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TURCÓN - Ecologistas en acción

El desafío climático

El desafío climático ABC, 19-8-2004

OLAS de calor, inundaciones, tormentas y sequías más intensas y frecuentes, con notables costes económicos y humanos, son algunos de los efectos que el cambio climático puede producir durante las próximas décadas en nuestro continente, según un detallado informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Este documento basado en el análisis de 22 indicadores relacionados con el clima concluye que la Unión Europea debe continuar liderando el esfuerzo internacional para reducir las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas que calienta la atmósfera, pero al mismo tiempo debe prepararse a escala europea, nacional y local para limitar los preocupantes efectos que parecen inevitables.

Las graves inundaciones estivales de 2002 en once países europeos y la ola de calor que el pasado verano originó 20.000 defunciones en todo el continente reflejan la gravedad del problema. Lejos de constituir episodios aislados, esos sucesos meteorológicos extremos aumentarán en frecuencia y capacidad destructiva porque Europa se calienta más rápidamente que la media mundial. Las proyecciones del citado organismo indican que el incremento de la temperatura durante este siglo oscilará entre 2 y 6,3 grados en el territorio europeo.

Las perspectivas para España no son halagüeñas, ya que es el país que registrará el mayor ascenso de temperatura media, con un aumento de 3,6 a 4,5 grados hacia el año 2080. Las proyecciones apuntan claramente a que el clima será mucho más seco en el sur de Europa, lo que acentuará los incendios forestales y la escasez de agua que ya padece gran parte de nuestro territorio. En pleno debate sobre el trasvase del Ebro, este informe pronostica un fuerte descenso del volumen de agua vertida al mar por los ríos del sur de Europa. Si se cumplen estas previsiones, el nivel de lluvias descenderá un 1 por ciento cada década en nuestra región.

Las conclusiones del informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente representan una llamada urgente a la acción por parte de la UE y de los Gobiernos nacionales. No sólo subrayan la necesidad de acometer la tarea comenzada en Kioto para la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, sino también de establecer estrategias nacionales, regionales y locales para mitigar los efectos socioeconómicos y sanitarios que se avecinan. Este desafío global obliga a un esfuerzo coordinado y solidario de todos los responsables políticos, tanto para reducir el previsible impacto del cambio climático como para adoptar decisiones críticas para el futuro del país sin dar la espalda a esta amenaza real.

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