Los Veinticinco apuestan por el hidrógeno como una de las fuentes energéticas del futuro
23 sep (Canal Empresa Sostenible / Aquí Europa)
Dentro del escaso abanico de posibilidades, los Veinticinco apuestan por el hidrógeno, variante energética que cuenta con el respaldo del Parlamento Europeo y la contribución económica de la Comisión Europea, cuyo objetivo es aplicar el llamado 'combustible del futuro' en medios de transporte, telecomunicaciones y viviendas, y así mejorar la calidad del aire, el medio ambiente y cumplir con el Protocolo de Kioto.
La mayor apuesta comunitaria consiste en afrontar el declive de la producción del petróleo y sus efectos nocivos sobre la atmósfera con el hidrógeno, de bajo contenido en carbón, que podría convertirse dentro de 30 años en la energía del futuro aplicándose como combustible a coches, barcos y aviones, así como fuente energética de alimentación para el alumbrado urbano y los sistemas de calefacción y de aire acondicionado. Ahora bien, dado que el hidrógeno no es una energía primaria y que se necesita de otras para crearlo, la solución a la anunciada crisis energética pasa por utilizar la energía solar y la nuclear para producirlo. 'La Comisión Europea quiere conseguir una mezcla de energías sostenibles', declaró a Aquí Europa Rupert Krietemeyer, portavoz de Janez Potocnik, comisario europeo de Ciencia e Investigación. De hecho, el responsable comunitario declaró el pasado mes de julio a este respecto que 'todos somos conscientes de la necesidad de encontrar fuentes de energía que sean limpias, seguras y asequibles, al ir en aumento la demanda y ser Europa cada vez más dependiente de la energía importada'.
Ante el desafío de los precios del crudo, los Veinticinco están centrando cada vez más sus esfuerzos en la puesta en marcha de un programa que acelere la utilización de esta alternativa energética que resulta, por el momento, más cara que la gasolina. Véase el ejemplo de la Primera Conferencia Internacional sobre la Seguridad del Hidrógeno, celebrada los pasados días 8, 9 y 10 de septiembre, en la ciudad italiana de Pisa, donde se han abordado aspectos como la seguridad del hidrógeno para mejorar y coordinar los conocimientos sobre este elemento a escala comunitaria, además de fomentar la sensibilización de la opinión pública.
Sector automovilístico: el pionero
Por el momento, la industria que parece prepararse más ante dicho desafío es la de los transportes, con el anuncio de fabricantes de la talla de Mazda, Honda, Toyota y Generals Motors de comercializar vehículos impulsados por hidrógeno a partir del año 2010. Hasta ahora, el principal problema que presentaban este tipo de vehículos era el del almacenamiento de la energía, ya que obligaban a repostar cada 100 ó 150 kilómetros. Sin embargo, en los últimos meses dichos fabricantes han intentado superar este obstáculo y Generals Motors ha presentado un turismo que puede funcionar sin repostar hasta 480 kilómetros, como un coche convencional y que pretende comercializar a partir de 2010. Por su parte, Toyota -segundo mayor fabricante de vehículos a escala planetaria- está concentrando sus esfuerzos en reducir el coste de la producción de dichos vehículos. Éste cuesta en la actualidad más de 800.000 euros, mientras que hacia 2015, fecha en la que espera iniciar la venta de los mismos, espera verla reducida a 4.000 euros.
Es decir, aunque el sector automovilístico se está preparando para el día en que los pozos de petróleo se sequen, invirtiendo miles de millones de dólares para desarrollar vehículos limpios y eficientes que utilicen el hidrógeno como combustible sin producir emisiones contaminantes -como es el caso de autobuses interurbanos que ya circulan por algunas ciudades europeas como Madrid y Barcelona-, ninguna empresa automovilística ha vendido coches con motor de hidrógeno y apenas hay una docena en circulación. Estos se encuentran, principalmente, en los centros de investigación de Japón y California, según los datos publicados en la conferencia de Pisa.
Aviones, viviendas, cerámica, vidrios...
El uso del hidrógeno en el sector de la aviación ha quedado descartado por el momento. Hace escasamente un mes, el pasado 19 de agosto, la Comisión Europea mostró su oposición a reemplazar, por ahora, el combustible de los aviones por hidrógeno líquido, y rechazó utilizar a corto plazo los hallazgos del programa de investigación CRYOPLANE y, concretamente, los que demuestran la mayor viabilidad y seguridad del uso del fuel criogénico (hidrógeno líquido como combustible) para los aviones. En este contexto, el comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, explicó entonces que 'CRYOPLANE fue desde sus inicios un proyecto de investigación cofinanciado por la Unión Europea junto con otras entidades y su explotación está supeditada ante todo a sus estrategias para futuras investigaciones y aplicaciones industriales'.
