¿De dónde viene y a dónde va lo que usamos?
Articulo de opinión sobre el reciclaje:
¿De dónde viene y a dónde va lo que usamos?
Hasta en los libros de texto es fácil encontrar el ciclo del agua, el ciclo del nitrógeno, el ciclo del carbono...
Sin embargo, cuanto más avanzada es una sociedad parece ignorar más los ciclos, parece querer salirse de todo ciclo e ir en contra de la propia Naturaleza. Conocer el origen y destino de lo que usamos, de lo que comemos, bebemos... y hasta respiramos, nos hace más conscientes de nuestra posición en el mundo y de nuestra posibilidad de agravar o aliviar algunos de los problemas globales.
Es absurdo pretender conocer la "historia" de todo lo que pasa por nuestras manos. Nos llevaría tanto tiempo que sencillamente sería una tarea imposible. Sin embargo, con un poco de interés puede ser interesante y muy instructivo intentar descubrir algo de esa "historia" o qué se esconde detrás de la producción de cierto producto, de cierta marca comercial, de nuestra ropa, nuestra comida o nuestro agua. ¿Cómo ha sido posible que llegue a nosotros?
Por ejemplo, en muchas sociedades se abre el grifo sin saber de donde viene o por donde pasa el agua y se desecha ese mismo agua (ya sucia) sin preocuparse a donde va o qué se hace con ella. Esa ignorancia del origen y destino del agua es causa de una pérdida de respeto por la misma, que conlleva un despilfarro inconsciente. Si fuéramos conscientes que el agua que consumimos es agua que la Naturaleza necesita tanto como nosotros y que nosotros simplemente la pedimos prestada, entonces nos veríamos en la obligación de consumir la justa y devolverla en un estado aceptable. Las sociedades industrializadas consumen tanto agua que el uso de depuradoras que la limpien es muy importante pero de poco sirve si se consume más de la cuenta o si se contamina gravemente. Recordemos que en muchos lugares las industrias, la ganadería y la agricultura intensivas contaminan el agua resultante ocasionando serios problemas medioambientales.
Lo mismo ocurre con nuestros alimentos. Desgraciadamente se producen lejos de nuestras casas ignorando sus orígenes y sus procesos. Luego, se vierten a la "basura" como si los desechos orgánicos no sirvieran para convertirlos en la mejor tierra con la que producir los mejores cultivos. Si la tierra nos da las frutas, verduras, cereales y demás productos, es justo que devolvamos a la tierra los nutrientes.
El químico alemán Justus von Liebig (1803-1873), en uno de sus experimentos, quemó diferentes cultivos y examinó la ceniza, descubriendo elementos como el fósforo, el potasio, el calcio, el hierro, el cloro, el nitrógeno y el sodio. Llegó a la conclusión de que esos elementos los habían extraído las plantas de la tierra y que por tanto es preciso devolver esos elementos a la tierra para que no se agoten y los cultivos sigan extrayéndolos. Von Liebig observó que los fertilizantes químicos disminuían la cantidad de humus del suelo concluyendo que aunque los abonos químicos mejoran las cosechas a corto plazo, empeoran la calidad del suelo y hacen que desaparezca la importante vida animal de un suelo fértil. Desgraciadamente, sus estudios sobre los abonos químicos tuvieron mayor relevancia.
Pensemos que en un centímetro cúbico de un suelo fértil pueden existir 1500 millones de pequeños animales (saprofitos) que viven de los restos de animales y plantas en descomposición transformándolos en los elementos químicos que necesitan las plantas. Esta es la razón por la que para mantener un suelo sano y fértil es necesario no fumigar con insecticidas ni venenos químicos y abonar con compost, que es el mejor abono para todo tipo de plantas (de cultivo u ornamentales). El compost es fácil de fabricar a partir de todo tipo de restos de materia orgánica (hojas secas, cáscaras de fruta, estiercol...).
Es urgente establecer los mecanismos para que nuestro consumo esté en un ciclo. Si el agua está muy contaminada podrá quizás limpiarse, pero los desechos sólidos no podrán emplearse como abono. Por tanto, ya no estamos cerrando el ciclo. Si la cáscara de un huevo la tiramos a la basura, los elementos que contiene (calcio...) dejan su ciclo para estancarse en un basurero. Evidentemente, es complicado hacer llegar la cáscara del huevo a la gallina que lo puso, pero ese ciclo tan corto también es raro en la Naturaleza. Lo importante es no cerrar el ciclo y no importa si ese calcio de la cáscara de huevo acaba en una planta de nuestro huerto o en otro lugar del ciclo de la vida.
Resulta llamativo que mientras en las zonas ganaderas se produce demasiado estiercol y contamina tierras y agua, en las zonas agricultoras se necesitan abonos químicos que contaminan tierras y agua.
