El PP propone la construcción de nuevas nucleares
El Mundo
El PP propone la construcción de nuevas nucleares para asegurar el
suministro
MADRID.- Llegó el momento de hablar a las claras de la energía nuclear. La
complicada situación que atraviesa el mercado eléctrico y las alarmantes
previsiones de futuro (por culpa del petróleo) obligarán a abrir un debate
en profundidad sobre este tipo de centrales. El primero en manifestar su
postura será el Partido Popular. Tras el verano, la formación liderada por
Mariano Rajoy expondrá su visión de los problemas energéticos actuales. Y la
principal conclusión de su análisis será que España debería replantearse la
apertura de nuevos reactores.
El PP ya está trabajando en un documento que será difundido a la vuelta de
vacaciones. Al frente del proyecto están el diputado popular y ex secretario
de Estado de Energía, José Folgado; y el secretario de Economía y Empleo del
PP, Miguel Arias Cañete.
Folgado es el artífice de la planificación energética vigente en España, que
superó el trámite parlamentario sin oposición y cuyas bases ha mantenido
intactas el PSOE. Y como tal, se está encargando de exponer los
planteamientos del PP sobre la energía nuclear. En octubre de 2004, el
diputado dejó entrever la visión favorable de su partido en una conferencia
en el Iese. Y el próximo miércoles volverá a plantear el tema, esta vez con
más detalle, en los cursos de verano de la Unversidad Complutense en El
Escorial.
La postura de Folgado es la siguiente. Las medidas de ahorro energético y la
apuesta por el gas y las fuentes renovables no están garantizando
suficientemente la seguridad del sistema eléctrico.A ello hay que añadir la
exigencia de recortar las emisiones contaminantes para cumplir con el
Protocolo de Kioto.
Otras opciones
Ambos factores, según los populares, ponen de manifiesto dos necesidades.
Por un lado, elevar la vida útil de las centrales nucleares españolas desde
40 a 60 años, obviamente, con las exigencias que establezca el Consejo de
Seguridad Nuclear. Por otro, estudiar detenidamente la posibilidad de
construir nuevos reactores o, al menos, de ampliar la potencia instalada
reforzando las centrales ya existentes. «La política energética debe ser
realista, analizando y dando respuesta a las limitaciones de partida -sean
de orden físico, ambiental o incluso político- que tiene el uso de las
diferentes tecnologías de generación eléctrica», asegura José Folgado.
En la actualidad, según la estadística de la patronal Unesa, las centrales
nucleares produjeron el 22,8% de la electricidad consumida en 2004. Sólo les
hizo sombra el carbón, con el 28,7%.El resto de fuentes de generación está
por debajo: renovables (19,8%), gas natural (20,8%) y productos petrolíferos
(7,9%).
La polémica está servida, puesto que la energía nuclear tiene tantos
defensores como detractores. A un lado, gran parte de las empresas
eléctricas y un amplio sector del PP, que insisten en las dos principales
virtudes de este tipo centrales: el coste de generación es muy barato y no
contaminan. Al otro, los grupos ecologistas y los votantes de la izquierda
más verde, quienes recuerdan los peligros que entraña este tipo de
instalaciones y la falta de una solución para el problema de los residuos.
En medio queda el PSOE, cuya postura al respecto empieza a tambalearse, tras
la aparición de problemas inesperados en el mercado energético.La página 116
del último programa electoral socialista (con el que acudió a los comicios
del 14-M) es bien explícita: «Mantendremos nuestro compromiso de sustitución
gradual de la energía nuclear por energías más seguras, más limpias y menos
costosas, que se llevará a cabo de forma ordenada en el tiempo, dando
prioridad a la garantía de seguridad y con el máximo consenso social».
Tabú en el PSOE
El problema es que el escenario energético de marzo de 2004 era menos
complicado que el actual. Todas las materias primas utilizadas para generar
electricidad se han disparado. Sirva el ejemplo del petróleo, que acumula
una revalorización cercana al 60%.Esta situación ha llevado al Gobierno en
los últimos días a referirse en términos positivos a la energía nuclear; un
tema, hasta ahora, poco menos que tabú en las filas socialistas.
El ministro de Industria, José Montilla, precisó el pasado miércoles que el
cierre de los reactores «se ha de llevar a cabo teniendo en cuenta también
la disponibilidad de otras fuentes energéticas que permitan garantizar un
suministro de calidad y que no supongan un incremento de la emisión de gases
de efecto invernadero».Montilla no sólo se pronunció de manera favorable. El
ministro fue más allá y anunció la apertura de una mesa de diálogo en la que
expertos, empresarios y grupos parlamentarios puedan poner sobre la mesa el
controvertido asunto.
Un día después, el presidente de Red Eléctrica de España y ex ministro
socialista, Luis Atienza, resaltaba el papel vital de la energía nuclear
para asegurar el abastecimiento de luz. La declaración fue interpretada en
el sector eléctrico como un auténtico globo sonda. Y es que, desde que llegó
a la presidencia de la empresa, tras el cambio de Gobierno, Atienza se ha
cuidado mucho de evitar cualquier comentario mínimamente complaciente con
tan polémica fuente de energía.
