Compostar los residuos orgánicos, un objetivo ambiental
Daniel López Marijuán
Ecologistas en Acción Andalucía
La Directiva 199/31/CE relativa al vertido de residuos exige de todos los estados miembros de la Unión Europea que elaboren una estrategia nacional para reducir los residuos biodegradables destinados a vertederos; el plazo de dos años está más que cumplido, sin que España, al igual que otros estados, haya presentado ningún compromiso para ir disminuyendo estos residuos orgánicos que contaminan aguas superficiales y subterráneas, e incrementan las emisiones de metano, uno de los gases más perniciosos en el incremento del efecto invernadero.
Por tanto, el compromiso que fija el Real Decreto 1481/2001 de eliminación de residuos en vertedero, el de no superar el 75% en peso de residuos urbanos biodegradables destinados a vertedero para julio de 2006, va a quedar completamente incumplido. ¿Por qué dar tanta importancia a unos residuos que, bien gestionado, no debieran causar contaminación? Justamente por eso, porque no se tratan adecuadamente y porque nuestros hábitos de derroche y consumismo desaforado están generando un volumen tremendo de desechos, cuyo destino manifiesto, pese a las buenas intenciones, sigue siendo el vertido. El último informe de Medio Ambiente en Andalucía nos da la cifra de que en el año 2004 la cantidad de residuos urbanos generados por los andaluces ha llegado casi a los 4 millones toneladas, lo que representa una cantidad por persona y día de kilo y medio de basura. Si el 48% de esta basura es de naturaleza orgánica, comprobaremos que casi dos millones de residuos orgánicos están siendo objeto de un tratamiento insuficiente o directamente yendo a vertederos. La propaganda oficial no puede escamotear esta situación: los objetivos del Plan Director Territorial de Gestión de Residuos Urbanos de Andalucía, obtener un 40% de la fracción orgánica tratada en forma de compost, y conseguirlo en este año 2005, no se alcanzan ni de lejos. Es cierto que se ha hecho un esfuerzo considerable en infraestructuras de tratamiento, básicamente centros de compostaje y plantas de transferencia, que, sin embargo, no se han visto acompañadas por una buen gestión ambiental.
A falta de que la Consejería de Medio Ambiente haga público el balance del Plan Territorial, podemos afirmar con contundencia que la estrategia de separar de forma diferenciada en un contenedor gris la fracción orgánica o compostable de las basuras domésticas, ha fracasado, en unos casos porque esos contenedores recogen todo tipo de basuras, y en otros, lisa y llanamente, porque no existen. Al llegar a las plantas de tratamiento la basura indiferenciada, el triaje es inadecuado, el porcentaje de rechazos es abusivo o, simplemente, se practica un by-pass para llevarla del tirón el vertedero. Un panorama desalentador, sobre todo por el volumen de recursos económicos que se están dilapidando y por la desactivación hacia los ciudadanos que se esfuerzan en separar sus basuras.
Pero los residuos orgánicos que se podrían (y deberían compostar) no son solamente los R.S.U. Al avanzar el número de estaciones depuradoras de aguas residuales, la cantidad de lodos alcanzará la cantidad de 1.250.000 toneladas al año, según estimaciones del Plan Andaluz; es decir, que cada uno de nosotros produce al día dos kilos de basura, kilo y medio que va al cubo de basura y medio a la taza de water. Con estos biosólidos existe una situación todavía más desoladora que con los R.S.U., porque en la mayor parte de los casos su destino manifiesto es el vertido o el uso sin tratamiento como abono, con los problemas de contaminación de suelos, aguas y cultivos que están provocando.
La Unión Europea sigue siendo incapaz de sacar adelante las Directivas de Lodos de Depuradora y de tratamiento biológico de los residuos biodegradables, con lo que carecemos de instrumentos normativos que pudieran arreglar este caos. Sólo recientemente ha conseguido adelantar un compromiso (documento de trabajo), en el que debate si establece un objetivo de reciclaje obligatorio o garantiza de forma prescriptiva la recogida selectiva de la fracción orgánica. Países como Alemania ya se adelantaron, regulando el compostaje domiciliario, estableciendo límites rigurosos para las sustancias nocivas del compost y reglamentando su uso para suelos agrarios, forestales y jardinería.
