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TURCÓN - Ecologistas en acción

Virulenta respuesta del periódico El Día al anuncio de manifestación para el 27 de noviembre contra el Puerto de Granadilla

Virulenta respuesta del periódico El Día al anuncio de manifestación para el 27 de noviembre contra el Puerto de Granadilla Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos, 17-10-2004

Este domingo, 17 de octubre, el periódico El Día, el más vendido en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, ha editorializado refiriéndose al anuncio de manifestación para el 27 de noviembre, por parte de la Asamblea por Tenerife, en defensa del Puerto de Santa Cruz y contra el Crimen de Granadilla.

Como era de esperar, la reacción de este "medio de comunicación" ha sido de lo más visceral, con insultos hacia todo el que, democráticamente, defienda cualquier postura contraria a la línea editorial del periódico, que sustancialmente coincide con los intereses de los ya conocidos "Piratas del Cemento".

Es nuestra hermosa y querida isla hermana de Gran Canaria, (despectivamente el periódico siempre se suprime el "Gran") según este periódico, la que está propiciando que diferentes grupos ciudadanos se organicen en contra del más injustificado atentado contra toda la costa del estado español y, probablemente, de toda la Unión Europea. No podemos por menos los tinerfeños, al menos esa pequeñita parte de los tinerfeños a los que se refiere ese periódico como "traidores", que avergonzarnos una vez más de este disparate antidemocrático que socava, o intenta socavar, los cimientos mismos sobre los que se asienta un estado democrático, despellejando literalmente al ciudadano que discrepe sea quien sea. Desde reconocidos y prestigiosos catedráticos -algunos de ellos con premios nacionales que deberían hacernos sentir orgullosos a todos- hasta Coalición Canaria en Granadilla, pasando por los más de 56.000 ciudadanos que han firmado la mayor iniciativa legislativa popular registrada nunca antes en el Parlamento de Canarias, contra el Crimen de Granadilla y por la defensa de la penúltimas playas naturales de la isla de Tenerife, así como por la protección de unos ecosistemas costeros esenciales para el futuro de nuestra fauna marina.

No sabemos hasta qué punto la influencia de este periódico será capaz de abrir más aún una posible brecha en la sociedad tinerfeña con estos mensajes violentos, agresivos e intimidatorios. No sabemos tampoco si este tipo de mensajes están contribuyendo a que el proyecto de "Canarias" se vea cada día más inviable, cuando nos encontramos aquí solos en medio del Atlántico y deberíamos estar unidos como una piña. Pero ante mensajes de este tipo debemos ser los ciudadanos, evidentemente los políticos no lo van a hacer, los que nos revelemos contra este pensamiento que no respeta el derecho de la gente a discrepar, ataca la esencia de la democracia, acusa sin pruebas a las personas de traidores y de lo más grave que se puede acusar a nadie, que es el ir en contra del deseo de progreso de su pueblo, porque el que desea eso es sencillamente un mal nacido.

Incluso el que está "contra todo" -como descalifican ellos- debe tener su espacio y su derecho a manifestar libremente sus opiniones. Pero en el caso que ocupa y preocupa a este periódico, no sólo la gente no está contra nada sino que se ofrecen alternativas, como la ampliación del puerto de Santa Cruz que, hasta febrero de este año, era imposible hasta para ese periódico. En esencia la gente lo que quiere es que se diga la verdad, que no se mienta descaradamente, que los especuladores no se enriquezcan más aún a costa de unos recursos públicos que necesitamos para nuestra sanidad, para mejorar las carreteras que tenemos, para favorecer el transporte público, para atender a nuestros viejos como se merecen, a nuestros menores desamparados que se encuentran en una situación lamentable, para que no se sigan construyendo centros educativos como si fueran barracones para gallinas...

Pero en definitiva, detrás de todo esto, lo que nos encontramos es ante un problema democrático. El Día dice "nuestras autoridades, legalizadas por las urnas", confundiendo "legitimadas" con "legalizadas", porque en efecto ellos entienden que una vez ganadas las elecciones se está hasta por encima de la Ley. Pero eso es cuando a ellos les interesa, porque la batalla más virulenta que se ha llevado nunca antes en Canarias contra nada, la llevó El Día contra el establecimiento de la Televisión Autonómica, decisión que, acertada o equivocadamente, tomó también un Gobierno "legalizado", como dicen ellos, por la urnas. Pero en ese caso la decisión no favorecía sus legítimos intereses empresariales.

Verdaderamente lo que parece mentira, y no sabemos de dónde sacan las ganas, es que haya personas que, a cambio exclusivamente de insultos y desprecios, estemos o estén todavía dispuestos a abrir la boca en esta isla para opinar de nada. Casi que sería mejor mandarse a mudar y dejarlos que campen a sus anchas sobre la tierra que están seguros sólo a ellos les pertenece. Qué le vamos a hacer, seguramente es que seremos masoquistas. Pero sólo hasta cierto punto, cuando nos cansemos o nos terminen de hartar, le quedará a El Día perfectamente claro que nadie cobraba aquí por defender otro tipo de futuro más armónico para esta isla, y los dejaremos hablando sólo a ellos y a los que les pagan para que insulten a personas de bien de esa manera, intentando fracturar a un país en el que cada isla por su lado se iría directamente al abismo más absoluto.

Artículo 23.1 de la Constitución Española, todavía vigente, de 1978: Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.

