España, a la cola de los países ricos en protección del medio ambiente
Rafael Méndez
El País, 24-01-2006
España vuelve a sacar mala nota en medio ambiente. El índice de gestión ambiental, referencia internacional en la materia, le sitúa en el puesto 20º de los 29 países más desarrollados. El informe señala el consumo excesivo de agua y la contaminación del aire como principales problemas ambientales en España. Nueva Zelanda y Suecia aparecen como los mejores en gestión del medio ambiente. En último lugar aparecen los países pobres. El director del informe afirma que "España ha elegido un mal camino: crecer económicamente a costa del medio ambiente, algo que a la larga pasa factura".
El índice internacional de gestión ambiental es un ambicioso informe para calificar la gestión del medio ambiente. Las universidades de Yale y Columbia (Estados Unidos), la Comisión Europea y el Foro Económico Mundial han analizado 16 indicadores de 133 países. El informe, de 359 páginas, analiza la calidad del aire, la contaminación por nitratos, el consumo de agua, las áreas protegidas, entre otros factores. El informe se presentará en la reunión anual del Foro Económico Mundial, en Davos (Suiza).
El resultado es, según el director del estudio, el profesor de la Universidad de Yale Daniel Esty, el mejor parámetro para comparar políticas ambientales. El resultado es que, en general, los países ricos se preocupan más por el medio ambiente. "Hay una visión ingenua de que los países pobres tienen una naturaleza cuidada, pero lo cierto es que tienen problemas de contaminación de agua, de aire y malas condiciones, especialmente en los países muy poblados", señala a EL PAÍS Esty, director del centro para política ambiental de Yale.
En esa lista, España ocupa el lugar 23 de los 133 países, con una nota de 79,2 puntos sobre 100. A primera vista es una posición notable, pero según Esty, a los países hay que compararlos con sus iguales.
El informe compara a España con los países de la OCDE. "El resultado es que está en los peores puestos", añade el director del informe. España ocupa el puesto 20 de los 29 países ricos analizados. En Europa, Eslovaquia, Holanda, Hungría, Polonia y Bélgica están por detrás. El informe se puede consultar en la página web www.yale.edu/epi.
Los autores del estudio crean un valor ideal de 100 para los 16 indicadores. España se aleja especialmente en sobreexplotación de la pesca (obtiene 16,7 puntos), protección y conservación de la naturaleza (18,5) concentración de ozono en el aire (20 puntos) y consumo y gestión del agua (32,3).
España obtiene buena nota en calidad del agua del grifo y depuración de aguas (100 puntos sobre 100) o mortalidad infantil (99). La inclusión de estos indicadores, con gran peso en la nota final, hace que los países ricos aparezcan en los primeros lugares. El último informe, publicado en enero de 2005, que medía la sostenibilidad a largo plazo no daba tanta importancia a estos apartados. Por eso España aparecía en el puesto 76 de 146 países. En este informe, los países ricos copan los primeros puestos. Por eso los autores insisten en que los dos estudios no son comparables.
Situación contradictoria
Esty señaló que los datos reflejan una situación contradictoria: "España se precia de ser una de las economías más dinámicas de Europa, pero está creciendo a costa del medio ambiente, con gran participación de la construcción. Y eso, a la larga tiene un coste". Esty destaca la tensión por el abuso del agua que vive España y explica que, aunque el crecimiento de las ciudades empeora la calidad del aire, hay formas para atajarla si se actúa con decisión.
El Ministerio de Medio Ambiente y Ecologistas en Acción denuncian que las ciudades españolas superan los límites de contaminación fijados por la Unión Europea, por lo que el ministerio prepara una ley. El director del informe señala que esta política no es inevitable. "El Reino Unido saca mejor nota que Bélgica y esto es porque ha establecido una mejor política a favor del medio ambiente. Lo mismo podría hacer España".
Los autores del estudio afirman que los países pobres también deberían tener interés en cuidar el medio ambiente. Su argumento es que no es rentable destrozar el medio ambiente para crecer económicamente para luego recuperarlo. Además, añadió que la contaminación del agua tiene incidencia directa sobre la salud de las personas, no sólo sobre la naturaleza.
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