Elefante: el gigante africano
Elefante: el gigante africano
Menos de medio millón de elefantes es lo que queda del brillante pasado de un animal que ha simbolizado como ningún otro la fuerza de África. Furtivos en busca del codiciado marfil, pérdida de hábitat y conflictos, cada vez más frecuentes, con una población humana en constante crecimiento han exterminado a la especie en seis países. Mientras tanto, a pesar de estrictos controles internacionales, los mercados de medio mundo siguen comerciando con los colmillos de estos seres extraordinarios.
El antepasado más lejano del elefante data de hace unos cincuenta millones de años. Dejó como descendientes evolutivos unas trescientas especies de mamíferos con colmillos y trompa, de las que actualmente quedan sólo dos, los mayores animales terrestres que existen: el elefante africano (Loxodonta africana) y el elefante asiático (Elephas maximus). Ambos han evolucionado de forma separada durante millones de años y se diferencian por el tamaño y otros detalles morfológicos, como el contorno de la espalda, cóncavo en el africano y convexo en el asiático, así como las orejas más grandes y la trompa más rugosa en el primero.
Del africano, los científicos han descrito dos subespecies: el de sabana (L. a. africana) y el de bosque (L. a. cyclotis). El primero es mayor y los colmillos se dirigen hacia delante, mientras que en el segundo los colmillos se dirigen hacia abajo. Estudios morfológicos y genéticos que aún no han finalizado sugieren que en breve podrían ser catalogados como especies diferentes. Hay también investigadores que han constatado casos de hibridación entre ambas subespecies en zonas de sabana que limitan con el bosque de la República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda.
La especie ocupaba antaño toda África, a excepción de las áreas desérticas. En la actualidad, sobrevive en más de treinta países, pero ha desaparecido recientemente de seis: Mauritania, Gambia, Yibuti, Burundi, Lesoto y Suazilandia (país donde ha vuelto a ser reintroducido en tiempos recientes).
Menos de medio millón de elefantes es lo que queda del brillante pasado de un animal que ha simbolizado como ningún otro la fuerza de África. Furtivos en busca del codiciado marfil, pérdida de hábitat y conflictos, cada vez más frecuentes, con una población humana en constante crecimiento han exterminado a la especie en seis países. Mientras tanto, a pesar de estrictos controles internacionales, los mercados de medio mundo siguen comerciando con los colmillos de estos seres extraordinarios.
El antepasado más lejano del elefante data de hace unos cincuenta millones de años. Dejó como descendientes evolutivos unas trescientas especies de mamíferos con colmillos y trompa, de las que actualmente quedan sólo dos, los mayores animales terrestres que existen: el elefante africano (Loxodonta africana) y el elefante asiático (Elephas maximus). Ambos han evolucionado de forma separada durante millones de años y se diferencian por el tamaño y otros detalles morfológicos, como el contorno de la espalda, cóncavo en el africano y convexo en el asiático, así como las orejas más grandes y la trompa más rugosa en el primero.
Del africano, los científicos han descrito dos subespecies: el de sabana (L. a. africana) y el de bosque (L. a. cyclotis). El primero es mayor y los colmillos se dirigen hacia delante, mientras que en el segundo los colmillos se dirigen hacia abajo. Estudios morfológicos y genéticos que aún no han finalizado sugieren que en breve podrían ser catalogados como especies diferentes. Hay también investigadores que han constatado casos de hibridación entre ambas subespecies en zonas de sabana que limitan con el bosque de la República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda.
La especie ocupaba antaño toda África, a excepción de las áreas desérticas. En la actualidad, sobrevive en más de treinta países, pero ha desaparecido recientemente de seis: Mauritania, Gambia, Yibuti, Burundi, Lesoto y Suazilandia (país donde ha vuelto a ser reintroducido en tiempos recientes).
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