Sobre las ayudas al ahorro energético
Paco González
CanariasAhora.com, 23-7-2006
En estos tiempos que corren, en los que todo el mundo está preocupado por el precio del petróleo y, sobre todo, de sus derivados, los políticos buscan pretextos para justificar el derroche energético.
Se empieza, otra vez, a hablar de Kyoto, del nuevo Pecan, que si las cuotas, que si quien puede pagar más contamina más Al mismo tiempo, los que nos hemos preocupado por este tema, preguntamos: ¿Hasta cuándo van a esperar las autoridades para tomar medidas drásticas?
La iniciativa particular es la que predomina y la que, verdaderamente, pinta algo en todo este asunto. Los ciudadanos de a pie dejamos una mínima parte al apoyo simbólico de las administraciones y nos convertimos en bichos raros que creemos en fantasmas. Muchos somos los que ya disponemos de agua caliente solar en nuestro domicilio, con unas mínimas ayudas gubernamentales, con las que nos hemos apuntado al reto de tener agua caliente gratis la mayor parte del año, debido a las óptimas condiciones meteorológicas de Canarias.
En mi caso, hace diez años invertí unas 250.000 ptas. (1.500 euros) en este sistema, recibiendo unas 42.000 ptas. (250 euros) de subvención del Gobierno y el calificativo de loco por parte de mis amistades, ya que no podían creer que el sol calentara el agua que diariamente consumo. Como podemos observar, la susodicha subvención no incentiva suficientemente a las economías domésticas medias-bajas, pues todo lo que no se aproxime al 50% no ayuda a pagar las más de 350.000 pesetas (2.100 euros) que puede costar hoy en día un equipo para una vivienda de cuatro personas.
No digamos nada de los que, además, intentan aprovechar la energía del sol para producir electricidad, porque si no está debidamente justificada su instalación las ayudas gubernamentales no existen. Esto es, si la vivienda está aislada y no tiene posibilidad de enganche a la red eléctrica, se puede obtener alguna subvención aunque, según tengo entendido, es insuficiente, pues los afectados optan por el generador diésel que, aparte del ruido y del humo, sigue en las mismas condiciones precarias del gasoil, cuyo fin se prevé exiguo.
Otro caso es el del propietario de una vivienda, con red eléctrica, que quiere tener un ahorro en la factura de electricidad. Con una inversión de unas 500.000 pesetas (3.000 euros) se puede tener el alumbrado sólo de lámparas totalmente gratis durante gran parte del año. Unas pocas placas solares, un convertidor, unas baterías especiales y con una pequeña adaptación de nuestra instalación, podemos disfrutar de esta ganga, aunque sin ningún tipo de ayuda y, por tanto, sólo unos pocos pueden disfrutarla. Claro está que esto me ha costado un gran esfuerzo económico, y en parte me ha ayudado el haber dejado de fumar. Y funcionar funciona, el mantenimiento es mínimo y me ha supuesto un ahorro en la factura de un 20 %.
La que está más incentivada es la producción de energía solar fotovoltaica con inyección a red, ya que además del 30% de la inversión te la devuelven; luego, toda la energía producida se la vendes a la compañía eléctrica a un precio superior en cinco veces a lo que te cuesta. Tienes que tener azotea con 32 metros cuadrados disponibles, vista al sol para las placas y reembolsar de un tirón unos 2.500.000 pesetas (5.000 euros), y esperar que brille el sol muchos días al año. En esto no me he metido, ya que corro el riesgo de aumentar la lista de divorcios en Canarias.
A la energía eólica, muy de moda, sólo tienen acceso los que viven en zonas de vientos y puede ser complementaria de la solar. Algunas empresas se autosuministran con la energía producida por un solo generador, ya que también funciona con el sistema de inyección a red y está muy subvencionada.
El plato fuerte energético se lo lleva el transporte y el ahorro del combustible. Pocos somos los que hemos apostado por un transporte sostenible, poco contaminante y de consumo mínimo: tener un coche híbrido para uso particular. En mi caso, el transporte público o el compartido, se me hace inviable de momento, por mi horario y lugar de trabajo; por eso confío al máximo en la tecnología que ha avanzado mucho en este campo. Verdad es que te lo ponen muy difícil para contribuir con el medio ambiente, ya que el precio de estos vehículos está por encima de las posibilidades de sueldos medio- bajos. Eso, unido a que no tienes mucho donde elegir y que la ayuda del gobierno es simbólica, hace que sean unos pocos los que se arriesgan a adquirir este tipo de invento.
Creo que nuestros gobernantes no se preocupan mucho de este tema aunque les cueste dinero (Kyoto); al fin y al cabo, los impuestos dan para todo. Si de verdad quisieran, apoyarían cualquier iniciativa que supusiera un ahorro energético y una reducción de la contaminación atmosférica. Estamos cada vez más cerca de encontrar una alternativa al petróleo ya que mucho se ha avanzado en este asunto, lo malo es que algunos ponen piedras en las ruedas.
Anécdota que corrobora lo que acabo de decir es que hace unos meses presenté un escrito en mi Ayuntamiento solicitando una reducción del 50% en el impuesto de circulación de vehículos para mi coche híbrido, a la cual tengo derecho por Ley, la misma que bonifica un 100% este impuesto para los coches antiguos o clásicos (más de 25 años) y no obtuve respuesta alguna. Hace días me ha llegado aviso del cobro de dicho impuesto para este año, exactamente igual que el año pasado. Si es que
¿estamos o no estamos preocupados?
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