Oryx , el unicornio del desierto de Omán
Una campaña internacional resucita al antílope blanco tras su extinción
Oryx de Arabia: el unicornio del desierto por Isaac Vega En 1972, un furtivo abatía en el desierto de Omán al último oryx de Arabia que vivía en libertad, haciendo realidad una extinción anunciada. Afortunadamente, ya se había puesto en marcha para entonces
la Operación Oryx, la campaña internacional que con los años devolvería al ungulado a su medio natural, donde hoy en día unos novecientos ejemplares sobreviven al infierno de las arenas, bajo la amenaza permanente de los furtivos.
Su casi fantasmagórica imagen, de lento caminar, entre la calima del desierto, hizo pensar a muchos viajeros que se encontraban ante el buscado unicornio. En
el siglo IV antes de Cristo, Aristóteles ya asociaba el oryx de Arabia
(Oryx leucoryx) con la mítica criatura.
Leyendas al margen, lo cierto es que el más pequeño de los antílopes
del desierto las otras dos especies del mismo género son el oryx del
Cabo (O. gazella) y el oryx de cimitarra o del Sáhara (O. dammah) se
extinguió en el medio natural hace poco más de treinta años.
Sin embargo, gracias a uno de los programas de recuperación de mamíferos
silvestres más exitosos jamás lanzados, estos extraños antílopes blancos han regresado a las arenas del desierto, un ambiente extremo al que están extraordinariamente
adaptados.
Oryx de Arabia: el unicornio del desierto por Isaac Vega En 1972, un furtivo abatía en el desierto de Omán al último oryx de Arabia que vivía en libertad, haciendo realidad una extinción anunciada. Afortunadamente, ya se había puesto en marcha para entonces
la Operación Oryx, la campaña internacional que con los años devolvería al ungulado a su medio natural, donde hoy en día unos novecientos ejemplares sobreviven al infierno de las arenas, bajo la amenaza permanente de los furtivos.
Su casi fantasmagórica imagen, de lento caminar, entre la calima del desierto, hizo pensar a muchos viajeros que se encontraban ante el buscado unicornio. En
el siglo IV antes de Cristo, Aristóteles ya asociaba el oryx de Arabia
(Oryx leucoryx) con la mítica criatura.
Leyendas al margen, lo cierto es que el más pequeño de los antílopes
del desierto las otras dos especies del mismo género son el oryx del
Cabo (O. gazella) y el oryx de cimitarra o del Sáhara (O. dammah) se
extinguió en el medio natural hace poco más de treinta años.
Sin embargo, gracias a uno de los programas de recuperación de mamíferos
silvestres más exitosos jamás lanzados, estos extraños antílopes blancos han regresado a las arenas del desierto, un ambiente extremo al que están extraordinariamente
adaptados.
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