Recientemente, en julio pasado el Ministerio de Agricultura ha sacado un Real Decreto 824/2005 de 8 de julio, que por fin viene a regular las materias orgánicas biodegradables, estableciendo su registro, origen, composición, trazabilidad y ausencia de efectos nocivos, que esperemos sirva para dar a los abonos orgánicos (grupo 2 del R.D.) el papel que les corresponde.
Existe un proyecto Life-Medio Ambiente, de la Unión Europea, sobre procesos de compostaje y aplicación de sus productos en paisajismo, reforestación y cultivos forestales y agrícolas en Andalucía, con una inversión de un millón de , que ha obtenido estupendos resultados compostando residuos orgánicos de las basuras, de los lodos de depuración y de restos vegetales. Los resultados de la aplicación del compost obtenido en jardinería y paisajismo, como enmienda orgánica en cultivos forestales y agrícolas y como sustrato en viveros forestales, ornamentales y agrícolas, han sido muy buenos. Respecto al abonado agrícola habitual, los incrementos en la producción de tomate, fresón, algodón y vid, fueron del 7 al 76%. Además, los contenidos en metales pesados y microorganismos patógenos (Salmonella, Escherichia), no superaban los límites legales. El vigor y la resistencia a las plagas también se incrementaron, así como el crecimiento de especies forestales como algarrobos, alcornoques, encinas y pinos piñoneros. Si las operaciones de compostaje incorporaran recogidas selectivas de la basura orgánica, los estándares de calidad serían muy altos e idóneos para la agricultura ecológica. Los parámetros que intervienen en el compostaje son:
- naturaleza de los residuos
- grado de separación de éstos
- humedad
- aireación
- temperatura
- duración del proceso
Ofrecer un reciclado a los residuos orgánicos proporcionaría como mínimo cuatro ventajas :
1.Aseguraría que valiosos residuos orgánicos no fueran vertidos o incinerados; la Agencia Europea de Medio Ambiente calcula entre 120 y 150 los millones de toneladas de residuos municipales biodegradables que la Europa de los 25 genera al año.
2.Aportaría una solución al déficit de materia orgánica con un producto de calidad que remediaría los erosionados suelos españoles y europeos. En la actualidad, un 45% de los suelos europeos tiene un contenido en Carbono orgánico bajo o muy bajo (por debajo del 1-2%). En España más de 3.000 toneladas de suelo se pierden cada día: más de 23 toneladas por hectárea y año en el territorio español peninsular.
3.Evitaría la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas por al acumulación abusiva de nitratos, cuto límite máximo está en 50 miligramos por litro.
4.Reduciría el coste enorme de consumo de fertilizantes, que en el año 1999 superó por primera vez en España los
seis millones toneladas.
5.Ayudaría a combatir el efecto invernadero y el cambio climático, al evitar la emisión de gas metano en los vertederos y al ofrecer un sumidero de carbono en el compostaje de los biorresiduos.
La presencia de la materia orgánica favorece el crecimiento de las raíces y la retención del agua, dificultando por ello la erosión y la desertización. Elevar el contenido de materia orgánica de nuestros suelos hasta un mínimo del 2% de promedio, implicaría un aporte anual de 232 millones de toneladas de materia orgánica (6,5 Tn/Ha/año) durante 10 años, según el cálculo de Alfonso del Val. El compost de una planta de R.S.U. tiene una media del 33% de humedad, aportando, además, materia orgánica y elementos fertilizantes de liberación lenta. En definitiva, no hay excusa para aprovechar de forma racional y sensata un recurso que estamos dilapidando, que al no gestionarlo adecuadamente se nos convierte en un serio problema y que permitiría contribuir a resolver dos de los desafíos ambientales a los que tenemos que enfrentarnos: la desertización de nuestros suelos y el cambio climático.
Ecologistas en Acción Andalucía
La Directiva 199/31/CE relativa al vertido de residuos exige de todos los estados miembros de la Unión Europea que elaboren una estrategia nacional para reducir los residuos biodegradables destinados a vertederos; el plazo de dos años está más que cumplido, sin que España, al igual que otros estados, haya presentado ningún compromiso para ir disminuyendo estos residuos orgánicos que contaminan aguas superficiales y subterráneas, e incrementan las emisiones de metano, uno de los gases más perniciosos en el incremento del efecto invernadero.
