El cambio climático agudiza las emergencias por hambre en África
Fuente: www.portaldelmedioambiente.com
El cambio climático, unido a la "crónica vulnerabilidad" del sida, la pobreza y los conflictos bélicos, está provocando una aceleración del hambre en África. Lluvias escasas precedidas de lluvias fuertes fuera de temporada, que pudren las semillas, agudizan la precaria supervivencia de 15 millones de personas. Desde mediados de 1980, las emergencias por hambrunas en el continente negro, lejos de menguar, se han triplicado, de acuerdo con un informe publicado por la Organización no Gubernamental Oxfam que se basa en datos de Naciones Unidas.
La ONG se pregunta si los enfoques de la comunidad internacional para afrontar las crisis humanitarias son las adecuadas y reclama una aproximación que lidie con las causas de las hambrunas en una estrategia a largo plazo, más allá de concentrar los recursos humanitarios en ayudas puntuales en momentos de crisis. Este informe se publica cuando un millón de personas están amenazadas por el hambre en Níger, 11 millones en el Cuerno de África y 13 millones en los países del sur del continente.
El punto de vista de Oxfam es equiparable al de otras instituciones y ONG que trabajan en la zona que abogan por apoyar proyectos agrícolas, la mejora de infraestructuras y las redes de cooperación social para luchar contra lo que se ha llamado "hambre crónica". De acuerdo con Oxfam, existe un aumento de los fondos para ayuda humanitaria, pero la ayuda para la producción agrícola ha descendido en un 43% desde la década de los noventa hasta ahora. En muchos casos, la ayuda a las hambrunas es en forma únicamente de comida, que con frecuencia se compra en los países donantes, "por lo que puede tardar hasta cinco meses en llegar al país afectado y ser hasta un 50% más caro que de haberse comprado en mercados locales". Esta tendencia está cambiando y los donantes optan cada vez más por la compra en los países en vías de desarrollo, pero el cambio es lento.
Las causas de las hambrunas cíclicas en África son, de acuerdo con la directora de Oxfam, Barbara Stocking, la existencia de conflictos armados (en Darfur, en la actualidad 3,4 millones de personas dependen de ayuda alimenticia para sobrevivir), el sida, que está haciendo mella en uno de los recursos básicos para la producción agrícola, la gente (en 2020 una quinta parte de los trabajadores agrícolas habrá fallecido) y el cambio climático, que afecta especialmente al pequeño productor y a los ganaderos nómadas.
Inversión y ayuda
"Costaría menos hacer una gran inversión para luchar contra las causas del hambre, que continuar con el demasiado poco, demasiado tarde que ha marcado las políticas de ayuda a África en el último medio siglo", dice Stocking. La ONG defiende un cambio en la ayuda que pasaría por la transferencia de capital o el apoyo a programas de trabajo por dinero, mientras que demanda de los países africanos el cumplimiento de su compromiso de invertir el 10% de sus presupuestos en la mejora de los sistemas agrícolas.
La necesidad es perentoria en casi todo África. Pese a una mejoría en las cosechas, tres millones de personas en los países del sur de África están amenazadas con padecer hambre, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, debido a su "crónica vulnerabilidad", ocasionada por la pobreza y por el sida.
El Programa Mundial de Alimentos necesita 85,5 millones de dólares (67,5 millones de euros) para alimentar a tres millones de personas hasta diciembre, cuando la situación puede empeorar porque las reservas de los agricultores se habrán consumido y estarán a la espera de la cosecha de abril y mayo. El Programa Mundial de Alimentos define el sur de África como afectado por una triple amenaza: sida; inseguridad alimenticia crónica e incapacidad de los Gobiernos para suplir las carencias sociales ocasionadas por enfermedades; número de huérfanos, o pobreza (es la única zona del mundo en la que la pobreza abyecta ha aumentado en los últimos 20 años). El dinero se gasta en comprar medicinas o en funerales.
La existencia de una crisis alimenticia en el este de África complica la situación, puesto que el excedente que se podría vender a un precio razonable en la zona va a ser vendido a un precio superior a países del este de África, con urgencia de compra. En los últimos cinco años, el Programa Mundial ha asistido a un total de 13 millones de personas, en una zona en la que la agricultura está totalmente supeditada a las lluvias. Cuando éstas no llegan, los agricultores venden sus animales y sus pertenencias para comprar comida, con lo que el ciclo de la pobreza se cierra servido, "necesitan años para recuperarse", según el informe.
De acuerdo con la ONG Plan, que trabaja en Malawi, Zambia y Zimbabue, la situación es crítica para los pequeños agricultores, "lluvias escasas han venido precedidas por lluvias fuertes fuera de temporada, que pudren las semillas; a eso se le suma una falta de abono, con lo que la producción disminuye", explica Gerard Snowball, director de recursos de Plan en Suráfrica.
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