patas. Pero una vez en pie, este ave de andar torpe está siempre a merced del menor obstáculo.

Pero, ¿cuál fue el motivo de que este extraño pájaro nadador abandonara el agua helada en la que se deslizaba con tanta gracia? El motivo es uno solo, primordial, esencial: la supervivencia de su propia especie. En la Antártida hay pocos sitios para elegir, porque, en invierno, en un perímetro de cien a doscientos kilómetros alrededor del continente, el mar se congela.

Al norte el mar helado, el océano y su alimento. Al sur la banquisa, desértica pero estable. Entre los dos está el pingüino emperador, andando. Andando a lo largo de cientos de kilómetros de invierno y de peligros. Andando el interminable camino que separa el alimento de su hambriento retoño. El viaje del Emperador narra esta epopeya.

Entrevista con el director

¿Cómo se le ocurrió dirigir una película como "El viaje del emperador"?
Por casualidad, claro. La historia empezó con una oferta de trabajo que decía básicamente: "biólogo investigador sin miedo a nada, listo para embarcarse catorce meses hasta el fin del mundo". Yo había cursado estudios de biología y etología y quería ser investigador. Como me gustan tanto la naturaleza y la aventura como la emoción y las condiciones extremas, la propuesta me pareció interesantísima.

Además, ya entonces se trataba de captar imágenes de pingüinos emperador, el único problema era que yo no nunca había cogido una cámara. Así que empezamos con un periodo de formación en 35 milímetros durante diez días. Después vino mi primera estancia en la base Dumont d'Urville, con dos misiones por delante: anillar los pingüinos y elaborar una lista detallada de planos para rodar. Tenía veinticuatro años.

Debutar en unas condiciones tan frías, ¿no le dio miedo?

No, porque nací en Jura, y a los tres años ya esquiaba. Eso me sirvió como toma de contacto con el frío.
La investigación acabó por dejar de interesarme, porque requería mucha lectura y sin embargo poca experiencia sobre el terreno. Después, una cosa siguió a la otra y empezaron los viajes a la Antártida. Doce años después sigo rodando por el paralelo 66.

¿Cómo nació el proyecto de "El viaje del emperador"?

El emperador es el pingüino más grande, el más bello. Primero hacía falta que yo tuviera el valor de hacer la película, y luego hacían falta los medios. Empecé por escribir la historia hace cuatro años, pero el proyecto fue muriendo poco a poco, a lo largo de los meses. Luego surgió el interés inmediato e incondicional de los productores (Bonne Pioche). Como era agosto y teníamos que salir de viaje en enero, todo empezó directamente a doscientos por hora.

A mitad del invierno la historia tomó otro rumbo. Fue de forma consensuada y tácita, pero sobre todo con un entusiasmo general tremendamente motivador; el proyecto se pasó de ser de una película para la televisión a un largometraje. De pronto se había convertido en una aventura inusual, a todos los niveles de la creación. Había una conjunción gigantesca de voluntades comunes dirigidas por una determinación y una energía comparables a las de una operación militar. A partir de ese momento todo salió bien.

Yo tenía una historia pura, simple, sin trampa, pues trata de la supervivencia, de un pueblo maldito en un lugar remoto. Sabía exactamente dónde y cuándo tenía que rodar. El guión técnico estaba preparado y la escenografía minuciosamente elaborada; sólo quedaba confiar en los actores. Sabíamos qué iba a pasar, dónde y con quién, pero no necesariamente cómo. No hay que olvidar que se trata de la Antártida y que los emperadores son animales.

¿Por qué dice que se trata de un "pueblo maldito"?

El pingüino emperador es un animal fabuloso, oceánico, grande, capaz de sumergirse a cuatrocientos metros de profundidad y permanecer en estado de apnea durante veinte minutos. Pero este animal, no se sabe por qué razón, para reproducirse tiene que pagar por todo esto viéndose obligado a andar como un penitente en plena tormenta de nieve a lo largo de kilómetros y kilómetros hasta lo más recóndito de la costa antártica, lejos del mar, para poner un huevo en el lugar menos inestable posible; obligado a ir y venir todo el invierno entre la colonia donde vive y el mar, donde está todo lo que necesita.

