El alcalde Francisco Valido, ejemplo de corrupción política
Puede que sea absolutamente casual que los cuarenta pinos talados el pasado viernes por el Ayuntamiento de Telde en la playa de Melenara impidieran la visión del mar desde el Restaurante-escuela allí instalado. Como seguramente será también casual que el empresario que explota ese establecimiento, Luis Vega, sea el presidente de la patronal Fecao, dueño de varios restaurantes de la ciudad y amigo del alcalde, Paco Valido. Puede ser casual también que los pinos fueran plantados por los vecinos en 1988 cuando mandaba en el consistorio un pacto en el que estaba el PSOE. Más casual resultará que un día antes de la tala apareciera una denuncia diciendo que el pequeño bosque era un nido de marihuanados (sic), o que un informe de un policía local sostenga que por culpa de los árboles, "la luz no llega correctamente al suelo". Lo que no admite interpretación es que los vecinos de Melenara lloraban este viernes por la desaparición de su pinar. Porque era suyo, no del alcalde, ni del empresario restaurador.
Ahora el alcalde de Telde, que por si no lo saben es tambien el responsable de Parques y Jardines -ahí tenemos el estado de abandono de ambos, alguno de ellos cerrados, otros con sus lagunas desecadas, o los alcorques vacíos de numerosas aceras terminadas hace meses que siguen sin árboles- tiene además la desfachatez de mandar un camión cuba a regar los árboles plantados por los vecinos, en sustitución de los que él ordenó arrancar. Pero eso sí, en los medios de comunicación de hoy el múnicipe advierte que -una vez se ha salido con la suya dejándole las vistas libres a su amiguete Luis Vega-, "el consistorio tiene pendientede decidir cuál será el aspecto final de este espacio, ya que algunos de los árboles talados podrían rebrotar" anunciando además que "en cualquier caso, el lugar no puede quedar muy tupido de vegetación".
Por ello es el momento de exigirle oficialmente la dimisión como alcalde y responsable de parques y jardines y preguntarle si su propósito es seguirle haciendo la guerra a los árboles del municipio en general y a los de Melenara en particular.
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