Industria automovilística: una crisis diferente
Las matriculaciones aumentan, pero la fabricación disminuye...Una crisis diferente
EL PAÍS - Opinión - 30-01-2006
La caída de la producción automovilística el año pasado, periodo en el que se fabricaron 304.000 vehículos menos en las plantas nacionales, confirma que la industria española está atravesando una crisis cuyo diagnóstico no puede atender solamente a circunstancias coyunturales. Es verdad que, como sostiene la patronal ANFAC, el estancamiento de las
economías europeas perjudica las exportaciones de vehículos de fabricación española; o que los modelos que se fabrican en España no están precisamente en la vanguardia del diseño y la tecnología. Pero el caso de Ford, el tercer fabricante de automóviles del mundo, que ha cerrado 14 plantas y ha despedido al 25% de la plantilla de su división de América del Norte, indica que el problema es global, que afecta a los grandes fabricantes que no pueden ofrecer costes competitivos con los productores emergentes -Corea y China-, mientras que respeta a otros que, como los franceses, han sabido, al menos por el momento, ajustar sus costes y aquilatar al máximo los mercados en los que operan.
La crisis no responde sólo a resortes convencionales, es decir,
cíclicos, como en otras situaciones comprometidas anteriores. La
deslocalización complica extraordinariamente el futuro de las
producciones poco competitivas; porque el traslado de la fabricación a
países con salarios más bajos y fiscalidad mínima es un recurso tentador
para las compañías que ven disminuir sus cuotas de mercado, bajar la
producción y aumentar sus costes.
Este problema es muy acusado en países que no disponen de empresas
productoras de cabecera. España, por ejemplo, carece de firmas propias.
El riesgo de la deslocalización es evidente, con los efectos
correspondientes de destrucción de empleo y riqueza. Para la economía
española es inquietante, porque la industria automovilística implica al
10% de la población laboral y equivale a más del 8% del PIB; así que
debería ser objeto de más atención por parte del Gobierno, más dispuesto
a agotar la política de parches y salvamentos en el último minuto -como
pudo apreciarse en la reciente entrevista del ministro Montilla con el
presidente de Volkswagen- que a articular políticas preventivas o de
sustitución.
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