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TURCÓN - Ecologistas en acción

Ya se había advertido

Ya se había advertido

Angel Tristán Pimienta

La Provincia, 4-1-2006

Hace unos años, pocos, la aparición de una epidemia que destruía las ´phoenix canariensis´ sembró la alarma, tanto en los ambientes académicos como sociales. La palmera es una de las mayores señas de identidad del Archipiélago; la endémica es una de las más hermosas del mundo, con su frondosa copa redonda, que desde los años en que Europa descubrió la botánica macaronésica, figura en los mejores jardines del mundo. Se alza altiva y majestuosa en Florida, flanqueando amplias avenidas, y en Santa Marta de Ortigueira (A Coruña) en el viejo Grupo Escolar. Las Palmas de Gran Canaria se llama así por las palmeras, y no por los aguacates o los chernes, aunque el Ayuntamiento haya ´escuchimizado´ las dos palmas del escudo que se han convertido en algo así como en el esqueleto de un lenguado.

Dicho esto, fue natural la preocupación que suscitó aquel mal, que, si se propagaba, al parecer no tenía cura. De aquellos días proceden seminarios especializados, que han seguido analizando las características, el cuidado y el tratamiento de los palmerales canarios, una labor en la que el Jardín Canario Viera y Clavijo ha sido pionero. Este centro, propiedad del Cabildo, adelantado en el análisis y estudio de la riqueza vegetal del Archipiélago, que posee un banco de semillas de incalculable valor para salvaguardar las especies de toda eventualidad, ha advertido reiteradamente, como siempre lo hace, con discreción y rigor, de los peligros que se ciernen sobre las palmeras. Pero nadie les ha hecho caso. Los políticos van, como se dice hoy día, "a su bola", sólo se mueven cuando ya no hay remedio. Lo dice el refrán: "se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena", pero, siguiendo con los refranes, "a conejo ido, palos a la madriguera".

En esas estamos. Las Islas, que son un delicado ecosistema, que se ha mantenido hasta la fecha como gran reserva forestal del cuaternario precisamente porque la condición insular lo ha protegido de las plagas, se ha abierto irresponsablemente hacia fuera. Las autoridades no han puesto ninguna limitación, y en este campo, como en otros, unos pasan la pelota a tejados ajenos, cuando en realidad tan responsable es el Gobierno central como el autonómico, que no ha ejercido en este plano las competencias ´progresivas´ encomendadas en el actual Estatuto y en la Constitución. Un ejemplo paralelo de la desidia es la Ley sobre los animales domésticos, que en su día causó una gran polémica política y ciudadana. Pero pasados los fastos, los momentos estelares del debate, con las graciosas ocurrencias de algunas de las señorías, se olvidaron los buenos propósitos. Es una de las tantas leyes que no se aplican por insuficiencia normativa, y quizás cerebral.

Todos los meses, y si no se lo creen acudan a las hemerotecas o consulten con expertos, surge alguna noticia de nuevas plagas que se ciernen sobre los cultivos insulares: cuando no es el tomate, acosado por los virus, como el de la cuchara, son las papas, o los plátanos... Cada vez las enfermedades son peores, y provocan cuantiosos daños económicos. Lo que se ahorra en vigilancia y prevención se gasta, multiplicado por cientos, tiempo después, intentando paliar el desastre, la tragedia anunciada.

Ahora la Consejería de Agricultura ha decidido prohibir las podas.... Miren por donde, uno de los consejos que desde el principio han dado los jardineros y los especialistas. La moda de la poda modelo gallo kíkere es fatal, entre otras razones porque el instrumento utilizado, el hacha o la sierra, o la hoz, lo que sea, puede servir de vehículo propagador de la infección. Los viejos lo han aconsejado desde antiguo: "sólo hay que retirar la palma seca, la amarilla". Las otras deben formar copa.

Pues no se ha hecho. Como tampoco se ha presionado a Madrid para que prohiba determinadas importaciones, tanto de plantas y árboles como de animales. Precisamente por la singularidad del Archipiélago. Y no será por falta de advertencias: ¿cuánto hace que se está diciendo que hay que parar las adquisiciones indiscriminadas de palmeras en el exterior?, ¿cuánto hace que se ha dicho que es precisa una mayor vigilancia fitosanitaria en los muelles y aeropuertos?

Ahora nos topamos con la tragedia de cara. El ´picudo rojo´ no se puede matar con matamoscas ni con flix.

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