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TURCÓN - Ecologistas en acción

La araña picona

La araña picona José A. Alemán

Un manual titulado Dangerous Creatures circulaba en los años 80 por el Reino Unido para uso de boy scouts y demás gentes adicta al oxígeno puro de los montes. En el apartado de arañas aparecía la información que les transcribo en inglés porque, visto el papanatismo reinante, quizá convenza más que la ofrecida por un biólogo isleño que tuvo la ocurrencia de contar lo mismo, pero en castellano.

Dice así: Recluse or Fiddleback Spider (Loxosceles reclusa) of North America is recognised by a violin shape on the back of the head. Thera are several different kinds, but L. Reclusa is the worst. Bite produce fever, chills, vomiting, join pain and spotty skin, within 24-48 hours. Although rarely fatal, tissue degeneration around the wound can cause disfigurement, or even lead to amputation, if left untreated. Lo que traducido por libre, no por liebre, viene a decir que esta araña se reconoce por una forma de violín detrás de la cabeza; que hay varias especies de las que la L. reclusa es la peor; que su mordedura produce fiebre, vómitos, dolores, erupciones de la piel en 24-48 horas; que es raramente mortal aunque la degeneración del tejido alrededor de la herida puede causar desfiguración, o aún llevar a la amputación si se demora el tratamiento. Junto al texto, un dibujo de la araña con el cráneo y las tibias cruzadas, para que conste.

Viene esto a cuento del caso del aruquense José Miguel Ventura Ascanio, que ha sufrido amputaciones, según él a causa de la picadura de una de estas arañas. Los médicos del Negrín lo creen improbable y lo atribuyen a un choque séptico, aunque no descartan que la picadura fuera la “puerta de entrada” de la infección. Ellos, dicen, se ocupan de personas, no de arañas. Un médico de la Unidad de Alergología del Negrín consideró “insólito” y “sorprendente” el caso y desde luego “muy preocupante” que pueda haber por ahí especies animales impropias del hábitat insular sin control. El biólogo que habló en castellano dijo haber localizado un ejemplar que por su juventud debió nacer en la isla. O sea, que está entre nosotros y prolifera.

Desde la perspectiva científica y médica las cosas están donde deben estar. Lo que dudo es que los responsables políticos de la salud pública se hayan tomado en serio el asunto. En un país menos bananero supondríamos que sí; en éste no es posible confiar después de tantos años de denuncias de los agricultores, por ejemplo, acerca de plagas nunca vistas antes y de que ya no choca tanto encontrarse danzando por ahí animales extraños. Hace cuatro o cinco años apareció, en el ventanillo del baño de un vecino mío, una serpiente de más de un metro, que acabó metida en la bañera. No tuvo más consecuencias que el susto de la mucama repuesta a base de agua y azúcar, que es de mucho momento. La persona que la capturó admitió habérsela vendido después, sin problemas, a un coleccionista de bichos, que haberlos, háylos tan descontrolados como sus mascotas.

Y ya metido en cosas de salud, la Unidad de Internamientos Breves, en la planta 10 del Hospital Insular. Se observa en ella la doble cara de la Sanidad canaria: un excelente trato y dedicación a los pacientes por parte del personal junto a notable escasez de medios. En esta unidad conviven personas con depresiones y de otras patologías, drogodependientes incluso, todos metidos en un espacio sin aire libre, sin terapia ocupacional ni otra expansión que pasear y verse las caras por el pasillo, me cuentan. Los medios de que disponen los profesionales serían de vergüeza si alguna tuvieran los responsables políticos. Otro ¡basta ya! que debería aplicarse la vicepresidenta Julios.

Por lo visto, no se tiene en cuenta que aunque aún no hemos llegado aún a los índices de patologías depresivas de otros países, su incidencia entre nosotros tiende al alza, por lo que cabría esperar mayor prevención de lo que venga. Aunque quizá sea mucho pedir: si cargan la tajarria con lo que hay, ya me contarán qué puede esperarse respecto a lo que vendrá aunque ya lo tengamos encima.

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