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TURCÓN - Ecologistas en acción

Elogio de la palmera canaria

Elogio de la palmera canaria

"Comencemos por la hermosura de las Palmas, árbol que no se contenta con arrebatar los ojos al Cielo para alcanzar su hermosura, sino que también blasona de no tener cosa inútil: de su fruto es general la estimación, del huesillo de los dátiles fraguan medicamentos los boticarios, el meollo que el vulgo llama palmito es comestible, muy tierno, fresco y dulce, del humor que el arte le haze distilar, es una bebida fresca, que llaman vino de Palmas y purificandole en el fuego hazen los naturales muchas arrobas de miel fresca y de agradable savor, y si esta, con el tiempo se endurece, se convierte en azucar suave medicamente para el calor violento del pecho, porque la natural virtud de la Palma es templada frescura, su tronco o mastil da muchos lances de tablas y maderos, de sus ojas se fabrican las escobas y esteras; y de las tiernas del cogollo que no han perdido lo blanco, se hazen muchas obras muy curiosas, de que se llena mucha a España, al Norte y a otras partes, y estas blancas del cogollo son las que sirven a la bendición solemne la Dominica de Palmas.

A este arbol, a cuya celsitud y belleza es comparada la santidad y virtudes de la Reyna Celestial, es tan nativo el terreno, que sino le impidieran su inclinación, en pocos días fuera todo denso bosque: entre las guías de los tránsitos comunes, y en doquiera que cae el huesso del dátil, sin cultivo alguno se nace en breve tiempo la Palma. Fuera de las muchas que ay en el espacio de la Ysla, y en la principal Ciudad de las quales tomo el titulo, y es por ella conocida de las navegaciones desde que alcançan a verlas: tiene en parte remota formado bosque de Palmas de seis o siete millas, tan densas, que pudiera caminarse todo aquel espacio por lo alto de sus copas si las agudas puntas de sus ojas no impidieran el tránsito de una a otra.

Han servido y sirven en años de grande esterilidad de refugio a muchos desvalidos de aquellos pueblos vecinos y a forasteros, que acongiendose a este bosque han impedido la muerte con los datiles y palmitos o meollos de las Palmas, guareciendo tambien los brutos domesticos con las ojas, mientras dura la calamidad."

Fray Diego Henríquez,
Verdadera fortuna de las Canarias y breue noticia de la milagrosa imagen de Ntra. Señora del Pino de Gran Canaria, 1714
Documento completo disponible en Memoria Digital de Canarias (mdC)

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