Más del 75% del alumbrado de oficinas europeo malgasta energía e incumple los estándares de calidad
Madrid, 4 abr (Fundación Entorno).-
Según las últimas investigaciones llevadas a cabo por Philips, más del 75% del alumbrado de oficinas de Europa utiliza sistemas anticuados y energéticamente ineficientes que no cumplen las normas de calidad de la Unión Europea.La renovación tecnológica del alumbrado en ayuntamientos y empresas privadas reduciría los costes totales entre mil y dos mil millones de euros anuales. Además disminuirían las emisiones de CO2 igual que si se plantaran 300 millones de árboles (dos por cada hogar de la Comunidad Europea).
Según informa la compañía en nota de prensa, se calcula que la sustitución de una buena parte del alumbrado europeo de oficinas principalmente fluorescentes con reactancias electromagnéticas por los últimos avances tecnológicos permitiría ahorrar mil millones de euros en electricidad al año, y la cifra se duplicaría si se generalizaran los sistemas de control. La inversión en los nuevos sistemas de alumbrado de oficinas se amortiza en sólo tres años, cuando el ciclo de renovación medio es de 15 años.Europa reduciría sus emisiones de CO2 en 8 millones de toneladas anuales, lo que significaría un decidido impulso para alcanzar los objetivos de Kyoto.
Estos resultados se conocen en un momento en el que los líderes europeos conceden una gran importancia a la eficiencia energética, reflejada en una reciente directiva para el establecimiento de objetivos anuales de mejora del rendimiento energético en el sector público. También coincide con la entrada en vigor de la directiva sobre rendimiento energético de los edificios en enero del 2006. En España el Consejo de Ministros aprobó el día 17 de marzo de 2006 el Codigo Técnico de Edificación (CTE) que está relacionado con dicha directiva. La idea es reducir el consumo de energía y, por tanto, las emisiones de CO2 de los edificios de la Comunidad Europea, que en la actualidad acaparan el 40% de la demanda total europea.
Los propietarios de edificios en los que se alojen oficinas con más de 1.000 m2 de superficie útil (un espacio relativamente pequeño) deberán ceñirse a los niveles mínimos de consumo de energía cuando acometan una obra nueva o reforma.
La mayor parte del alumbrado de oficinas sigue sin cumplir la norma europea de calidad de la luz para interiores UNE 12464-1, diseñada para ofrecer a los trabajadores del sector una atmósfera luminosa agradable en la que se sientan más cómodos. Se trata de una cuestión importante, ya que está demostrado que el bienestar de las personas en el trabajo aumenta cuanto mayor es la calidad de la iluminación. Según los investigadores, la calidad del alumbrado se traduce en una mejora del entorno laboral, mayor grado de motivación y menores índices de absentismo.
Un buen ejemplo de lo que se puede conseguir con la nueva tecnología de iluminación es la Oficina Metrológica (Met) de Exeter (Reino Unido). Tras implantar la tecnología de iluminación más avanzada en sus nuevas oficinas, la agencia Met ha ahorrado una considerable cantidad de energía y se ha beneficiado de un alumbrado de gran calidad."El diseño de alumbrado sostenible de Philips respondía a los criterios propios de Met en materia de responsabilidad medioambiental", comentó Peter Clayton-White, jefe técnico de inmuebles de la empresa.
Entonces, ¿qué es lo que obstaculiza la implantación generalizada de las nuevas tecnologías? La sustitución del alumbrado fluorescente por las nuevas tecnologías implica una inversión inicial.Las valoraciones a corto plazo tienden a fijarse principalmente en el coste inicial de una lámpara o un sistema desestimando lo más importante, el gasto energético durante la vida de uso del producto, que por lo general supera el 90% del coste total. Se calcula que las alternativas de actualización pueden amortizarse en menos de tres años, para después obtener una significativa reducción del consumo y el gasto energético.
Por ejemplo, una vez tomada la decisión de actualizar el alumbrado de una oficina de tamaño medio, la inversión adicional que supondría instalar la nueva tecnología en lugar de reemplazar la antigua se amortizaría en apenas tres años. Y el ahorro energético superaría los 70.000 euros durante los primeros diez años.
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