Nazaneen Rashid: 'La libertad sólo nos ha traído latas de Coca Cola'
Marta Arroyo
El Mundo, 25-2-2005
MADRID.- "Las mujeres iraquíes son pájaros enjaulados. La nueva libertad no ha traído más que latas de Coca Cola y muchos partidos políticos que no hacen nada para mejorar la vida del pueblo". La defensora kurda de los derechos humanos, Nazaneen Rashid, denuncia que la situación de las iraquíes es peor que hace 20 años y pide al nuevo Gobierno que acabe con su discriminación legal y social.
Privadas de educación desde los 10 años, obligadas a contraer matrimonios de conveniencia, perseguidas por su militancia política, tomadas como rehenes por los grupos armados y recluidas en el hogar por imperativo islámico, las mujeres iraquíes se han convertido en las víctimas invisibles.
"En 2003 visité Basora y observé un cambio tremendo. Las universidades estaban vacías, los hospitales destruidos y las mujeres llevaban vestidos grandes como sacos y no podían ir sin velo. ¿Estoy en Afganistán o en mi propio país?, me pregunté, afirma esta exiliada, que lleva desde 1992 dedicada a la defensa de los derechos de las mujeres.
Un paso atrás
"En los años 80 las mujeres estudiábamos y podíamos ir solas a cualquier parte, pero ahora no, es imposible, se lamenta Rashid. En Irak hay muchas mujeres preparadas ¿por qué no se les tiene en cuenta a la hora de hacer la Constitución? Si queremos cambios estos tienen que empezar por los líderes. Ellos, por ejemplo, no se oponen a la poligamia, y el propio presidente, [Ghazi al Yauar] acaba de tomar una tercera mujer", subraya.
Los abusos sexuales, las violaciones, la mutilación genital e incluso los denominados crímenes de honor -que permiten el asesinato impune de aquellas cuyos parientes consideren que han deshonrado a la familia- son sólo algunos de los ataques contra este colectivo, que supone el 55% de la población, documentados por Amnistía Internacional (AI) en su informe 'Decenios de sufrimiento. Es hora de que las mujeres reciban un trato mejor'.
El documento recoge los asesinatos, en 2004, de la abogada británica Fern Holland y su asistente iraquí, Salwa Oumashi, y de la activista Amal al-Ma'amalachi, por defender los derechos de las mujeres. Las torturas de Huda Hafez Ahmad, a manos de los soldados de la coalición, que la mantuvieron durante 12 horas con la cara pegada a la pared, sometida a privación del sueño y a escuchar música a todo volumen o el de una pareja que sufrió mutilaciones en el rostro por enamorarse sin permiso familiar.
Esta situación ha llevado al límite a muchas mujeres, que optan por suicidarse. Según un estudio realizado por el Centro de Información en Suleimainiya, entre 1998 y 2002, 300 mujeres se inmolaron, principalmente por disputas familiares y malos tratos de sus maridos, señala Nazaneen. "Y eso en el Kurdistán, donde algunas leyes discriminatorias han sido abolidas. En el resto del país no hay datos, pero muchas mujeres se disparan, se ahorcan, se envenenan o saltan al vacío", explica Nazaneen.
Futuro incierto
¿Qué expectativas de cambio le ofrece el nuevo Gobierno? "Desde hace cientos de años existe una lucha de poder entre suníes y chiíes que puede conducir a una guerra civil. Tenemos noticias de la posible implantación de un Estado islamista, que se regiría por la sharía. Si triunfa, la ley no se tocaría y persistiría la discriminación de género. El bloque kurdo puede jugar un papel importante, porque son seculares y quieren un gobierno secular.
AI reclama al Gobierno iraquí el cumplimiento de la Convención de Ginebra contra la discriminación de la Mujer, la ratificación del estatuto de la Corte Penal Internacional y la adopción de medidas legales que pongan fin a la marginación por motivos de género.
El Mundo, 25-2-2005
MADRID.- "Las mujeres iraquíes son pájaros enjaulados. La nueva libertad no ha traído más que latas de Coca Cola y muchos partidos políticos que no hacen nada para mejorar la vida del pueblo". La defensora kurda de los derechos humanos, Nazaneen Rashid, denuncia que la situación de las iraquíes es peor que hace 20 años y pide al nuevo Gobierno que acabe con su discriminación legal y social.
Privadas de educación desde los 10 años, obligadas a contraer matrimonios de conveniencia, perseguidas por su militancia política, tomadas como rehenes por los grupos armados y recluidas en el hogar por imperativo islámico, las mujeres iraquíes se han convertido en las víctimas invisibles.
"En 2003 visité Basora y observé un cambio tremendo. Las universidades estaban vacías, los hospitales destruidos y las mujeres llevaban vestidos grandes como sacos y no podían ir sin velo. ¿Estoy en Afganistán o en mi propio país?, me pregunté, afirma esta exiliada, que lleva desde 1992 dedicada a la defensa de los derechos de las mujeres.
Un paso atrás
"En los años 80 las mujeres estudiábamos y podíamos ir solas a cualquier parte, pero ahora no, es imposible, se lamenta Rashid. En Irak hay muchas mujeres preparadas ¿por qué no se les tiene en cuenta a la hora de hacer la Constitución? Si queremos cambios estos tienen que empezar por los líderes. Ellos, por ejemplo, no se oponen a la poligamia, y el propio presidente, [Ghazi al Yauar] acaba de tomar una tercera mujer", subraya.
Los abusos sexuales, las violaciones, la mutilación genital e incluso los denominados crímenes de honor -que permiten el asesinato impune de aquellas cuyos parientes consideren que han deshonrado a la familia- son sólo algunos de los ataques contra este colectivo, que supone el 55% de la población, documentados por Amnistía Internacional (AI) en su informe 'Decenios de sufrimiento. Es hora de que las mujeres reciban un trato mejor'.
El documento recoge los asesinatos, en 2004, de la abogada británica Fern Holland y su asistente iraquí, Salwa Oumashi, y de la activista Amal al-Ma'amalachi, por defender los derechos de las mujeres. Las torturas de Huda Hafez Ahmad, a manos de los soldados de la coalición, que la mantuvieron durante 12 horas con la cara pegada a la pared, sometida a privación del sueño y a escuchar música a todo volumen o el de una pareja que sufrió mutilaciones en el rostro por enamorarse sin permiso familiar.
Esta situación ha llevado al límite a muchas mujeres, que optan por suicidarse. Según un estudio realizado por el Centro de Información en Suleimainiya, entre 1998 y 2002, 300 mujeres se inmolaron, principalmente por disputas familiares y malos tratos de sus maridos, señala Nazaneen. "Y eso en el Kurdistán, donde algunas leyes discriminatorias han sido abolidas. En el resto del país no hay datos, pero muchas mujeres se disparan, se ahorcan, se envenenan o saltan al vacío", explica Nazaneen.
Futuro incierto
¿Qué expectativas de cambio le ofrece el nuevo Gobierno? "Desde hace cientos de años existe una lucha de poder entre suníes y chiíes que puede conducir a una guerra civil. Tenemos noticias de la posible implantación de un Estado islamista, que se regiría por la sharía. Si triunfa, la ley no se tocaría y persistiría la discriminación de género. El bloque kurdo puede jugar un papel importante, porque son seculares y quieren un gobierno secular.
AI reclama al Gobierno iraquí el cumplimiento de la Convención de Ginebra contra la discriminación de la Mujer, la ratificación del estatuto de la Corte Penal Internacional y la adopción de medidas legales que pongan fin a la marginación por motivos de género.
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