Vertidos de aguas negras al mar
Gran Canaria
La Provincia.es
Cientos de viviendas en el Norte siguen
vertiendo sus aguas negras a las playas
Javier Bolaños
GÁLDAR Cientos de viviendas siguen vertiendo directamente aún sus aguas sucias a la costa Norte de Gran Canaria, a pocos metros de donde los bañistas disfrutan del mar. El litoral se ha convertido en un gran vertedero incontrolado al que las autoridades competentes no se han atrevido a poner freno, a pesar de ser una imagen visible de contaminación.
La consejería de Política Territorial y Medio Ambiente del Gobierno de Canarias tiene censados en la costa Norte apenas 28 puntos de vertidos al mar (una cuarta parte de toda la Isla), la mitad de los cuales están provocados por la emisión de la salmuera de las plantas de desalación de agua de mar.
Sin embargo, el último inventario de vertidos de Gran Canaria dista mucho de la realidad visible a lo largo de gran parte de los más de 93 kilómetros de litoral que discurren entre los siete municipios con salida al mar. Cientos de viviendas continúan contaminando el mar desde Arucas hasta La Aldea de San Nicolás sin ningún tipo de control con sus vertidos de aguas negras de forma constante y a toda hora del día, creando bolsas contaminantes en su derredor. Un problema que se suma a la basura tradicional que se ha ido acumulando, en forma de garrafas de agua, grandes pegotes de piche y amarras de barco, y otros muchos objetos que se van amontonando a lo largo de todo el año porque no existen campañas habituales de limpieza.
MALOS OLORES. A escasos metros de donde madres con niños se bañan en algunas playas en estos días, los pescadores echan la caña y los surfistas se suben a las olas se pueden apreciar de manera visible los vertidos a través de infinidad de pequeños tubos que surgen de las paredes de las casas de la primera línea de mar, grandes tuberías semienterradas entre las rocas de mar hasta el interior del agua y medio destruidas, así como pozos negros que rebosan de forma esporádica para aliviar el contenido, delatados por el mar olor de su entorno y hasta matorrales verdes.
Si hasta hace unos años eran unas pocas canalizaciones de las casas alegales de verano en el litoral echando los desperdicios del hogar, se ha convertido en una gran mancha de grandes núcleos urbanos consolidados, muchos de cuyos dueños ya viven de formar permanente todo el año.
La imagen de las cañerías echando aguas sucias a cualquier hora es visible en muchas de las zonas de baño del litoral, aunque toma especial consideración en puntos como El Altillo y El Roque, en Moya; San Felipe, en Guía; Barranquillo El Vino, las Caleta de Abajo, Caleta de Arriba o La Punta, en Gáldar, por citar algunos ejemplos, sin olvidar a la playa de Bocabarranco, que al estar controlada por Sanidad es la única que aparece entre las playas prohibidas para el baño.
A pesar de que las grandes manchas de comida impregnadas ya en los callaos de mar delatan a restaurantes y a las casas que expulsan sus restos a la costa, de la presencia de ratas deambulando en estas zonas y hasta cabezas de pescado, el citado informe de la Consejería apenas admite en su dictamen técnico entre los principales perjuicios que las aguas residuales de Arucas se echan a las plantas de Bañaderos y de Cardones, "ambas pendientes de la ejecución de sus respectivas conducciones submarinas para la evacuación de las aguas depuradas". Y que en núcleos como El Roque, las fosas sépticas están colapsadas, y ahora "vierten directamente al mar".
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