Blogia
TURCÓN - Ecologistas en acción

Operación "Silestone duradero"

Operación "Silestone duradero" José Naranjo

Estoy asustado.

Mi vecino ha escogido los meses de agosto y septiembre para hacer obras en su casa y llevo varias semanas en un sin vivir. Lo primero que me he propuesto es delimitar mis aceras jurisdiccionales, no sea cosa de que luego venga el tipo y me plante un contenedor de escombros en la puerta. A la mínima que mi Servicio Secreto detecte un balde mal puesto o un tablón asomando, le mando un misil preventivo que se va a enterar.

La operación de resistencia, que se va a llamar "Silestone Duradero", implica, ya lo sé, mucha paciencia y noches sin dormir. Informes previos apuntan a la existencia de un potente arsenal de armas químicas en el solar objeto de reformas, además de agentes bacteriológicos a lomos de cucas, ratas y otros vehículos menores.

Ante la superioridad teórica del agresor, he decidido abrir una vía de negociación. He pedido a mi vecino que haga la obra más chica, que la reduzca a la mitad eliminando algunos sillones del salón o parte de la caja de escalera, que si con el Palacio de Cultura de Telde pudieron hacerlo, por qué no, pero de momento no ha accedido a mis ruegos.

La otra posibilidad que barajo es construir un muro de protección entorno a su propiedad para que no pueda salir de allí sin mi permiso. Y si en La Haya se quejan, aviso a mi primo, el del ático, y le endilgamos entre los dos un bombardeo selectivo que no deja títere con cabeza.

Ante mis constantes amenazas de resistir hasta el final, mi vecino el tendero se ha inclinado por someter su gestión al frente de su casa mediante un referéndum con la pregunta: "¿Debemos hacer reformas en casa o no?". A pesar del aplastante triunfo del sí, no voy a cejar en mi empeño. Mi calle es mía y no vendrá nadie a discutirlo. Y si no me vende las pipas, se las expropio y punto.

0 comentarios