De cómo un solo gato puede exterminar una especie
Entrevista a Brian K. MacNab, fisiólogo evolucionista
La Vanguardia, 17-1-2004
Tengo 70 años: llevo 55 estudiando el gasto energético de las aves no voladoras en las islas. Enseño Zoología en la Universidad de Florida, lo cual me permite estudiar animales de interés en mi jardín. Las aves dejaron de volar en las islas para ahorrar energía, pero el hombre las extinguió. Un simple gato puede acabar con toda una especie insular. Durante 55 años he medido el oxígeno que requerían para vivir cientos de especies de aves en todas las islas del planeta.
¿Cómo lo medía?
Metía el pájaro en una habitación y medía el volumen de oxígeno antes y después de albergar al animal. Así cuantificaba también su metabolismo y gasto energético.
¿Qué ha descubierto?
Que todos los seres vivos adaptamos nuestro gasto energético a la disponibilidad de comida y a la necesidad de escapar de los predadores. En las islas, los recursos son limitados y hay menos predadores; por lo tanto, los pájaros dejan de volar en las islas para gastar menos energía.
¿Eso es relevante?
Sí, porque lo que sucede cuando dejan de volar es que cualquier predador que llegue a la isla, por ejemplo el hombre, acaba con ellos en poquísimo tiempo.
Por ejemplo.
Lo que sucedió en un islote diminuto en el estrecho de Cook, entre las dos islas de Nueva Zelanda, la norte y la sur...
¿Qué pasó?
En 1922 construyeron allí un faro para iluminar la navegación. El farero llevó consigo a su gato para aliviar su soledad...
¿Y eso era un peligro?
¡Un cataclismo ecológico! El gato acabó en un mes con la única especie existente sobre nuestro planeta de troglodita (Trogloditidae)... ¡sin alas! Eran pajaritos que apenas pesaban 10 gramos y habían renunciado a volar. Supongo que en las Canarias le sucedió algo parecido a la única especie de escribano (familia Emberizidae) no volador que desapareció con la llegada de los españoles.
Triste sino.
Sí. Las aves llegan a las islas, y allí tienen menos recursos pero también menos predadores, o sea, que bajan su ritmo metabólico para gastar menos y así dejan de volar. También desarrollan otras estrategias como... ¿Ha estado usted en las Galápagos?
No.
Pues le sorprendería lo mansos que son los pájaros de allí y lo fácil que es tocarlos.
¿Por qué?
Porque autolimitan su sentido de la alerta para gastar menos energía en huidas.
Pero si viene el lobo o el hombre...
... Los liquida en cuatro días. Fíjese en los gigantescos moa desaparecidos hace tres siglos en Nueva Zelanda...
¿Usted cómo lo sabe?
Se encuentran sus restos paleontológicos por todas las islas. Estos restos muestran que esta ave medía casi cuatro metros de altura y que llegaba a los 250 kilos. Sólo temía al águila gigante de Haast, una rapaz de 3 metros de altura extinguida con su presa. Hubo 11 especies de moas y 160.000 individuos.
¿Y se extinguieron hace sólo tres siglos?
Los últimos sí. Las tribus de maoríes los cazaron hasta el exterminio porque eran excelentes y accesibles fuentes de proteínas. Incluso simplemente a golpes de bastón, y es que nuestros ecosistemas son muy frágiles.
¿Y hoy tenemos más cuidado?
Le daré sólo una cifra: hubo 45 especies de aves no voladoras en Nueva Zelanda. Quedan ocho. Ya le he contado lo que pasó con su escribano sin alas en Canarias.
¿No se pueden salvar?
También estudié la gallina de árbol rojo en Indonesia. Es la antepasada de nuestras gallinas, pero no ha seguido el triste camino de la granja. La domesticación hasta la industrialización parece ser la única alternativa a la extinción.
Triste.
Es una pérdida incalculable de tesoros genéticos de biodiversidad...
Teníamos cientos de especies de aves no voladoras y vamos camino de...
Quedarnos con una sola especie de miles de millones de...
¡Fried chicken!
Sí. La lección es la fragilidad enorme del ecosistema, y la he visto en las islas: isla por isla en todo el planeta. ¿Se imagina la belleza y la variedad en carnes, en proteínas, en cantos, en conductas, en sustancias fundamentales para la farmacología de las aves extintas?
Todo perdido.
He estado estudiando últimamente el pájaro dodo de las islas Mauricio y las increíbles palomas de Papúa... ¿Sabe que la especie varía según habite una isla grande o pequeña? Las aves también reducen su tamaño para adaptarse a las islas.
Aves simpáticas y accesibles que renuncian a crecer y a volar...
... Hasta que los perros, los gatos, las ratas y los hombres que los traen a las islas las exterminan. En Hawai hubo 35 especies de pájaros no voladores extinguidas incluso antes de que llegaran los europeos.
¿Y los isleños también se extinguen?
¡Buena pregunta! La respuesta es... ¡sí! También las poblaciones humanas se adaptan en su gasto energético a las islas. Y le voy a citar el caso de los samoanos: su capacidad ya genética para acumular grasa corporal se ha convertido en un serio problema médico.
¿Por qué engordan tanto, pobres?
Porque en sus islas, la obesidad era una ventaja evolutiva. No crea que los recursos eran tan abundantes como la idea de una isla en el Pacífico puede sugerir. Eran muy escasos, y estos isleños lograron desarrollar mecanismos para acumular grasas fácilmente.
Ahora no creo que les sirvan de mucho.
Son un engorro tremendo en la civilización de la comida disponible a cualquier hora y en la cantidad que quieras. Su obesidad congénita está poniendo en peligro la pervivencia de su grupo racial.