Pero el sector de los transportes no es el único que se prepara para los desafíos energéticos del futuro. El inmobiliario comienza a vislumbrar la posibilidad de investigar cómo ser más independiente de las fuentes de energía convencionales, tanto en viviendas aisladas como en pequeñas urbanizaciones. Así, por ejemplo, en España, la empresa viguesa Nortérmica está trabajando en un proyecto alternativo al carbón y al petróleo, mediante la implementación de una economía basada en el hidrógeno. La principal cualidad innovadora de esta investigación es 'considerar el hidrógeno como una solución universal para las demandas energéticas de calor y de electricidad de una vivienda familiar o multifamiliar'.
Asimismo, investigadores italianos han desarrollado una nueva técnica para la producción del hidrógeno y la purificación de gases contaminados. La técnica implica la liberación de oxígeno del óxido cerio, un polvo amarillo y blanco utilizado en la cerámica y el pulido de vidrios.
Pilas de combustible
Otra de las posibles variaciones del uso del hidrógeno es la fabricación de pilas de combustible que generan electricidad al combinar, en reacciones electroquímicas, hidrógeno y un oxidante (oxígeno o aire). El residuo generado es agua. Aunque por el momento no son una alternativa a los generadores de energía como tales, puesto que el hidrógeno hay que producirlo y el proceso no es barato en términos energéticos, se espera que las pilas resulten muy útiles como alternativa de almacenamiento energético para cualquier dispositivo no enchufado a la red. El portavoz de Potocnik declaró a este respecto que 'para conseguir una mezcla de energías sostenibles, las tecnologías de pilas de combustible de hidrógeno son uno de los elementos con más futuro de esta mezcla'. Asimismo, Kari Törronen, director del Instituto de la Energía de Petten (Holanda), declaró el pasado mes de julio, con motivo de la inauguración del Laboratorio Común de Investigación, dependiente de la Comisión Europea, que 'las expectativas acerca de las pilas de combustible son enormes, pero también lo son los retos pendientes'.
Sin embargo, aunque las pilas de combustible no han llegado al punto de madurez para entrar en el mercado, la UE considera que es necesario fijar estándares de rendimiento, seguridad, comportamiento y duración, para facilitar su puesta a punto industrial. Para ello, dicho laboratorio ha creado las instalaciones anteriormente mencionadas con el fin de llevar a cabo ensayos de estas pilas de combustible y los dispositivos asociados a ellas. La estandarización de parámetros tanto de las pilas como de los depósitos de combustible o de los futuros centros de suministro de hidrógeno debe facilitar y orientar, según los responsables de la UE, tanto las estrategias industriales y tecnológicas del sector como la investigación.
Con estas posibles futuras aplicaciones, el hidrógeno supondrá -según expertos comunitarios- 'una viabilidad económica clara, comparando los costes del desarrollo del producto y su aplicación con los costes actuales de los combustibles'.
Posición de la Eurocámara
Así las cosas, y dado el interés de la UE de aumentar el uso del hidrógeno, cualquier apoyo a esta alternativa energética podría ser buena, a juzgar por la reacción de la Eurocámara al respecto. Hace tan sólo unos días, un grupo de eurodiputados de todos los partidos publicó un 'Manifiesto para lanzar la economía del hidrógeno', en el que proponían diversas acciones como la puesta en marcha de proyectos piloto para el uso tanto público como privado del hidrógeno. Igualmente, abogaron por la cooperación entre administraciones locales y la industria de la energía y por crear un consorcio para la compra de equipos para la producción de energías renovables, impulsar campañas de información local, nacional y europeo, y apoyar el desarrollo de redes interactivas de pequeños productores y consumidores de energía.
Otras de sus ideas consiste en introducir esquemas de incentivos fiscales y financieros para permitir la compra de equipos de energía renovable e hidrógeno y establecer estándares de eficiencia energética. Asimismo, emitir eurobonos para apoyar el esfuerzo que tiene que hacer la UE en este campo, idea que no precisaron, ya que 'es algo que habría que resolver junto con las instituciones financieras y la participación de los ciudadanos'.