El PP propone la construcción de nuevas nucleares para asegurar el
suministro
MADRID.- Llegó el momento de hablar a las claras de la energía nuclear. La
complicada situación que atraviesa el mercado eléctrico y las alarmantes
previsiones de futuro (por culpa del petróleo) obligarán a abrir un debate
en profundidad sobre este tipo de centrales. El primero en manifestar su
postura será el Partido Popular. Tras el verano, la formación liderada por
Mariano Rajoy expondrá su visión de los problemas energéticos actuales. Y la
principal conclusión de su análisis será que España debería replantearse la
apertura de nuevos reactores.
El PP ya está trabajando en un documento que será difundido a la vuelta de
vacaciones. Al frente del proyecto están el diputado popular y ex secretario
de Estado de Energía, José Folgado; y el secretario de Economía y Empleo del
PP, Miguel Arias Cañete.
Folgado es el artífice de la planificación energética vigente en España, que
superó el trámite parlamentario sin oposición y cuyas bases ha mantenido
intactas el PSOE. Y como tal, se está encargando de exponer los
planteamientos del PP sobre la energía nuclear. En octubre de 2004, el
diputado dejó entrever la visión favorable de su partido en una conferencia
en el Iese. Y el próximo miércoles volverá a plantear el tema, esta vez con
más detalle, en los cursos de verano de la Unversidad Complutense en El
Escorial.
La postura de Folgado es la siguiente. Las medidas de ahorro energético y la
apuesta por el gas y las fuentes renovables no están garantizando
suficientemente la seguridad del sistema eléctrico.A ello hay que añadir la
exigencia de recortar las emisiones contaminantes para cumplir con el
Protocolo de Kioto.
Otras opciones
Ambos factores, según los populares, ponen de manifiesto dos necesidades.
Por un lado, elevar la vida útil de las centrales nucleares españolas desde
40 a 60 años, obviamente, con las exigencias que establezca el Consejo de
Seguridad Nuclear. Por otro, estudiar detenidamente la posibilidad de
construir nuevos reactores o, al menos, de ampliar la potencia instalada
reforzando las centrales ya existentes. «La política energética debe ser
realista, analizando y dando respuesta a las limitaciones de partida -sean
de orden físico, ambiental o incluso político- que tiene el uso de las
diferentes tecnologías de generación eléctrica», asegura José Folgado.
En la actualidad, según la estadística de la patronal Unesa, las centrales
nucleares produjeron el 22,8% de la electricidad consumida en 2004. Sólo les
hizo sombra el carbón, con el 28,7%.El resto de fuentes de generación está
por debajo: renovables (19,8%), gas natural (20,8%) y productos petrolíferos
(7,9%).
La polémica está servida, puesto que la energía nuclear tiene tantos
defensores como detractores. A un lado, gran parte de las empresas
eléctricas y un amplio sector del PP, que insisten en las dos principales
virtudes de este tipo centrales: el coste de generación es muy barato y no
contaminan. Al otro, los grupos ecologistas y los votantes de la izquierda
más verde, quienes recuerdan los peligros que entraña este tipo de
instalaciones y la falta de una solución para el problema de los residuos.
En medio queda el PSOE, cuya postura al respecto empieza a tambalearse, tras
la aparición de problemas inesperados en el mercado energético.La página 116
del último programa electoral socialista (con el que acudió a los comicios
del 14-M) es bien explícita: «Mantendremos nuestro compromiso de sustitución
gradual de la energía nuclear por energías más seguras, más limpias y menos
costosas, que se llevará a cabo de forma ordenada en el tiempo, dando
prioridad a la garantía de seguridad y con el máximo consenso social».
Tabú en el PSOE
El problema es que el escenario energético de marzo de 2004 era menos
complicado que el actual. Todas las materias primas utilizadas para generar
electricidad se han disparado. Sirva el ejemplo del petróleo, que acumula
una revalorización cercana al 60%.Esta situación ha llevado al Gobierno en
los últimos días a referirse en términos positivos a la energía nuclear; un
tema, hasta ahora, poco menos que tabú en las filas socialistas.
El ministro de Industria, José Montilla, precisó el pasado miércoles que el
cierre de los reactores «se ha de llevar a cabo teniendo en cuenta también
la disponibilidad de otras fuentes energéticas que permitan garantizar un
suministro de calidad y que no supongan un incremento de la emisión de gases
de efecto invernadero».Montilla no sólo se pronunció de manera favorable. El
ministro fue más allá y anunció la apertura de una mesa de diálogo en la que
expertos, empresarios y grupos parlamentarios puedan poner sobre la mesa el
controvertido asunto.
Un día después, el presidente de Red Eléctrica de España y ex ministro
socialista, Luis Atienza, resaltaba el papel vital de la energía nuclear
para asegurar el abastecimiento de luz. La declaración fue interpretada en
el sector eléctrico como un auténtico globo sonda. Y es que, desde que llegó
a la presidencia de la empresa, tras el cambio de Gobierno, Atienza se ha
cuidado mucho de evitar cualquier comentario mínimamente complaciente con
tan polémica fuente de energía.
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