Por tanto, el compromiso que fija el Real Decreto 1481/2001 de eliminación de residuos en vertedero, el de no superar el 75% en peso de residuos urbanos biodegradables destinados a vertedero para julio de 2006, va a quedar completamente incumplido. ¿Por qué dar tanta importancia a unos residuos que, bien gestionado, no debieran causar contaminación? Justamente por eso, porque no se tratan adecuadamente y porque nuestros hábitos de derroche y consumismo desaforado están generando un volumen tremendo de desechos, cuyo destino manifiesto, pese a las buenas intenciones, sigue siendo el vertido. El último informe de Medio Ambiente en Andalucía nos da la cifra de que en el año 2004 la cantidad de residuos urbanos generados por los andaluces ha llegado casi a los 4 millones toneladas, lo que representa una cantidad por persona y día de kilo y medio de basura. Si el 48% de esta basura es de naturaleza orgánica, comprobaremos que casi dos millones de residuos orgánicos están siendo objeto de un tratamiento insuficiente o directamente yendo a vertederos. La propaganda oficial no puede escamotear esta situación: los objetivos del Plan Director Territorial de Gestión de Residuos Urbanos de Andalucía, obtener un 40% de la fracción orgánica tratada en forma de compost, y conseguirlo en este año 2005, no se alcanzan ni de lejos. Es cierto que se ha hecho un esfuerzo considerable en infraestructuras de tratamiento, básicamente centros de compostaje y plantas de transferencia, que, sin embargo, no se han visto acompañadas por una buen gestión ambiental.
A falta de que la Consejería de Medio Ambiente haga público el balance del Plan Territorial, podemos afirmar con contundencia que la estrategia de separar de forma diferenciada en un contenedor gris la fracción orgánica o compostable de las basuras domésticas, ha fracasado, en unos casos porque esos contenedores recogen todo tipo de basuras, y en otros, lisa y llanamente, porque no existen. Al llegar a las plantas de tratamiento la basura indiferenciada, el triaje es inadecuado, el porcentaje de rechazos es abusivo o, simplemente, se practica un by-pass para llevarla del tirón el vertedero. Un panorama desalentador, sobre todo por el volumen de recursos económicos que se están dilapidando y por la desactivación hacia los ciudadanos que se esfuerzan en separar sus basuras.
Pero los residuos orgánicos que se podrían (y deberían compostar) no son solamente los R.S.U. Al avanzar el número de estaciones depuradoras de aguas residuales, la cantidad de lodos alcanzará la cantidad de 1.250.000 toneladas al año, según estimaciones del Plan Andaluz; es decir, que cada uno de nosotros produce al día dos kilos de basura, kilo y medio que va al cubo de basura y medio a la taza de water. Con estos biosólidos existe una situación todavía más desoladora que con los R.S.U., porque en la mayor parte de los casos su destino manifiesto es el vertido o el uso sin tratamiento como abono, con los problemas de contaminación de suelos, aguas y cultivos que están provocando.
La Unión Europea sigue siendo incapaz de sacar adelante las Directivas de Lodos de Depuradora y de tratamiento biológico de los residuos biodegradables, con lo que carecemos de instrumentos normativos que pudieran arreglar este caos. Sólo recientemente ha conseguido adelantar un compromiso (documento de trabajo), en el que debate si establece un objetivo de reciclaje obligatorio o garantiza de forma prescriptiva la recogida selectiva de la fracción orgánica. Países como Alemania ya se adelantaron, regulando el compostaje domiciliario, estableciendo límites rigurosos para las sustancias nocivas del compost y reglamentando su uso para suelos agrarios, forestales y jardinería.
Recientemente, en julio pasado el Ministerio de Agricultura ha sacado un Real Decreto 824/2005 de 8 de julio, que por fin viene a regular las materias orgánicas biodegradables, estableciendo su registro, origen, composición, trazabilidad y ausencia de efectos nocivos, que esperemos sirva para dar a los abonos orgánicos (grupo 2 del R.D.) el papel que les corresponde.
