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TURCÓN - Ecologistas en acción

Hidrógeno, necesito oxígeno

Hidrógeno, necesito oxígeno Artículo de opinión: HIDRÓGENO, NECESITO OXÍGENO por
Loli Rodríguez Martín

Asisto a unas jornadas dedicadas al hidrógeno y su posibilidad de uso en proyectos de transportes colectivos. Se plantea como un proyecto piloto dentro del área de la Macaronesia. Lo interesante de este asunto, tal y como se expone al ciudadano, es que podemos contar con un nuevo vector sustituto del petróleo que siga dando rueda al mundo. Para el sector científico y empresarial, lo interesante es que se puede estabilizar la energía eólica en las horas de pico, almacenando hidrógeno en los máximos de viento rellenando las burbujas deficitarias, dado que el carácter fluctuante de la eólica la hace poco viable como sustituta del oro negro.

En el mundo que vivimos existe un cierto nerviosismo cada vez más acusado, en busca de soluciones rápidas y urgentes que nos lleven de las predicciones de futuro catastrofistas a las salvadoras, mediante el descubrimiento, ansiado, que pueda sustituir el petróleo. Se habla de las energías limpias que son las que nos han acompañado desde el principio de los tiempos: aire, sol, agua. Y es que está en entredicho el futuro del petróleo como recurso para gastar por la gran mayoría. Los niveles de contaminación son alarmantes y no ya la OMS o la ONU o la Cumbre de Kioto son los que deciden si dan prórroga o no a la humanidad. Es la propia naturaleza con sus procesos vivos la que se está presentando a gritarnos que paremos. Ya no vale que tengamos carbón almacenado, porque su quema supondría más contaminación. Con la experiencia que tenemos sabemos que es un parche que durará unas décadas al ritmo de consumo desenfrenado que llevamos. Desgraciadamente, queda demostrado que a los humanos nos importa poco el legado que vamos dejando, pese a que los discursos políticos se llenan de palabras que nos hacen creer lo contrario. Hemos demostrado que lo que más nos asusta es que vivamos para verlo. Si esto no cambia vamos a ver y a sufrir en carne propia las terribles desgracias que han sido el pan ausente de cada día en países que llamamos tercermundistas. Sin pretender ser futurista, estimo que nos ocurrirá, seguramente, en la peor etapa de nuestra vida (viejos, sin fuerzas y sin pensión).Esto nos obliga a los que andamos en la franja de la veintena a la cuarentena larga a impulsarnos en la búsqueda de soluciones. Los que superan esta franja sospechan que lo crudo andará dentro de treinta años. También sospechan que ya no estarán aquí. Seguramente por eso siguen apostando por el carbón, petróleo para unos pocos privilegiados, energía nuclear y mar como papelera mágica y basurero de todos nuestros pecados.(No dejan de ser unos optimistas compulsivos).
En este marco tan complejo y aventurado en las opiniones que vierto circulan en todas las ponencias las siglas de oro : I+D. (Investigación más desarrollo).

En torno a ellas está a mi modo de entender tres sectores bien diferenciados:
Sector pensante: mezcla de creadores e investigadores de ideas. En muchos casos cerebros fugados cansados de ser becarios en condiciones laborales pésimas y mediocres. Cuando regresan al lugar que los formó lo hacen con nuevo idioma y nuevas ideas, posiblemente acertadas, pero alejadas de la realidad local. (ejemplo claro está en la necesidad de buscar alternativas al petróleo porque está directamente relacionado con la movilidad. En el caso de las islas hay un dato fundamental y es que el petróleo está directamente relacionado con la supervivencia. Si no hay petróleo no hay agua ni comida. La movilidad está en un segundo plano).

Sector gobernante: grupos de poder que valoran la rentabilidad económica, con carácter lucrativo y personal, de lo que se investiga otorgando vía libre o no, según sus propios beneficios. Se nos presentan como los salvadores que tiene la solución para todo con sus macroproyectos. Este sector es el responsable de la sensación colectiva de convivir con oídos sordos, ya que es muy común escuchar a coherentes ciudadanos que repiten con mucha frecuencia frases como : “pero si lo lógico es hacer las cosas de otra manera, además sale más barato”. Actitud, por otra parte, causante de la apatía a la hora de participar en las decisiones que son de interés social.
Sector “usante”: la gran masa. Destinada a dar uso a todo lo que se pone en marcha, haciendo rentable e interesante ideas sociales que acaban siendo ideas empresariales de carácter privado si la rentabilidad es abundante (véase como ejemplos caso de energía eléctrica, distribución de agua, y por último para no extenderme demasiado, la eólica y concesiones).

