Un pueblo encuentra su futuro en reciclar ordenadores.
Un pueblo encuentra su futuro en reciclar ordenadores.
CanalEmpresaSostenible/Cinco Días.
El censo alcanza los 3.245 habitantes y cuenta con una orografía accidentada. Dos colonias de hilados textiles daban empleo a buena parte de la población a finales de los años ochenta, aprovechando la fuerza hidráulica de los ríos Llobregat y Cardener. Pero los primeros envites de la crisis textil de la pasada década forzaron el cierre de ambas empresas.
Teníamos que buscar una alternativa para el futuro. A principios de los noventa ya se empezaba a hablar de la necesidad de reciclar electrodomésticos, por lo que decidimos apostar por este tema, argumenta el alcalde, Evaristo de la Torre.
Todo el mundo es ecologista hasta que te instalan un vertedero en la población. Pero nosotros pensamos en su momento que valía la pena tener una cuota de solidaridad, se justifica el alcalde. El Pont de Vilomara cuenta ahora con tres factorías de reciclado de equipos electrónicos, desde móviles hasta televisores de tubos catódicos y monitores de ordenador, pasando por neveras y pilas. En conjunto, 85 personas de la población han encontrado un puesto de trabajo estable. Esta es una de las condiciones que pusimos, que la gente del pueblo pudiera acceder al empleo, especialmente las mujeres, que en trabajos de criba de los equipos alcanzan la mitad de la plantilla, asegura De la Torre.
La satisfacción de Evaristo de la Torre sólo se turba cuando explica el episodio de fuga de sulfato de manganeso de los filtros de la primera planta de reciclado de pilas, ocurrida el 2 de febrero de 1999. 'Llevamos a cabo el proyecto con mayor oposición vecinal'. La fuga de gas manchó algunas fachadas de casas del consistorio, sin ningún peligro para la salud.
De la Torre recupera el orgullo cuando afirma que 'ahora las plantas están consolidadas y ya celebramos jornadas de puertas abiertas para enseñar a la gente que esta actividad es igual a otro tipo de industria'. El resultado final de todo este proceso ha sido la instalación de tres empresas: la de reutilización de pilas; Electrorecycling, que reutiliza equipos eléctricos y electrónicos, y el Centro de Tratamiento de Frigoríficos. Como todo en este mundo, las compensaciones siempre son importantes, especialmente si son en dinero. El Pont de Vilomara ingresa cada año alrededor de 120.000 euros en concepto del canon que pagan las tres industrias instaladas, dos de ellas de titularidad pública.
Este canon varía en función de los kilos de equipos reciclados. 'Si la planta de frigoríficos aumenta la capacidad de 55.000 toneladas anuales a 125.000, aumentaríamos nuestros ingresos y podrían instalar un nuevo turno, lo que supondría más empleos', hace cuentas el alcalde.
Por Toni Garganté (Cinco Días).
CanalEmpresaSostenible/Cinco Días.
El censo alcanza los 3.245 habitantes y cuenta con una orografía accidentada. Dos colonias de hilados textiles daban empleo a buena parte de la población a finales de los años ochenta, aprovechando la fuerza hidráulica de los ríos Llobregat y Cardener. Pero los primeros envites de la crisis textil de la pasada década forzaron el cierre de ambas empresas.
Teníamos que buscar una alternativa para el futuro. A principios de los noventa ya se empezaba a hablar de la necesidad de reciclar electrodomésticos, por lo que decidimos apostar por este tema, argumenta el alcalde, Evaristo de la Torre.
Todo el mundo es ecologista hasta que te instalan un vertedero en la población. Pero nosotros pensamos en su momento que valía la pena tener una cuota de solidaridad, se justifica el alcalde. El Pont de Vilomara cuenta ahora con tres factorías de reciclado de equipos electrónicos, desde móviles hasta televisores de tubos catódicos y monitores de ordenador, pasando por neveras y pilas. En conjunto, 85 personas de la población han encontrado un puesto de trabajo estable. Esta es una de las condiciones que pusimos, que la gente del pueblo pudiera acceder al empleo, especialmente las mujeres, que en trabajos de criba de los equipos alcanzan la mitad de la plantilla, asegura De la Torre.
La satisfacción de Evaristo de la Torre sólo se turba cuando explica el episodio de fuga de sulfato de manganeso de los filtros de la primera planta de reciclado de pilas, ocurrida el 2 de febrero de 1999. 'Llevamos a cabo el proyecto con mayor oposición vecinal'. La fuga de gas manchó algunas fachadas de casas del consistorio, sin ningún peligro para la salud.
De la Torre recupera el orgullo cuando afirma que 'ahora las plantas están consolidadas y ya celebramos jornadas de puertas abiertas para enseñar a la gente que esta actividad es igual a otro tipo de industria'. El resultado final de todo este proceso ha sido la instalación de tres empresas: la de reutilización de pilas; Electrorecycling, que reutiliza equipos eléctricos y electrónicos, y el Centro de Tratamiento de Frigoríficos. Como todo en este mundo, las compensaciones siempre son importantes, especialmente si son en dinero. El Pont de Vilomara ingresa cada año alrededor de 120.000 euros en concepto del canon que pagan las tres industrias instaladas, dos de ellas de titularidad pública.
Este canon varía en función de los kilos de equipos reciclados. 'Si la planta de frigoríficos aumenta la capacidad de 55.000 toneladas anuales a 125.000, aumentaríamos nuestros ingresos y podrían instalar un nuevo turno, lo que supondría más empleos', hace cuentas el alcalde.
Por Toni Garganté (Cinco Días).
0 comentarios