Globalizarse o morir : una solución para los pequeños productores
El Mundo, 17-8-2005
MADRID.- La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha advertido de la necesidad de que, a medida que avanza la integración de los mercados mundiales, los pequeños productores de los países en desarrollo "fortalezcan" sus vínculos con la agricultura comercial para sobrevivir en un mundo globalizado y en un entorno "cada vez más competitivo".
Así, y a través de un comunicado, la FAO recuerda que actualmente el mayor reto para estos pequeños productores es "mejorar su capacidad de inserción y negociación con los mercados mundiales para agregar valor a sus productos y transformar su agricultura de subsistencia en una agricultura comercial". En este sentido, la FAO está trabajando en la elaboración de un manual práctico de gestión empresarial destinado a las asociaciones de agricultores.
"Los agricultores deben ganar capacidad de gestión para cumplir con los exigentes requisitos del mercado, ofreciendo un producto de calidad desde la fase inicial y mejorando el suministro regular de los productos que necesitan las empresas del sector agrícola", explica el jefe del Servicio de Gestión, Comercialización y Finanzas Agrícolas de la FAO, Doyle Baker.
Para poder asesorar en materia de suministro de los pequeños productores a los mercados internacionales, la FAO ha llevado a cabo un total de 12 estudios de casos en América Latina, con los que ha detectado que el establecimiento de contratos o alianzas de pequeños productores asociados y el sector privado y público "es fundamental".
A través de estas alianzas será posible proveer a estos productores de servicios de desarrollo técnico, control de calidad, desarrollo comercial y de mercados, gestión empresarial y otros servicios de apoyo como créditos, cadenas de frío o mejoras del sistema de transporte.
"Los beneficios que se derivan de estas alianzas incluyen el crecimiento de la producción, y los ingresos, la generación de empleo, y mejoras en la seguridad alimentaria y en la competitividad a nivel regional e internacional", según destaca la responsable del estudio, Pilar Santacoloma.
Lazos sólidos
Los estudios de casos exitosos de vínculos entre pequeños agricultores y mercados internacionales de mayor tamaño se realizaron en siete países de Latinoamérica; Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador y Guatemala.
Esos casos se refieren a productores a pequeña escala que han tenido éxito en el desarrollo de lazos sólidos con firmas comerciales a mayor escala y venden para la exportación o para el mercado local, tales como cadenas de supermercados u otros distribuidores.
Entre ellas, las queserías comunitarias de la Parroquia Salinas, en Ecuador, situadas en la región central de la Serranía ecuatoriana y cuyo origen se remonta a 1978. Actualmente procesan siete millones de litros de leche al año, dando trabajo a 120 campesinos formados y beneficiando a unas 1.200 familias de productores. Las 70 queserías rurales cuentan con una red de distribución que incluye una tienda de venta al público, comercializando también sus productos a través de una cadena de supermercados.
Otro de estos casos es la Asociación de Productores de Añil Azules de El Salvador, que trabaja con un colorante natural que en las últimas décadas había caído en desuso al ser sustituido por productos sintéticos más económicos.
El proyecto comenzó en 1992 gracias a la financiación del gobierno alemán y cuenta con 20 asociados, entre los que figuran productores independientes, asociaciones de productores, empresas privadas y grupos indígenas, que explotan un total de 129 hectáreas.
MADRID.- La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha advertido de la necesidad de que, a medida que avanza la integración de los mercados mundiales, los pequeños productores de los países en desarrollo "fortalezcan" sus vínculos con la agricultura comercial para sobrevivir en un mundo globalizado y en un entorno "cada vez más competitivo".
Así, y a través de un comunicado, la FAO recuerda que actualmente el mayor reto para estos pequeños productores es "mejorar su capacidad de inserción y negociación con los mercados mundiales para agregar valor a sus productos y transformar su agricultura de subsistencia en una agricultura comercial". En este sentido, la FAO está trabajando en la elaboración de un manual práctico de gestión empresarial destinado a las asociaciones de agricultores.
"Los agricultores deben ganar capacidad de gestión para cumplir con los exigentes requisitos del mercado, ofreciendo un producto de calidad desde la fase inicial y mejorando el suministro regular de los productos que necesitan las empresas del sector agrícola", explica el jefe del Servicio de Gestión, Comercialización y Finanzas Agrícolas de la FAO, Doyle Baker.
Para poder asesorar en materia de suministro de los pequeños productores a los mercados internacionales, la FAO ha llevado a cabo un total de 12 estudios de casos en América Latina, con los que ha detectado que el establecimiento de contratos o alianzas de pequeños productores asociados y el sector privado y público "es fundamental".
A través de estas alianzas será posible proveer a estos productores de servicios de desarrollo técnico, control de calidad, desarrollo comercial y de mercados, gestión empresarial y otros servicios de apoyo como créditos, cadenas de frío o mejoras del sistema de transporte.
"Los beneficios que se derivan de estas alianzas incluyen el crecimiento de la producción, y los ingresos, la generación de empleo, y mejoras en la seguridad alimentaria y en la competitividad a nivel regional e internacional", según destaca la responsable del estudio, Pilar Santacoloma.
Lazos sólidos
Los estudios de casos exitosos de vínculos entre pequeños agricultores y mercados internacionales de mayor tamaño se realizaron en siete países de Latinoamérica; Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador y Guatemala.
Esos casos se refieren a productores a pequeña escala que han tenido éxito en el desarrollo de lazos sólidos con firmas comerciales a mayor escala y venden para la exportación o para el mercado local, tales como cadenas de supermercados u otros distribuidores.
Entre ellas, las queserías comunitarias de la Parroquia Salinas, en Ecuador, situadas en la región central de la Serranía ecuatoriana y cuyo origen se remonta a 1978. Actualmente procesan siete millones de litros de leche al año, dando trabajo a 120 campesinos formados y beneficiando a unas 1.200 familias de productores. Las 70 queserías rurales cuentan con una red de distribución que incluye una tienda de venta al público, comercializando también sus productos a través de una cadena de supermercados.
Otro de estos casos es la Asociación de Productores de Añil Azules de El Salvador, que trabaja con un colorante natural que en las últimas décadas había caído en desuso al ser sustituido por productos sintéticos más económicos.
El proyecto comenzó en 1992 gracias a la financiación del gobierno alemán y cuenta con 20 asociados, entre los que figuran productores independientes, asociaciones de productores, empresas privadas y grupos indígenas, que explotan un total de 129 hectáreas.
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