Y, además, sólo existen unos cuarenta lugares propicios. El pingüino emperador se encuentra en la frontera de la vida. Después de él no hay nada más. Con él rozamos los límites de la bioética. No existe ni una célula en la Antártida aparte de él. En un horizonte blanco hasta donde la vista alcanza, él es el último centinela, el último elemento de vida del planeta. Eso suponiendo que no sea un planeta en sí mismo. Porque si no estamos realmente en el espacio, ¡tampoco estamos realmente en la tierra! Nos encontramos entre la fantasía y la realidad. Pingüinos emperador, nómadas, tuaregs.

La naturaleza crea milagros. Todos los puntos de referencia han desaparecido o se han invertido en este lugar. Hasta las estaciones se han invertido. Nadie, a menos que lo haya vivido, puede imaginar lo que es un viento glacial a ciento cincuenta kilómetros por hora. Todos estos aspectos fantásticos son los que he intentado manejar. He fabricado lo irreal a partir de lo real. Con la ilusión de embarcar al espectador en la historia de la misma forma en que un padre o una madre hacen soñar a su hijo antes de que se duerma. Además, el pingüino transmite una simpatía especial. Más que un animal, a veces parece un poco "humano". Y nunca faltan noticias que nos impulsen a filmarlos: algunos años mueren hasta el ochenta por ciento de las crías.

¿Hubo algún riesgo inesperado durante el rodaje?

Sí, uno de ellos fue acercarnos a la colonia demasiado bruscamente y hacer que doscientos huevos acabaran por el suelo. Esto, más que nada, te obliga a sentirte responsable. En cuanto a riesgos de agresión, que yo sepa no nunca ha habido ninguno. Seguramente porque es un comportamiento que el pingüino no puede permitirse. Eso le robaría demasiada energía, y bastante tiene ya con sus problemas.

El pingüino emperador es un animal que tiene una relación particular con el hombre. Un día te deja acercarte y al día siguiente no. Esto viene a establecer un código de buena conducta. Si no muestras respeto, no obtienes imágenes. Tienes que llegar a un compromiso. Hay un refrán que dice: "si quieres dominar la naturaleza, obedécela"; eso te hace ser astuto.

¿Cuánto duró el rodaje?

Un año y ciento veinte horas de imágenes. El tiempo de una hibernación, el ciclo entero del pingüino emperador. Sin la menor prisa. Ni la cinta ni los hombres abandonaron el rodaje hasta que ha acabó la historia. Yo mismo he tardado otro año en recuperarme. La readaptación es larga.

El calentamiento del planeta, ¿es peligroso para el pingüino emperador?

Es innegable que, al reducirse la banquisa, el calentamiento va a facilitar la vida a los pingüinos, ya que tendrán que andar menos. Por otro lado. también tendrán menos comida. Muchas especies se alimentan de krill (las focas, las ballenas y los pingüinos por citar las más conocidas) y, al fundirse, la masa de hielo invernal hace que disminuya este krill que durante el invierno se alimenta precisamente de las algas que se quedan en el hielo. Esto demuestra claramente que un cambio climático acarrea consecuencias inmediatas.

Ficha técnica

Francia - 2005
Título original: La Marche de l'empereur
Dirección: Luc Jacquet
Productora: Yves Darondeau, Christophe Lioud, Emmanuel Priou
Productor: Bonne Pioche, National Geographic
Guionista: Michel Fessler
Fotografía: Laurent Chalet, Jérôme Maison
Música: Emilie Simon

1 comentario

Nelida Orozco Santiago -

Me fascino la película, me encantan los pingûinos se me hacen animales bastante simpáticos, sobre todo cuando caminan, ademas del aprendizaje que obtienes de la película, los animales te enseñan mucho sobre la vida. Felicidades y mucho éxito.
Saludos, desde guadalajara, México.