Hongos y esporas bajo la almohada
El País, 25-10-2005
Algunas especies micóticas y los ácaros del polvo crean un pequeño ecosistema en la cama que favorece infecciones y alergias
Una almohada puede llegar a tener más de un millón de esporas micóticas. El 'Aspergillus fumigatus' es la especie de hongo más habitual La aspergilosis es cada vez más común. Uno de cada 25 pacientes que mueren en los modernos hospitales europeos padece esta infección
Tenemos millones de esporas micóticas justo debajo de nuestras narices: en las almohadas. Ésta es la amenaza descubierta por un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester (Reino Unido), que señala que el hongo más habitual es el peligroso Aspergillus fumigatus. Esta especie es la causante de la aspergilosis, que se ha convertido en la principal causa de muerte por infección en los pacientes de leucemia y trasplante de médula. Los hongos presentes en las almohadas también se relacionan con las alergias y pueden exacerbar el asma en adultos.
Los investigadores, financiados por el Fungal Research Trust británico, lograron identificar varios miles de esporas micóticas por gramo de almohada utilizada tras diseccionar muestras de plumas y sintéticas. Esto representa más de un millón de esporas por almohada.
La contaminación micótica de la ropa de cama se estudió por primera vez en 1936, pero durante los últimos 70 años no se han publicado informes sobre ella. Para este nuevo estudio, que ha sido publicado en la Red por la revista científica Allergy, el equipo evaluó muestras de 10 almohadas con un uso habitual de entre un año y medio y 20 años. Los investigadores descubrieron que todas las almohadas contenían una considerable carga de hongos, de los que se identificaron entre 4 y 16 especies diferentes por cada muestra y con cifras incluso más elevadas en las almohadas sintéticas.
El hongo microscópico Aspergillus fumigatus resultó especialmente evidente en las almohadas sintéticas, y se observaron además hongos tan diversos como el moho del pan y la vid, y el que se encuentra habitualmente en paredes húmedas y duchas.
"Sabemos que las almohadas están pobladas por el ácaro del polvo doméstico, que come hongos, y una teoría es que estos últimos utilizan a su vez las heces del ácaro del polvo como principal fuente de nitrógeno y de nutrición (junto con las escamas de piel humanas). Por tanto, podría haber un ecosistema en miniatura funcionando en el interior de nuestras almohadas", afirma Ashley Woodcock, el investigador que dirigió la investigación.
El Aspergillus es un hongo muy común que se desplaza por el aire y se encuentra también en sótanos, macetas de plantas domésticas, ordenadores y pimienta molida y especias. La aspergilosis invasiva afecta principalmente a los pulmones y los senos maxilares, aunque puede extenderse a otros órganos como el cerebro, y se está volviendo cada vez más común entre otros grupos de pacientes.
Almohadas de hospital
La infección por Aspergillus es muy difícil de tratar. Uno de cada 25 pacientes que mueren en modernos hospitales clínicos europeos padece la enfermedad. Los pacientes inmunodeficientes, como los de trasplantes, sida y tratamiento con esteroides, también se ven afectados frecuentemente por la neumonía por Aspergillus, que puede ser mortal, y por la sinusitis. Afortunadamente, las almohadas de los hospitales llevan fundas de plástico y, por ello, es improbable que causen problemas, pero los pacientes a los que se manda a casa -donde las almohadas pueden ser viejas y estar infectadas por hongos- podrían correr riesgo de infección.
"Estos nuevos hallazgos podrían ser de gran importancia para la gente que padece enfermedades alérgicas pulmonares y daños en el sistema inmunológico, en especial los que son enviados a casa desde el hospital", señala Geoffrey Scott, presidente del Fungal Research Trust, que financió el estudio.
Otro de los efectos nocivos del Aspergillus es que puede empeorar el asma, sobre todo en adultos que lo sufren desde hace muchos años, y provocar sinusitis alérgica en pacientes con tendencias alérgicas. La exposición constante a los hongos de la cama podría resultar problemática. También puede penetrar en las cavidades pulmonares creadas por la tuberculosis, que afecta a un tercio de la población mundial, lo cual provoca malestar y hemorragias pulmonares, además de causar afecciones en plantas y animales.
"Debido a que los pacientes se pasan un tercio de su vida durmiendo y respirando cerca de una fuente de hongos posiblemente grande y variada, estos descubrimientos sin duda implican unas repercusiones para los pacientes con enfermedades respiratorias, en especial el asma y la sinusitis", concluye Ashley Woodcock.
