Por una política Verde
Antonio Perez Artiles
Vistos y comprobados los resultados de las políticas de los políticos de distinta signatura en estas Islas, antaño paradisíacas por su verdor y calidez -de esto aún nos queda-, sólo nos queda por probar una política de políticos verdes, no para reverdecer las Islas precisamente (¿podríamos?), sino para aplicar políticas medioambientales que acaben con la salvaje construcción cuyo objetivo es pura y llanamente especulativo y lucrativo y tal como respira la demanda turística en la actualidad carece de justificación aparente.
Un equipo de gente -políticos verdes- que apuesten por una política de energías alternativas y de reciclaje. No podemos seguir enterrando bajo nuestros pies los miles de toneladas de residuos que generamos diariamente contaminando de forma irreversible nuestro subsuelo, ni tampoco podemos seguir viendo cómo esa energía gratis -sol y viento- pasa indiferente ante nosotros mientras crece y crece el consumo de energía fósil que contamina nuestra atmósfera y de paso a nosotros. Quién iba a decir que Canarias no cumple los criterios de Kyoto, eso que nos resultaba tan lejano hace unos años.
Unos políticos que apuesten por unos transportes públicos eficientes, atractivos y económicos que permitan reconducir esta política irracional de un habitante, un coche, o dos.
Una apuesta por recuperar nuestros campos agrícolas practicando políticas de protección de nuestros productos donde nuestros agricultores sean unos privilegiados y no unos pringaos hartos de trabajar para el intermediario y no ganar un duro, y encima estar en el punto de mira de medioambiente con el miedo en el cuerpo todo el día.
Estoy convencido, ahora que se habla tanto de la democracia participativa y un aumento de sensibilidad en la población los temas medioambientales -Confital, Frente Marítimo, Vilaflor, Granadilla, etc-, de que es el momento de una alternativa Verde, pero Verde de verdad, pues las políticas convencionales nos seguirían llevando adonde ahora estamos: a una crisis medioambiental y económica y de paso turística. (leer articulo de Carlos G. Roy Enemigo dentro del hotel).
Vistos y comprobados los resultados de las políticas de los políticos de distinta signatura en estas Islas, antaño paradisíacas por su verdor y calidez -de esto aún nos queda-, sólo nos queda por probar una política de políticos verdes, no para reverdecer las Islas precisamente (¿podríamos?), sino para aplicar políticas medioambientales que acaben con la salvaje construcción cuyo objetivo es pura y llanamente especulativo y lucrativo y tal como respira la demanda turística en la actualidad carece de justificación aparente.
Un equipo de gente -políticos verdes- que apuesten por una política de energías alternativas y de reciclaje. No podemos seguir enterrando bajo nuestros pies los miles de toneladas de residuos que generamos diariamente contaminando de forma irreversible nuestro subsuelo, ni tampoco podemos seguir viendo cómo esa energía gratis -sol y viento- pasa indiferente ante nosotros mientras crece y crece el consumo de energía fósil que contamina nuestra atmósfera y de paso a nosotros. Quién iba a decir que Canarias no cumple los criterios de Kyoto, eso que nos resultaba tan lejano hace unos años.
Unos políticos que apuesten por unos transportes públicos eficientes, atractivos y económicos que permitan reconducir esta política irracional de un habitante, un coche, o dos.
Una apuesta por recuperar nuestros campos agrícolas practicando políticas de protección de nuestros productos donde nuestros agricultores sean unos privilegiados y no unos pringaos hartos de trabajar para el intermediario y no ganar un duro, y encima estar en el punto de mira de medioambiente con el miedo en el cuerpo todo el día.
Estoy convencido, ahora que se habla tanto de la democracia participativa y un aumento de sensibilidad en la población los temas medioambientales -Confital, Frente Marítimo, Vilaflor, Granadilla, etc-, de que es el momento de una alternativa Verde, pero Verde de verdad, pues las políticas convencionales nos seguirían llevando adonde ahora estamos: a una crisis medioambiental y económica y de paso turística. (leer articulo de Carlos G. Roy Enemigo dentro del hotel).
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