Al sector “usante” se le ha privado de su propio poder, convenciéndolos con la idea paternalista de que hay que dirigirlos. Lo primordial es mantener por encima de todo el status al que nos ha llevado el desarrollo de los últimos años. Está inventada la Frase gloriosa de “ deje que otros lo hagan por usted”. Esta idea la podemos ver claramente en diferentes ejemplos : el pediatra que nos dice cómo tenemos que alimentar a nuestros hijos (¿hemos perdido nuestro instinto?), los ayuntamientos que nos ponen todos los caprichos que ellos suponen que es desarrollo y bienestar sin preguntarnos opinión, anulándonos como ciudadanos participativos de manera activa (el carnaval de Las Palmas es un ejemplo, o las fiestas de S. Juan), los bancos que nos facilitan todo el repertorio convincente para asegurarnos las mejores ventajas de no sabes muy bien qué, porque la realidad es que todos andamos endeudados y sin patrimonio real, las constructoras que nos ponen todo en bandeja para que adquiramos una vivienda sin conocer realmente cuál es la complejidad del papeleo por el que nos toca pagar una minuta, que si fuera un minuto, nos están tomando el pelo y así un largo etc. de acciones puntuales que nos convierten en bebes indefensos y caprichosos.

La idea paternalista encierra la perversión de mantener la conciencia tranquila pase lo que pase. Así vemos un ejemplo claro en el turismo, que nos golpea brutalmente la mente si pensamos en ello pero que nos acaricia, desde hace algunos años, por la manera en que se nos dicen las cosas.
Se ha convencido a la gran masa de que “Si el turismo se va...caemos en una gran tragedia”. Con ese temor nos han vuelto a vender la gallina de los huevos de oro “infraestructuras aeroportuarias, campos de golf, nuevas carreteras...todo para atraer al turismo”.¿Es que el turismo no se ha ido ya?. Los hoteles se llenan de turismo autóctono a precios de risa. Desde hace algunos años, cuando lo llenaban con turismo foráneo, también lo hacían a precios de risa. Primero habría que definir qué se entiende por turismo . Si sólo significa llenar los hoteles de personas con los bolsillos vacíos, es evidente que tenemos turismo. Las calles andan llenas de transeúntes que pasean sin entrar en ningún establecimiento que no esté contratado en el paquete. Si se trata de llenar los hoteles con personas que dejan claros beneficios económicos, el turismo se fue hace rato. Sin embargo, la gran masa sigue pensando que alguien está velando para resolver el problema que está por venir. Nada más lejos de la realidad. Lo tenemos encima.

Otro problema que se empieza a perfilar como muy serio es el del petróleo. Tememos que se acabe. Sin embargo, el petróleo no se va a acabar. Lo único que puede ocurrir es que se ponga a unos precios tan elevados que sólo unos pocos podrán acceder a él. La gran masa desde luego quedará excluida de tal propósito. Así en las islas nos veremos con una factura de electricidad imposible de pagar ( la electricidad se obtiene por la quema de fuel), con unos precios del agua insoportables para la gran mayoría ( el agua se desala mediante quema de fuel), con una inflación en el sector alimentario que provocaría luchas por el plato de comida ( las importaciones se hacen mediante transportes movidos por fuel. Los que crean que los productos que consumimos son locales, que vayan a un supermercado y se fijen en el origen de los mismos)...cosas que creíamos lejanas e irrepetibles. Sin embargo, la gran masa prefiere no pensar demasiado en esto. Para algo están los sectores gobernantes, los papás veladores y protectores.

Por lo pronto, la gran masa ve que hay molinos en Arinaga. No se creen eso de que la tecnología aún no ha podido salvar el problema de la fluctuación en la generación de energía por los vientos cambiantes. Andan convencidos de que si no se ha puesto en marcha de manera generalizada es porque los poderes fácticos así lo quieren. Una gran minoría ha empezado a oír hablar del hidrógeno. Esto parece una posible solución al gran problema que se avecina.