La Vanguardia, 17-1-2004
Tengo 70 años: llevo 55 estudiando el gasto energético de las aves no voladoras en las islas. Enseño Zoología en la Universidad de Florida, lo cual me permite estudiar animales de interés en mi jardín. Las aves dejaron de volar en las islas para ahorrar energía, pero el hombre las extinguió. Un simple gato puede acabar con toda una especie insular. Durante 55 años he medido el oxígeno que requerían para vivir cientos de especies de aves en todas las islas del planeta.
¿Cómo lo medía?
Metía el pájaro en una habitación y medía el volumen de oxígeno antes y después de albergar al animal. Así cuantificaba también su metabolismo y gasto energético.
¿Qué ha descubierto?
Que todos los seres vivos adaptamos nuestro gasto energético a la disponibilidad de comida y a la necesidad de escapar de los predadores. En las islas, los recursos son limitados y hay menos predadores; por lo tanto, los pájaros dejan de volar en las islas para gastar menos energía.
¿Eso es relevante?
Sí, porque lo que sucede cuando dejan de volar es que cualquier predador que llegue a la isla, por ejemplo el hombre, acaba con ellos en poquísimo tiempo.
Por ejemplo.
Lo que sucedió en un islote diminuto en el estrecho de Cook, entre las dos islas de Nueva Zelanda, la norte y la sur...
¿Qué pasó?
En 1922 construyeron allí un faro para iluminar la navegación. El farero llevó consigo a su gato para aliviar su soledad...
¿Y eso era un peligro?
¡Un cataclismo ecológico! El gato acabó en un mes con la única especie existente sobre nuestro planeta de troglodita (Trogloditidae)... ¡sin alas! Eran pajaritos que apenas pesaban 10 gramos y habían renunciado a volar. Supongo que en las Canarias le sucedió algo parecido a la única especie de escribano (familia Emberizidae) no volador que desapareció con la llegada de los españoles.
Triste sino.
Sí. Las aves llegan a las islas, y allí tienen menos recursos pero también menos predadores, o sea, que bajan su ritmo metabólico para gastar menos y así dejan de volar. También desarrollan otras estrategias como... ¿Ha estado usted en las Galápagos?
No.
Pues le sorprendería lo mansos que son los pájaros de allí y lo fácil que es tocarlos.
¿Por qué?
Porque autolimitan su sentido de la alerta para gastar menos energía en huidas.
Pero si viene el lobo o el hombre...
... Los liquida en cuatro días. Fíjese en los gigantescos moa desaparecidos hace tres siglos en Nueva Zelanda...
¿Usted cómo lo sabe?
Se encuentran sus restos paleontológicos por todas las islas. Estos restos muestran que esta ave medía casi cuatro metros de altura y que llegaba a los 250 kilos. Sólo temía al águila gigante de Haast, una rapaz de 3 metros de altura extinguida con su presa. Hubo 11 especies de moas y 160.000 individuos.
¿Y se extinguieron hace sólo tres siglos?
Los últimos sí. Las tribus de maoríes los cazaron hasta el exterminio porque eran excelentes y accesibles fuentes de proteínas. Incluso simplemente a golpes de bastón, y es que nuestros ecosistemas son muy frágiles.
¿Y hoy tenemos más cuidado?
Le daré sólo una cifra: hubo 45 especies de aves no voladoras en Nueva Zelanda. Quedan ocho. Ya le he contado lo que pasó con su escribano sin alas en Canarias.
¿No se pueden salvar?
También estudié la gallina de árbol rojo en Indonesia. Es la antepasada de nuestras gallinas, pero no ha seguido el triste camino de la granja. La domesticación hasta la industrialización parece ser la única alternativa a la extinción.
Triste.
Es una pérdida incalculable de tesoros genéticos de biodiversidad...
Teníamos cientos de especies de aves no voladoras y vamos camino de...
Quedarnos con una sola especie de miles de millones de...
¡Fried chicken!
Sí. La lección es la fragilidad enorme del ecosistema, y la he visto en las islas: isla por isla en todo el planeta. ¿Se imagina la belleza y la variedad en carnes, en proteínas, en cantos, en conductas, en sustancias fundamentales para la farmacología de las aves extintas?
Todo perdido.
He estado estudiando últimamente el pájaro dodo de las islas Mauricio y las increíbles palomas de Papúa... ¿Sabe que la especie varía según habite una isla grande o pequeña? Las aves también reducen su tamaño para adaptarse a las islas.
Aves simpáticas y accesibles que renuncian a crecer y a volar...
... Hasta que los perros, los gatos, las ratas y los hombres que los traen a las islas las exterminan. En Hawai hubo 35 especies de pájaros no voladores extinguidas incluso antes de que llegaran los europeos.
¿Y los isleños también se extinguen?
¡Buena pregunta! La respuesta es... ¡sí! También las poblaciones humanas se adaptan en su gasto energético a las islas. Y le voy a citar el caso de los samoanos: su capacidad ya genética para acumular grasa corporal se ha convertido en un serio problema médico.
¿Por qué engordan tanto, pobres?
Porque en sus islas, la obesidad era una ventaja evolutiva. No crea que los recursos eran tan abundantes como la idea de una isla en el Pacífico puede sugerir. Eran muy escasos, y estos isleños lograron desarrollar mecanismos para acumular grasas fácilmente.
Ahora no creo que les sirvan de mucho.
Son un engorro tremendo en la civilización de la comida disponible a cualquier hora y en la cantidad que quieras. Su obesidad congénita está poniendo en peligro la pervivencia de su grupo racial.
3 comentarios
Diana LOrka disdia muriel -
Honorio Galindo -
Alvaro Monzón (Turcón-Ecologistas en Acción) -