Algunas especies micóticas y los ácaros del polvo crean un pequeño ecosistema en la cama que favorece infecciones y alergias
Una almohada puede llegar a tener más de un millón de esporas micóticas. El 'Aspergillus fumigatus' es la especie de hongo más habitual La aspergilosis es cada vez más común. Uno de cada 25 pacientes que mueren en los modernos hospitales europeos padece esta infección
Tenemos millones de esporas micóticas justo debajo de nuestras narices: en las almohadas. Ésta es la amenaza descubierta por un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester (Reino Unido), que señala que el hongo más habitual es el peligroso Aspergillus fumigatus. Esta especie es la causante de la aspergilosis, que se ha convertido en la principal causa de muerte por infección en los pacientes de leucemia y trasplante de médula. Los hongos presentes en las almohadas también se relacionan con las alergias y pueden exacerbar el asma en adultos.
Los investigadores, financiados por el Fungal Research Trust británico, lograron identificar varios miles de esporas micóticas por gramo de almohada utilizada tras diseccionar muestras de plumas y sintéticas. Esto representa más de un millón de esporas por almohada.
La contaminación micótica de la ropa de cama se estudió por primera vez en 1936, pero durante los últimos 70 años no se han publicado informes sobre ella. Para este nuevo estudio, que ha sido publicado en la Red por la revista científica Allergy, el equipo evaluó muestras de 10 almohadas con un uso habitual de entre un año y medio y 20 años. Los investigadores descubrieron que todas las almohadas contenían una considerable carga de hongos, de los que se identificaron entre 4 y 16 especies diferentes por cada muestra y con cifras incluso más elevadas en las almohadas sintéticas.
El hongo microscópico Aspergillus fumigatus resultó especialmente evidente en las almohadas sintéticas, y se observaron además hongos tan diversos como el moho del pan y la vid, y el que se encuentra habitualmente en paredes húmedas y duchas.
"Sabemos que las almohadas están pobladas por el ácaro del polvo doméstico, que come hongos, y una teoría es que estos últimos utilizan a su vez las heces del ácaro del polvo como principal fuente de nitrógeno y de nutrición (junto con las escamas de piel humanas). Por tanto, podría haber un ecosistema en miniatura funcionando en el interior de nuestras almohadas", afirma Ashley Woodcock, el investigador que dirigió la investigación.
El Aspergillus es un hongo muy común que se desplaza por el aire y se encuentra también en sótanos, macetas de plantas domésticas, ordenadores y pimienta molida y especias. La aspergilosis invasiva afecta principalmente a los pulmones y los senos maxilares, aunque puede extenderse a otros órganos como el cerebro, y se está volviendo cada vez más común entre otros grupos de pacientes.
Almohadas de hospital
La infección por Aspergillus es muy difícil de tratar. Uno de cada 25 pacientes que mueren en modernos hospitales clínicos europeos padece la enfermedad. Los pacientes inmunodeficientes, como los de trasplantes, sida y tratamiento con esteroides, también se ven afectados frecuentemente por la neumonía por Aspergillus, que puede ser mortal, y por la sinusitis. Afortunadamente, las almohadas de los hospitales llevan fundas de plástico y, por ello, es improbable que causen problemas, pero los pacientes a los que se manda a casa -donde las almohadas pueden ser viejas y estar infectadas por hongos- podrían correr riesgo de infección.
"Estos nuevos hallazgos podrían ser de gran importancia para la gente que padece enfermedades alérgicas pulmonares y daños en el sistema inmunológico, en especial los que son enviados a casa desde el hospital", señala Geoffrey Scott, presidente del Fungal Research Trust, que financió el estudio.
Otro de los efectos nocivos del Aspergillus es que puede empeorar el asma, sobre todo en adultos que lo sufren desde hace muchos años, y provocar sinusitis alérgica en pacientes con tendencias alérgicas. La exposición constante a los hongos de la cama podría resultar problemática. También puede penetrar en las cavidades pulmonares creadas por la tuberculosis, que afecta a un tercio de la población mundial, lo cual provoca malestar y hemorragias pulmonares, además de causar afecciones en plantas y animales.
"Debido a que los pacientes se pasan un tercio de su vida durmiendo y respirando cerca de una fuente de hongos posiblemente grande y variada, estos descubrimientos sin duda implican unas repercusiones para los pacientes con enfermedades respiratorias, en especial el asma y la sinusitis", concluye Ashley Woodcock.
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Juan -