Asimismo, los eurodiputados anunciaron que a finales de octubre o comienzos de noviembre de este año publicarán una 'Hoja de Ruta' sobre cuáles son las inversiones y las decisiones fiscales necesarias para llevar a cabo su plan de impulsar la energía del hidrógeno. Según declaró Dimas, 'necesitamos un cambio fundamental en el esquema de energía de nuestra sociedad, ya que el hidrógeno representa la posibilidad de resolver muchas dificultades actuales'.
Pasos previos
Estas propuestas se suman a las ya efectuadas en el seno de la UE para incentivar el uso del hidrógeno en los Estados miembros. Sirva como ejemplo la primera estación de hidrógeno de la UE y la tercera a escala mundial inaugurada en Madrid en abril de 2003 de manos de Air Liquide España, Gas Natural SDG y Repsol YPF junto con la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT). A ella acuden a repostar los autobuses alimentados por hidrógeno -producido en la misma estación mediante transformación de gas natural- de la capital española. La estación de servicio ocupa una superficie de 1.100 metros cuadrados, y está compuesta de una planta de producción de hidrógeno, de un sistema de almacenamiento del mismo y de un surtidor de llenado rápido, con los sistemas de seguridad y control necesarios incorporados. La inversión total ascendió a 2.000.000 de euros.
Esta iniciativa forma parte de los proyectos europeos CUTE (Clean Urban Transport for Europe) y CITYCELL, que tiene como finalidad demostrar la viabilidad y las ventajas del hidrógeno como combustible para el transporte urbano que ayuda a reducir las emisiones de CO2 causantes del cambio climático y, por consiguiente, también contribuye al cumplimiento del Protocolo de Kioto, firmado el pasado 16 de febrero en la ciudad japonesa del mismo nombre.
Por otra parte, y un año más tarde -concretamente el 20 de enero de 2004- de la instalación de la citada estación en la capital española, la Comisión Europea que presidía por entonces el italiano Romano Prodi, lanzó el Consejo Asesor de la Plataforma del Hidrógeno y la Tecnología de Pilas de Combustible, cuyo principal objetivo es facilitar y acelerar el desarrollo y la utilización de sistemas energéticos europeos, basados en pilas de combustible e hidrógeno, competitivos a escala mundial, para su aplicación en el transporte, el sector estacionario y el portátil.
Dentro del escaso abanico de posibilidades, los Veinticinco apuestan por el hidrógeno, variante energética que cuenta con el respaldo del Parlamento Europeo y la contribución económica de la Comisión Europea, cuyo objetivo es aplicar el llamado 'combustible del futuro' en medios de transporte, telecomunicaciones y viviendas, y así mejorar la calidad del aire, el medio ambiente y cumplir con el Protocolo de Kioto.
La mayor apuesta comunitaria consiste en afrontar el declive de la producción del petróleo y sus efectos nocivos sobre la atmósfera con el hidrógeno, de bajo contenido en carbón, que podría convertirse dentro de 30 años en la energía del futuro aplicándose como combustible a coches, barcos y aviones, así como fuente energética de alimentación para el alumbrado urbano y los sistemas de calefacción y de aire acondicionado. Ahora bien, dado que el hidrógeno no es una energía primaria y que se necesita de otras para crearlo, la solución a la anunciada crisis energética pasa por utilizar la energía solar y la nuclear para producirlo. 'La Comisión Europea quiere conseguir una mezcla de energías sostenibles', declaró a Aquí Europa Rupert Krietemeyer, portavoz de Janez Potocnik, comisario europeo de Ciencia e Investigación. De hecho, el responsable comunitario declaró el pasado mes de julio a este respecto que 'todos somos conscientes de la necesidad de encontrar fuentes de energía que sean limpias, seguras y asequibles, al ir en aumento la demanda y ser Europa cada vez más dependiente de la energía importada'.
Ante el desafío de los precios del crudo, los Veinticinco están centrando cada vez más sus esfuerzos en la puesta en marcha de un programa que acelere la utilización de esta alternativa energética que resulta, por el momento, más cara que la gasolina. Véase el ejemplo de la Primera Conferencia Internacional sobre la Seguridad del Hidrógeno, celebrada los pasados días 8, 9 y 10 de septiembre, en la ciudad italiana de Pisa, donde se han abordado aspectos como la seguridad del hidrógeno para mejorar y coordinar los conocimientos sobre este elemento a escala comunitaria, además de fomentar la sensibilización de la opinión pública.
