Moratoria
Teodoro Santana
La Provincia, 31-12-2005
La moratoria turística no furula. O furula, digamos, sólo para los mismos. Según los datos de la mismísima Consejería de Turismo, en Canarias había, a principios de 2005, 404.265 camas turísticas, mientras que a comienzos de 2001, cuando se inició la moratoria, había 354.435. Cincuenta mil camas más. Un 14% de incremento en cuatro años. Más las que se hayan sumado a lo largo de este año, claro.
La cosa pasa de castaño oscuro en Lanzarote que, desde que hay moratoria, ha incrementado su número de camas un 62,7%, pasando de casi 47.000 a más de 76.000. Fuerteventura es la isla que le sigue en incremento, con un 22,8%, y Tenerife es la tercera al aumentar el número de plazas alojativas un 22,8%, con casi 13.000 camas más en este período. Maravilloso, oiga.
La cosa pone en evidencia que aquí lo que se quería no era detener el incremento sin tino de la oferta turística y el deterioro de Canarias. Bien al contrario, el objetivo era barrer del mercado a los pequeños y medianos competidores de los cuatro de siempre, allanando el sector a los megahoteles y los campos de golf. Cerramos el año (es decir, quienes ustedes saben, "cierran") con quince mil millones de euros en la Reserva de Inversiones (RIC).
Mientras tanto, tenemos más de ciento treinta mil parados registrados oficialmente. Los salarios más bajos y la jornada laboral más larga del Estado. La tasa más alta de precariedad en el empleo. La menor capacidad de ahorro familiar (y los mayores apuros: tres de cada cuatro familias canarias no llegan a final de mes). El mayor fracaso escolar. Por no amargarles hablando de sanidad, residencias para mayores o servicios sociales. O sea, que unos poniéndose morados mientras los demás las pasamos moradas. "Los que roban la carne de la mesa / predican resignación", cantaba Bertolt Bretch. "(...) Los que llevan la nación al abismo afirman / que gobernar es demasiado difícil / para el hombre sencillo". A ver si nos damos una moratoria de estos tipos, y nos los quitamos de encima por una temporada, al menos.
Feliz año nuevo.
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