La gran masa sufre vértigo cuando ve amenazado su confort diario y las posibilidades de obtención de más confort en el futuro. Se empieza por el coche, el piso, la boda millonaria, y se continua por la segunda residencia, vacaciones para todos, piscinas cerca de la playa etc... No pueden evitar sentir cómo un frío helado les recorre la espalda cuando piensan que está próximo el futuro que se ve amenazado por la posibilidad de crisis en el desarrollo, un crack o un retroceso.

Los sectores de poder lo saben y hablan de que nos espera “un futuro feo para todos”. Sin embargo, continúan dejando aparecer el dato ridículo en las partidas presupuestarias de lo que se destina a la investigación en el campo de energías alternativas, en comparación con las destinadas a infraestructuras, en muchos casos gigantescas e innecesarias, dado que el modelo de vida que hemos creado es evidente que está fracasado.

Agarrados a las nuevas tecnologías, los poderes, que no dejan de ser unos locuaces oportunistas, comienzan a escuchar las ventajas e inconvenientes de experiencias piloto desarrolladas en Europa con hidrógeno. El hidrógeno no es algo inventado hace poco. Se sabía de él desde el s.XIX y se venía utilizando como elemento complementario para generar procesos de obtención de otros vectores, desde hace muchos años. Sin embargo es ahora cuando parece interesante comenzar a obtenerlo a través del infatigable e inagotable sol, para dar una posibilidad de viabilidad a las energías alternativas. En este caso la eólica, en el caso de las islas.

Con el hidrógeno se están empezando a hacer videos divulgativos que tranquilizan de nuevo las mentes. El mensaje subliminal no es otro que “tranquilos, problema resuelto”. Todo contado con verdades a medias.
Emisiones cero: cierto en parte. Emisiones cero si conseguimos el hidrógeno con energía limpia en su totalidad. Si necesitamos combustible para su obtención es una media verdad.
Sin riesgos: cierto. Sin riesgos conocidos. Sin embargo estamos sufriendo un cambio climático, insospechado en la era industrial. ¿Es seguro que no nos arriesgamos a otro cambio climático?.
Sin residuos: dejo un interrogante. Por lo pronto las pilas tienen dimensiones grandes y se hacen con materiales que no son eternos.

En ningún momento se le da opción a la gran masa a que participe con una toma de conciencia en la reducción de usos y hábitos contaminantes. Pongo un ejemplo. Supongamos que el hidrógeno es una buena salida a este atolladero y funciona. La gran masa sigue metida en su burbujita particular, en su coche privado, en su vivienda acondicionada de aire con ventanas cerradas, en sus movimientos personalísimos aunque 2.000 personas vayan al mismo sitio en la misma hora, en su intolerancia al perfume ajeno o a la música que no comparte. Nada cambia, sólo la energía que lo mueve, pasaríamos de petróleo a hidrógeno. La ciudad seguirá necesitando carreteras que esponjen los atascos, el territorio seguirá sufriendo una presión especulativa insostenible, en lugar de respirar hidrocarburos volátiles, respiraremos vapor de agua. Será como una panza de burro permanente agarrada a todo el cuerpo.

Si no se cambia la mentalidad consumista, para este recado no hacía falta tanta alforja. La gran masa tiene que empezar a tomar parte activa en las decisiones de cómo gestionar su entorno, con soluciones locales y con microsoluciones. Ya vemos que el ejemplo del hidrógeno se está enfocando desde el aspecto de la movilidad. La experiencia será en las islas macaronésicas. Ironías de la vida que se escapan a los movimientos de los tecnócratas. Parece que a nadie se le ha ocurrido que la movilidad no es lo más importante en este pequeño territorio fragmentado. ES “PRESCINDIBLE” EL VECTOR ENERGÉTICO PARA LA SUPERVIVENCIA. En resumen, tomando medidas mediante campañas de concienciación para cambiar hábitos de consumo de este recurso, apoyado con la experiencia del hidrógeno y tantísimas pequeñas soluciones más, no es necesario hacer un gasto tan multimillonario teniendo como resultado un cambio hacia la sostenibillidad más cercano, rápido y realista.

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