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Las emisiones procedentes del transporte aumentaron más de un 22% entre 1990 y 2003, según el último informe de la EEA

Las emisiones procedentes del transporte aumentaron más de un 22% entre 1990 y 2003, según el último informe de la EEA

Bruselas.

Las emisiones de gases de efecto invernadero, procedentes del transporte, aumentaron más de un 22% entre 1990 y 2003. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, siglas en inglés) en su informe 'Transporte y medio ambiente 2005: afrontando un dilema', presentado ayer en Bruselas. La EEA ha asegurado que, durante el año pasado, se transportaron bienes y pasajeros a mayor distancia y de forma más frecuente y que la polución causada por el transporte continúa perjudicando seriamente la salud y hace imposible conseguir los objetivos de Kioto.

Según refleja el texto, Irlanda ha experimentado un aumento del 130% en emisiones de gases invernaderos procedentes del transporte, sin contar el aéreo y el marítimo, lo que guarda relación directa con su crecimiento económico. Alemania, por su parte, ha experimentado un crecimiento de sólo un 5%, acorde con su experiencia económica.

El transporte aéreo de pasajeros fue el que creció más rápido (96% entre 1990-2002), mientras que la cuota de transporte por carretera y vías férreas permaneció constante, indica la EEA. El transporte de mercancías creció, sin embargo, menos que la economía en general, sólo en los diez nuevos Estados miembros.

Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la EEA, ha comentado que 'el transporte, especialmente el transporte por carretera, cada vez es más limpio', pero se necesitan políticas a largo plazo para animar a los ciudadanos a que cambien sus hábitos.

El transporte no es la única causa de un aire de baja calidad, explica el informe. Sin embargo, las emisiones a las que están expuestos los viandantes pueden tener un impacto serio en la salud del público en general. Según la EEA, cada vez existen más pruebas de que las partículas finas y ultrafinas que despide el tráfico en las ciudades resultan nocivas para la salud.

El informe prevé que muchas ciudades europeas continuen sin tener un aire de calidad, entre otras cosas, porque cada vez son más fecuentes los llamados 'incidentes en la capa de ozono', que se producen cuando la polución interactúa con la luz solar, causando un alto nivel de ozono en la parte más baja de la atmósfera. Además, indica que los límites de ozono establecidos para medir la calidad del aire en 2010 ya se han sobrepasado, y que los impactos en la salud son severos: 370.000 personas mueren prematuramente cada año en Europa debido a la polución del aire.

Por último, la EEA destaca la importancia de encontrar combustibles alternativos, como los biocombustibles, para reducir las emisiones totales de gases invernaderos, aunque es consciente de que su uso no se extenderá hasta dentro de muchos años.

La EEA es un organismo de la Unión Europea, que cuenta con la participación de los Veinticinco, Bulgaria, Islandia, Liechtenstein, Noruega, Rumania y Turquía y que tiene por objetivo apoyar el desarrollo sostenible del medio ambiente europeo, así como contribuir a una mejora significativa del mismo.

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