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TURCÓN - Ecologistas en acción

Por un futuro verde

Por un futuro verde María José Atiénzar
Centro de Colaboraciones Solidarias

Son efectos que pronto afectarán a los supervivientes. Será preciso tratar millones de toneladas de escombros y basuras, la dispersión de residuos químicos industriales, sólidos y líquidos y la salinización del agua potable entre otras cuestiones.

En los países afectados por el tsunami, miles de hectáreas de terrenos antes dedicados a la agricultura han quedado salinizadas y podrían no ser aptas para los cultivos durante los próximos diez años. Miles de pozos han quedado también inservibles por el agua del mar. Arrecifes de coral y manglares han sido destruidos por el maremoto y esto afectará a la pesca comercial, pues muchas especies depositan en ellos sus huevos. El mangle es un árbol que puede vivir en agua salada y forma bosques en las franjas de terreno inundable de la costa. Los manglares acogen a numerosas especies de crustáceos y mariscos. De una sola hectárea se pueden obtener hasta 12 toneladas de langostinos o camarones en un año. Ahora serán “pérdidas colaterales de la tragedia”.

Debido al fenómeno turístico, las costas están demasiado urbanizadas. Los frenos naturales que suponen las dunas, los manglares, los corales y la vegetación han sido sustituidos en buena parte por el cemento de las construcciones. La erosión en el medio natural es un grave problema. Las playas del Índico han perdido su arena y pasarán años hasta que se pueda restaurar la geografía de aquellos paraísos. Gracias a los satélites disponemos de imágenes que permiten analizar los cambios sufridos en el fondo marino, así podrán identificarse posibles riesgos futuros.

Antes del maremoto, ya resultaban mutilados o muertos más de diez niños al mes por las minas antipersona en Sri Lanka. Ahora el problema se ha agravado porque miles de ellas se han movido de sitio y será difícil saber donde explotarán.

La información puede salvar vidas. Si el retroceso del mar que suele preceder a las olas gigantes hubiera sido interpretado, miles de personas hubieran podido ponerse a salvo. En la Conferencia de los Países Donantes se ha tomado la decisión de instalar un sistema de alerta en la región, pero será inúltil sin una red eficaz de protección civil y una adecuada labor educativa.

La geografía de la región ha cambiado con el tsunami del Índico. Pero los países industrializados producen un deterioro mediambiental de mayores proporciones. Con sólo el 20% de la población mundial, los países llamados desarrollados emiten el 60% de dióxido de carbono, metano y otros gases letales. El uso excesivo de combustibles fósiles como el petróleo, el carbón y el gas natural, lanza gases a la atmósfera, y producen el llamado “efecto invernadero” que está recalentando el planeta. Como consecuencia, se eleva el nivel del mar por el deshielo de glaciares, hay cambios de clima bruscos, intensificación de tormentas y huracanes, desertificación y deterioro de ecosistemas que pone en riesgo la supervivencia de muchas especies animales y vegetales. Según Naciones Unidas, unos 3 millones de personas mueren cada año a consecuencia de la contaminación del aire. Más de la mitad de esas muertes se produce en los países menos desarrollados.
En el Informe World Disasters 2003, Cruz Roja Internacional informa de los daños asociados con el cambio climático: causaron pérdidas por más de 400 mil millones de dólares en la última década. De seguir la tendencia actual, las pérdidas ascenderán a casi 150.000 millones de dólares anuales en la próxima década. Los países menos desarrollados y los sectores más desposeídos de la población mundial serán los más afectados. No afectará a la ExxonMobil cuyos beneficios netos fueron de 11.000 millones de dólares en 2002. Es una de las empresas petroquímicas más poderosas del mundo y la que más contamina el planeta: libera cada año el equivalente de 298 millones de toneladas de carbono, casi el doble que el Reino Unido, un país entero.

La escritora india Vandana Shiva dice al valorar los efectos del tsunami “Ojalá que los gobiernos aprendan la lección que la Tierra ha dado al ‘desarrollo’ que hace caso omiso a los límites ecológicos”.

Por un futuro verde en nuestro planeta, se hace necesario un cambio de actitudes para que el respeto al medioambiente no dependa de los intereses económicos.

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