La banda ancha es imparable en España,
En algún momento (¿otoño?) el mercado nacional despertará
La inminente Gran Explosión
España es Europa, pese a lo que pueda parecer, y tendrá un uso europeo de la Red. Internet no es una construcción de gobiernos e industrias, aunque pueda parecerlo, así que su crecimiento no dependerá de sus acciones (o inacciones). Cuando una tecnología supera el 35% de penetración social, de repente se hace imprescindible. El crecimiento de la banda ancha es imparable en España, no así la oferta de contenidos. El mercado publicitario online no deja de crecer y crecer. Todos los signos indican que en algún momento pasado el verano la Internet nacional dará un gran salto. Hay, pues, razones para el optimismo postvacacional. A la vuelta todo irá mejor.
El optimismo es una droga, casi una enfermedad, pero a veces está justificado. Por ejemplo cuando la situación es tan mala que ya no puede empeorar, pues entonces sólo cabe la mejora. Vistas las actuales circunstancias en el desarrollo en España de la Red, éste puede ser el caso. Desde el fondo del abismo sólo podemos ir hacia arriba.
Y hay señales en este sentido. Según el último Estudio General de Medios la penetración social de Internet en España roza el 35% de la población. En otros países y tecnologías este porcentaje ha supuesto un cambio en el modo de extensión; lo que antes era un lujo o algo de unos pocos pasa a ser virtualmente obligatorio. La tecnología en cuestión sufre una fase de rápido avance y se convierte rápidamente en ubicua.
Pronto empezará a ocurrir. En los hogares con niños ya se considera muy deseable disponer de acceso a la Red; espere a que los colegios envíen las notas a los padres por correo electrónico. Quienes viajan mucho ya conocen las ventajas de comprar los billetes de avión en la Red; espere a que muchas aerolíneas repercutan los ahorros que les supone esta vía en los precios que cobran, y volar a Barcelona, Madrid o Cádiz le cueste un 20% menos en Internet que en la agencia de viajes.
Otra de las patas fundamentales de la sociedad de la información, el negocio, también crece. La publicidad, las ventas, la comunicación empresarial... cada vez más aspectos del mundo financiero e industrial están afectados por la Red. Cada vez se hace más negocio en y a través de Internet. Los bancos traspasan las relaciones con sus clientes a su página web, donde es mucho más cómodo (y para ellos, barato) realizar operaciones.
Cabe incluso alguna sorpresa en el modo de crecimiento. Las tasas de penetración de la banda ancha respecto al total son más parecidas a las de Corea del Sur antes de que allí se desbordase el interés que a los países de nuestro entorno. El ir con retraso en penetración total puede significar que el salto de la barrera se produzca de modo mucho más explosivo que en Gran Bretaña, Suecia o Estados Unidos.
Existe incluso cierta evidencia anecdótica de movimientos en el sector empresarial; algún os fichajes estratégicos, ciertos rumores y consultas y un desacostumbrado interés por el tema parecen indicar que varios grandes grupos de comunicación se disponen a arremangarse y a ponerse a trabajar en serio la Red después de las vacaciones. Al fin y al cabo, el tema que les ha mantenido absortos durante años (la televisión) se ha resuelto por fin.
Cabe, por tanto, soñar durante las siestas agosteñas con una vigorosa reactivación del mercado profesional de Internet en España al llegar el otoño. Y ojalá que así sea, o nos descolgaremos de otra revolución tecnológica. Como tantas otras veces en el pasado.
Que los dioses del verano nos iluminen y protejan, pues...
La inminente Gran Explosión
España es Europa, pese a lo que pueda parecer, y tendrá un uso europeo de la Red. Internet no es una construcción de gobiernos e industrias, aunque pueda parecerlo, así que su crecimiento no dependerá de sus acciones (o inacciones). Cuando una tecnología supera el 35% de penetración social, de repente se hace imprescindible. El crecimiento de la banda ancha es imparable en España, no así la oferta de contenidos. El mercado publicitario online no deja de crecer y crecer. Todos los signos indican que en algún momento pasado el verano la Internet nacional dará un gran salto. Hay, pues, razones para el optimismo postvacacional. A la vuelta todo irá mejor.
El optimismo es una droga, casi una enfermedad, pero a veces está justificado. Por ejemplo cuando la situación es tan mala que ya no puede empeorar, pues entonces sólo cabe la mejora. Vistas las actuales circunstancias en el desarrollo en España de la Red, éste puede ser el caso. Desde el fondo del abismo sólo podemos ir hacia arriba.
Y hay señales en este sentido. Según el último Estudio General de Medios la penetración social de Internet en España roza el 35% de la población. En otros países y tecnologías este porcentaje ha supuesto un cambio en el modo de extensión; lo que antes era un lujo o algo de unos pocos pasa a ser virtualmente obligatorio. La tecnología en cuestión sufre una fase de rápido avance y se convierte rápidamente en ubicua.
Pronto empezará a ocurrir. En los hogares con niños ya se considera muy deseable disponer de acceso a la Red; espere a que los colegios envíen las notas a los padres por correo electrónico. Quienes viajan mucho ya conocen las ventajas de comprar los billetes de avión en la Red; espere a que muchas aerolíneas repercutan los ahorros que les supone esta vía en los precios que cobran, y volar a Barcelona, Madrid o Cádiz le cueste un 20% menos en Internet que en la agencia de viajes.
Otra de las patas fundamentales de la sociedad de la información, el negocio, también crece. La publicidad, las ventas, la comunicación empresarial... cada vez más aspectos del mundo financiero e industrial están afectados por la Red. Cada vez se hace más negocio en y a través de Internet. Los bancos traspasan las relaciones con sus clientes a su página web, donde es mucho más cómodo (y para ellos, barato) realizar operaciones.
Cabe incluso alguna sorpresa en el modo de crecimiento. Las tasas de penetración de la banda ancha respecto al total son más parecidas a las de Corea del Sur antes de que allí se desbordase el interés que a los países de nuestro entorno. El ir con retraso en penetración total puede significar que el salto de la barrera se produzca de modo mucho más explosivo que en Gran Bretaña, Suecia o Estados Unidos.
Existe incluso cierta evidencia anecdótica de movimientos en el sector empresarial; algún os fichajes estratégicos, ciertos rumores y consultas y un desacostumbrado interés por el tema parecen indicar que varios grandes grupos de comunicación se disponen a arremangarse y a ponerse a trabajar en serio la Red después de las vacaciones. Al fin y al cabo, el tema que les ha mantenido absortos durante años (la televisión) se ha resuelto por fin.
Cabe, por tanto, soñar durante las siestas agosteñas con una vigorosa reactivación del mercado profesional de Internet en España al llegar el otoño. Y ojalá que así sea, o nos descolgaremos de otra revolución tecnológica. Como tantas otras veces en el pasado.
Que los dioses del verano nos iluminen y protejan, pues...
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