Sector automovilístico: el pionero
Por el momento, la industria que parece prepararse más ante dicho desafío es la de los transportes, con el anuncio de fabricantes de la talla de Mazda, Honda, Toyota y Generals Motors de comercializar vehículos impulsados por hidrógeno a partir del año 2010. Hasta ahora, el principal problema que presentaban este tipo de vehículos era el del almacenamiento de la energía, ya que obligaban a repostar cada 100 ó 150 kilómetros. Sin embargo, en los últimos meses dichos fabricantes han intentado superar este obstáculo y Generals Motors ha presentado un turismo que puede funcionar sin repostar hasta 480 kilómetros, como un coche convencional y que pretende comercializar a partir de 2010. Por su parte, Toyota -segundo mayor fabricante de vehículos a escala planetaria- está concentrando sus esfuerzos en reducir el coste de la producción de dichos vehículos. Éste cuesta en la actualidad más de 800.000 euros, mientras que hacia 2015, fecha en la que espera iniciar la venta de los mismos, espera verla reducida a 4.000 euros.
Es decir, aunque el sector automovilístico se está preparando para el día en que los pozos de petróleo se sequen, invirtiendo miles de millones de dólares para desarrollar vehículos limpios y eficientes que utilicen el hidrógeno como combustible sin producir emisiones contaminantes -como es el caso de autobuses interurbanos que ya circulan por algunas ciudades europeas como Madrid y Barcelona-, ninguna empresa automovilística ha vendido coches con motor de hidrógeno y apenas hay una docena en circulación. Estos se encuentran, principalmente, en los centros de investigación de Japón y California, según los datos publicados en la conferencia de Pisa.
Aviones, viviendas, cerámica, vidrios...
El uso del hidrógeno en el sector de la aviación ha quedado descartado por el momento. Hace escasamente un mes, el pasado 19 de agosto, la Comisión Europea mostró su oposición a reemplazar, por ahora, el combustible de los aviones por hidrógeno líquido, y rechazó utilizar a corto plazo los hallazgos del programa de investigación CRYOPLANE y, concretamente, los que demuestran la mayor viabilidad y seguridad del uso del fuel criogénico (hidrógeno líquido como combustible) para los aviones. En este contexto, el comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, explicó entonces que 'CRYOPLANE fue desde sus inicios un proyecto de investigación cofinanciado por la Unión Europea junto con otras entidades y su explotación está supeditada ante todo a sus estrategias para futuras investigaciones y aplicaciones industriales'.
Pero el sector de los transportes no es el único que se prepara para los desafíos energéticos del futuro. El inmobiliario comienza a vislumbrar la posibilidad de investigar cómo ser más independiente de las fuentes de energía convencionales, tanto en viviendas aisladas como en pequeñas urbanizaciones. Así, por ejemplo, en España, la empresa viguesa Nortérmica está trabajando en un proyecto alternativo al carbón y al petróleo, mediante la implementación de una economía basada en el hidrógeno. La principal cualidad innovadora de esta investigación es 'considerar el hidrógeno como una solución universal para las demandas energéticas de calor y de electricidad de una vivienda familiar o multifamiliar'.
Asimismo, investigadores italianos han desarrollado una nueva técnica para la producción del hidrógeno y la purificación de gases contaminados. La técnica implica la liberación de oxígeno del óxido cerio, un polvo amarillo y blanco utilizado en la cerámica y el pulido de vidrios.
Pilas de combustible
Otra de las posibles variaciones del uso del hidrógeno es la fabricación de pilas de combustible que generan electricidad al combinar, en reacciones electroquímicas, hidrógeno y un oxidante (oxígeno o aire). El residuo generado es agua. Aunque por el momento no son una alternativa a los generadores de energía como tales, puesto que el hidrógeno hay que producirlo y el proceso no es barato en términos energéticos, se espera que las pilas resulten muy útiles como alternativa de almacenamiento energético para cualquier dispositivo no enchufado a la red. El portavoz de Potocnik declaró a este respecto que 'para conseguir una mezcla de energías sostenibles, las tecnologías de pilas de combustible de hidrógeno son uno de los elementos con más futuro de esta mezcla'. Asimismo, Kari Törronen, director del Instituto de la Energía de Petten (Holanda), declaró el pasado mes de julio, con motivo de la inauguración del Laboratorio Común de Investigación, dependiente de la Comisión Europea, que 'las expectativas acerca de las pilas de combustible son enormes, pero también lo son los retos pendientes'.