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Editorial de El Día contra la Manifestación del 27 de noviembre.
Publicada el domingo, 17 de octubre de 2004

LOS FALSOS ECOLOGISTAS, los maniobreros y resentidos políticos, los gratificados por el Sanedrín -esto es una verdad como un templo, aunque alguien lo dude- y hasta el agitador lagunero que se desmelenó contra EL DÍA porque denunció la penetración en la Universidad de La Laguna de sospechosos defensores de la Naturaleza, han anunciado y promueven una manifestación para el día 27 de noviembre en contra de... en contra de todo, del progreso y del futuro de Tenerife. Es una artimaña más que favorece los intereses de Las Palmas y de G. Canaria desde dentro de Tenerife; es decir, se van a movilizar contra Tenerife.

Si a nuestras autoridades, legalizadas por las urnas, les va a entrar otra vez el miedo en el cuerpo y, por ende, van a poner en peligro la Isla -peligro como el de la oscuridad que va a sufrir el Sur- les auguramos el desprecio del pueblo y la desaparición de su formación política. Pero esto sería lo de menos, lo de más sería la destrucción de Tenerife y el triunfo táctico de la tercera isla, G. Canaria, que no levanta cabeza y, por esto, no quiere que Tenerife siga avanzando.

Lo repetimos una vez más: Tenerife es la Isla mayor, la central, la más poblada, la de mayor actividad en todos los aspectos, la más bella, la más admirada... Posee lo más grandioso: un coloso como el Teide -que aún no ha explotado, pese a los deseos amarillos- y no un peñasco de pocos metros, cuyo entorno ahora denominan paraje rural. ¡Jo!

Nuestro respeto para los lectores, para la gente de bien de Tenerife y de las Islas, y nuestro desprecio para los que luchan contra su patria chica con dinero de la isla amarilla. Y esto es cierto como un templo. La táctica del Sanedrín es ahora infiltrarse en todos los sectores tinerfeños y en algunos medios de comunicación vendidos y pagar para impedir que Tenerife progrese. ¡Otro templo!

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Mucho mejor que nosotros describía esta semana pasada, concretamente el martes 12 de octubre, este tipo de editoriales de El Día el comentarista Alfonso González Jerez en la Opinión de Tenerife, viniendo a decir que el fundador de El Día, Leoncio Rodríguez, se sentiría avergonzado e insultado con estas editoriales que "...exhalan un nauseabundo tufo antisemita y conspiranoico...".

Insultar a don Leoncio

Alfonso González Jerez

Se insulta y se execra la memoria y el espíritu de don Leoncio Rodríguez, fundador y director de La Prensa, el primer gran periódico de la modernidad tinerfeña, el periodista y escritor al que la dictadura franquista le secuestró la obra de su vida y le envió al silencio más cruel y amargo, cuando se escriben editoriales que son un repulsivo estercolero de insultos. Insultos a los profesionales que trabajaron durante años, lustros o décadas para un periódico. Insultos contra el resto de periódicos del Archipiélago. Insultos enhebrados con una gramática escolar y una sintaxis tartamuda contra los colaboradores de otros medios de comunicación. Insultos zafios contra cualquier periodista que disienta o que, no tome en consideración, una visión tan ágrafa como agorafóbica de la sociedad tinerfeña, nutrida de una ramplona ideología aldeana, pleitista, catastrofista y mesiánica, con tintes de xenofobia y racismo. Una visión ideológica profundamente conservadora, clasista y aperejilada de un Tenerife que jamás existió y que no tiene ninguna relación con el Tenerife actual, complejo y problemático como toda sociedad desarrollada, salvo la de la caricatura.

Se insulta y se execra la memoria y el espíritu de don Leoncio Rodríguez cuando se practica la agresión más garbancera contra la crítica social, cuando se condenan las opiniones y movimientos críticos como algaradas subvencionadas por el oro de una fantasía grotesca, el Sanedrín, una locución ridícula, pero que exhala un nauseabundo tufo antisemita y conspiranoico, cuando se anuncia que en todos los rincones tinerfeños pululan miles de alborotadores a sueldo de tenebrosos poderes grancanarios, cuando se arroga con pueril histrionismo la representación exclusiva y excluyente de los intereses tinerfeños, cuando se practica la amenaza chulesca y la admonición chocarrera, cuando se llega al dislate de afirmar que si Tenerife se hunde en el abismo de sus delirios apocalípticos "nuestro periódico seguirá en la cúspide de la defensa y del éxito".

Pero se insulta y se execra la memoria y el espíritu de don Leoncio Rodríguez, sobre todo, cuando se demuestra una incapacidad tan palmaria para leer y escribir correctamente, cuando se evidencia una enemistad tan radical con la palabra escrita, cuando se lanzan advocaciones a Dios y a la Virgen de Candelaria para continuar alanceando a los infieles, cuando se asume un caudillismo mediático que nadie reconoce, cuando se cae reiteradamente en el ridículo público más estruendoso e hilarante, cuando se falta a la verdad en las cifras de venta propias y las de la competencia, cuando se confunde la egolatría estéril con el patriotismo de campanario, cuando, en definitiva, ni siquiera se sabe redactar una editorial, y se le sustituye por las alucinaciones, profundamente irresponsables, de un heredero cuyo único mérito periodístico consistió, hace ya muchos, quizás demasiados años, en comprar todas las acciones de una empresa editora a sus familiares, y consagrarse como el perito comercial más festejado, arrullado y enmedallado en toda la historia de Canarias.

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