14 años desde la Cumbre de Río
E. DE B.
El País, 21-03-2006
La vuelta de la Convención sobre Biodiversidad a Brasil, donde la iniciativa nació en Río de Janeiro en 1992, es un intento para revitalizar los esfuerzos, que se han quedado muy retrasados respecto a otros objetivos que se señalaron en la misma reunión, como el establecimiento de planes de reducción de gases de efecto invernadero.
Desde entonces se han sucedido otras seis reuniones de las partes (lo que en el lenguaje de la ONU quiere decir asambleas generales donde además de los países -hay 188 signatarios del borrador- participan expertos y ONG) sin que se hayan establecido planes concretos para llevar a cabo sus objetivos.
La inauguración ayer de las jornadas por la ministra de Medio Ambiente brasileña, Marina Silva, cuidó todos los detalles. Brasil es, de los grandes países, el que más espacio protegido tiene (el equivalente a dos veces Bélgica). La ciudad elegida como sede es Curitiba, una localidad de 1,5 millones de habitantes que se encuentra al sur del país y que tiene fama por su desarrollo armónico. El lugar para la primera reunión, su jardín botánico.
Pero detrás del escenario hay numerosos obstáculos. El texto de partida es un borrador lleno de corchetes. Ello quiere decir que hay muchos puntos en que no hay acuerdo de partida.
Además, el plazo se agota. Los planes deberían estar en vigor en cada país para 2010. Pero los antecedentes de otros protocolos, como el de Kioto, indican que desde que se llega a un acuerdo hasta que lo suscribe un número suficiente de países puede pasar mucho tiempo. A ello hay que sumar el desconocimiento de la actitud que tomará cada país. Aunque una delegación sea partidaria, ello no garantiza que el Parlamento lo ratifique. Algunas organizaciones ecologistas ya han manifestado sus recelos ante la postura que puedan tomar gobiernos como el de Estados Unidos, Rusia o China.
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