Existe un proyecto Life-Medio Ambiente, de la Unión Europea, sobre procesos de compostaje y aplicación de sus productos en paisajismo, reforestación y cultivos forestales y agrícolas en Andalucía, con una inversión de un millón de , que ha obtenido estupendos resultados compostando residuos orgánicos de las basuras, de los lodos de depuración y de restos vegetales. Los resultados de la aplicación del compost obtenido en jardinería y paisajismo, como enmienda orgánica en cultivos forestales y agrícolas y como sustrato en viveros forestales, ornamentales y agrícolas, han sido muy buenos. Respecto al abonado agrícola habitual, los incrementos en la producción de tomate, fresón, algodón y vid, fueron del 7 al 76%. Además, los contenidos en metales pesados y microorganismos patógenos (Salmonella, Escherichia), no superaban los límites legales. El vigor y la resistencia a las plagas también se incrementaron, así como el crecimiento de especies forestales como algarrobos, alcornoques, encinas y pinos piñoneros. Si las operaciones de compostaje incorporaran recogidas selectivas de la basura orgánica, los estándares de calidad serían muy altos e idóneos para la agricultura ecológica. Los parámetros que intervienen en el compostaje son:
- naturaleza de los residuos
- grado de separación de éstos
- humedad
- aireación
- temperatura
- duración del proceso
Ofrecer un reciclado a los residuos orgánicos proporcionaría como mínimo cuatro ventajas :
1.Aseguraría que valiosos residuos orgánicos no fueran vertidos o incinerados; la Agencia Europea de Medio Ambiente calcula entre 120 y 150 los millones de toneladas de residuos municipales biodegradables que la Europa de los 25 genera al año.
2.Aportaría una solución al déficit de materia orgánica con un producto de calidad que remediaría los erosionados suelos españoles y europeos. En la actualidad, un 45% de los suelos europeos tiene un contenido en Carbono orgánico bajo o muy bajo (por debajo del 1-2%). En España más de 3.000 toneladas de suelo se pierden cada día: más de 23 toneladas por hectárea y año en el territorio español peninsular.
3.Evitaría la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas por al acumulación abusiva de nitratos, cuto límite máximo está en 50 miligramos por litro.
4.Reduciría el coste enorme de consumo de fertilizantes, que en el año 1999 superó por primera vez en España los
seis millones toneladas.
5.Ayudaría a combatir el efecto invernadero y el cambio climático, al evitar la emisión de gas metano en los vertederos y al ofrecer un sumidero de carbono en el compostaje de los biorresiduos.
La presencia de la materia orgánica favorece el crecimiento de las raíces y la retención del agua, dificultando por ello la erosión y la desertización. Elevar el contenido de materia orgánica de nuestros suelos hasta un mínimo del 2% de promedio, implicaría un aporte anual de 232 millones de toneladas de materia orgánica (6,5 Tn/Ha/año) durante 10 años, según el cálculo de Alfonso del Val. El compost de una planta de R.S.U. tiene una media del 33% de humedad, aportando, además, materia orgánica y elementos fertilizantes de liberación lenta. En definitiva, no hay excusa para aprovechar de forma racional y sensata un recurso que estamos dilapidando, que al no gestionarlo adecuadamente se nos convierte en un serio problema y que permitiría contribuir a resolver dos de los desafíos ambientales a los que tenemos que enfrentarnos: la desertización de nuestros suelos y el cambio climático.
6 comentarios
Liliana M. Zapata -
Ana Mery González -
Me gustaria tambien saber si jhon Jairo sigue con elproeycto en Boyaca. Podemos hacer una red y lograr reducir la cantidad de residuos que van a los rellenos.
Augusto Vargas -
Estoy trabajando con un grupo de personas que estan desarrollando un proyecto de abonos organicos con los residuos de la cocina...quisiera saber si es posible me regale documentos acerca de este tema
Augusto V
Arauca - Colombia
Diego Hernández -
quiero conocer las experiencias que existan en Colombia para, eventualmente, desarrollar un proceso de recuperación
jhon jairo alonso rincon -
a los organicos les estoy dando tratamiento para la elaboracion de abono, los inorganicos se estan reciclando, y los sanitarios van a un rrelleno sanitario.
de esta manera estoy reduciendo los residuos producidos en mi municipio en un 85%.
jhon jairo alonso rincon -
a los organicos les estoy dando tratamiento para la elaboracion de abono, los inorganicos se estan reciclando, y los sanitarios van a un rrelleno sanitario.
de esta manera estoy reduciendo los residuos producidos en mi municipio en un 85%.