Sin embargo, aunque las pilas de combustible no han llegado al punto de madurez para entrar en el mercado, la UE considera que es necesario fijar estándares de rendimiento, seguridad, comportamiento y duración, para facilitar su puesta a punto industrial. Para ello, dicho laboratorio ha creado las instalaciones anteriormente mencionadas con el fin de llevar a cabo ensayos de estas pilas de combustible y los dispositivos asociados a ellas. La estandarización de parámetros tanto de las pilas como de los depósitos de combustible o de los futuros centros de suministro de hidrógeno debe facilitar y orientar, según los responsables de la UE, tanto las estrategias industriales y tecnológicas del sector como la investigación.
Con estas posibles futuras aplicaciones, el hidrógeno supondrá -según expertos comunitarios- 'una viabilidad económica clara, comparando los costes del desarrollo del producto y su aplicación con los costes actuales de los combustibles'.
Posición de la Eurocámara
Así las cosas, y dado el interés de la UE de aumentar el uso del hidrógeno, cualquier apoyo a esta alternativa energética podría ser buena, a juzgar por la reacción de la Eurocámara al respecto. Hace tan sólo unos días, un grupo de eurodiputados de todos los partidos publicó un 'Manifiesto para lanzar la economía del hidrógeno', en el que proponían diversas acciones como la puesta en marcha de proyectos piloto para el uso tanto público como privado del hidrógeno. Igualmente, abogaron por la cooperación entre administraciones locales y la industria de la energía y por crear un consorcio para la compra de equipos para la producción de energías renovables, impulsar campañas de información local, nacional y europeo, y apoyar el desarrollo de redes interactivas de pequeños productores y consumidores de energía.
Otras de sus ideas consiste en introducir esquemas de incentivos fiscales y financieros para permitir la compra de equipos de energía renovable e hidrógeno y establecer estándares de eficiencia energética. Asimismo, emitir eurobonos para apoyar el esfuerzo que tiene que hacer la UE en este campo, idea que no precisaron, ya que 'es algo que habría que resolver junto con las instituciones financieras y la participación de los ciudadanos'.
Asimismo, los eurodiputados anunciaron que a finales de octubre o comienzos de noviembre de este año publicarán una 'Hoja de Ruta' sobre cuáles son las inversiones y las decisiones fiscales necesarias para llevar a cabo su plan de impulsar la energía del hidrógeno. Según declaró Dimas, 'necesitamos un cambio fundamental en el esquema de energía de nuestra sociedad, ya que el hidrógeno representa la posibilidad de resolver muchas dificultades actuales'.
Pasos previos
Estas propuestas se suman a las ya efectuadas en el seno de la UE para incentivar el uso del hidrógeno en los Estados miembros. Sirva como ejemplo la primera estación de hidrógeno de la UE y la tercera a escala mundial inaugurada en Madrid en abril de 2003 de manos de Air Liquide España, Gas Natural SDG y Repsol YPF junto con la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT). A ella acuden a repostar los autobuses alimentados por hidrógeno -producido en la misma estación mediante transformación de gas natural- de la capital española. La estación de servicio ocupa una superficie de 1.100 metros cuadrados, y está compuesta de una planta de producción de hidrógeno, de un sistema de almacenamiento del mismo y de un surtidor de llenado rápido, con los sistemas de seguridad y control necesarios incorporados. La inversión total ascendió a 2.000.000 de euros.
Esta iniciativa forma parte de los proyectos europeos CUTE (Clean Urban Transport for Europe) y CITYCELL, que tiene como finalidad demostrar la viabilidad y las ventajas del hidrógeno como combustible para el transporte urbano que ayuda a reducir las emisiones de CO2 causantes del cambio climático y, por consiguiente, también contribuye al cumplimiento del Protocolo de Kioto, firmado el pasado 16 de febrero en la ciudad japonesa del mismo nombre.
Por otra parte, y un año más tarde -concretamente el 20 de enero de 2004- de la instalación de la citada estación en la capital española, la Comisión Europea que presidía por entonces el italiano Romano Prodi, lanzó el Consejo Asesor de la Plataforma del Hidrógeno y la Tecnología de Pilas de Combustible, cuyo principal objetivo es facilitar y acelerar el desarrollo y la utilización de sistemas energéticos europeos, basados en pilas de combustible e hidrógeno, competitivos a escala mundial, para su aplicación en el transporte, el sector estacionario y el portátil.
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