En la misma línea de saber más sobre el origen de las cosas nos podemos preguntar: ¿de donde procede toda la carne que se consume en los países industrializados? Es una pregunta interesante porque esa gran cantidad de proteínas cárnicas deben salir de la tierra, ya que los animales no son productores. El origen de esas proteínas es de origen vegetal. Los animales son utilizados como transformadores de proteínas vegetales en animales, pero en ese proceso se pierde mucha energía, se pierde mucha agua, se pierde mucha comida en un mundo demasiado hambriento y sediento. Pensemos que no es posible vivir en un mundo donde casi 7000 millones de personas coman carne diariamente. ¿Qué haría falta para conseguir eso? ¿Se puede garantizar una vida y una muerte digna a los animales que utilizamos en nuestra alimentación si queremos comer carne diariamente? Hay gente que parece pensar que las hamburguesas y las salchichas nacen en el supermercado. Esas hamburguesas y esas salchichas se han producido a costa de algún sufrimiento animal, de un consumo de agua y, en definitiva, de energía que es preciso considerar. Si dejamos de comer un kilo de carne de res habremos ahorrado entre 50.000 y 70.000 litros de agua. Y es que se necesita mucha agua, muchos alimentos vegetales y mucha energía (gasolina) para alimentar un animal durante toda su vida, su muerte y para el transporte de su cadáver.
Es triste constatar que en demasiados casos la gente se comporta como si no supiera que los microbios, los insectos o las arañas, forman parte del ciclo de nuestro alimento y que los necesitamos para que la comida llegue a nuestra mesa. Es cierto que el ser humano tiene características que lo diferencian claramente de otros animales, pero por ello tenemos que ser responsables. Debemos comportarnos con la Naturaleza como un buen hermano mayor, que no se siente superior pero sí responsable de cuidar bien a sus hermanos. Una gran ayuda para la Naturaleza es contribuir a cerrar sus ciclos. ¿Podremos algún día cerrar los basureros?
Referencias:
Dra. Irmgard Heck: "Agricultura Ecológica para Jóvenes". Cuadernos de Integral, 1987.
M. Braungart, W. McDonough: "Cradle to Cradle (de la cuna a la cuna)". McGraw Hill, 2005.
Jorge Riechmann: "Comerse el Mundo. Sobre ecología, ética y dieta". Ed. del Genal, Málaga, 2005.
J.M. Cantero, J.M. Gutierrez: "Vamos a Hacer un Huerto (Manual práctico para el huerto escolar ecológico)". Luna, 2004.
Resúmenes de unos libros para reflexionar: www.resumelibros.tk.
Dr. José Galindo G., Universidad de Málaga
¿De dónde viene y a dónde va lo que usamos?
Hasta en los libros de texto es fácil encontrar el ciclo del agua, el ciclo del nitrógeno, el ciclo del carbono...
Sin embargo, cuanto más avanzada es una sociedad parece ignorar más los ciclos, parece querer salirse de todo ciclo e ir en contra de la propia Naturaleza. Conocer el origen y destino de lo que usamos, de lo que comemos, bebemos... y hasta respiramos, nos hace más conscientes de nuestra posición en el mundo y de nuestra posibilidad de agravar o aliviar algunos de los problemas globales.
Es absurdo pretender conocer la "historia" de todo lo que pasa por nuestras manos. Nos llevaría tanto tiempo que sencillamente sería una tarea imposible. Sin embargo, con un poco de interés puede ser interesante y muy instructivo intentar descubrir algo de esa "historia" o qué se esconde detrás de la producción de cierto producto, de cierta marca comercial, de nuestra ropa, nuestra comida o nuestro agua. ¿Cómo ha sido posible que llegue a nosotros?
Por ejemplo, en muchas sociedades se abre el grifo sin saber de donde viene o por donde pasa el agua y se desecha ese mismo agua (ya sucia) sin preocuparse a donde va o qué se hace con ella. Esa ignorancia del origen y destino del agua es causa de una pérdida de respeto por la misma, que conlleva un despilfarro inconsciente. Si fuéramos conscientes que el agua que consumimos es agua que la Naturaleza necesita tanto como nosotros y que nosotros simplemente la pedimos prestada, entonces nos veríamos en la obligación de consumir la justa y devolverla en un estado aceptable. Las sociedades industrializadas consumen tanto agua que el uso de depuradoras que la limpien es muy importante pero de poco sirve si se consume más de la cuenta o si se contamina gravemente. Recordemos que en muchos lugares las industrias, la ganadería y la agricultura intensivas contaminan el agua resultante ocasionando serios problemas medioambientales.
Lo mismo ocurre con nuestros alimentos. Desgraciadamente se producen lejos de nuestras casas ignorando sus orígenes y sus procesos. Luego, se vierten a la "basura" como si los desechos orgánicos no sirvieran para convertirlos en la mejor tierra con la que producir los mejores cultivos. Si la tierra nos da las frutas, verduras, cereales y demás productos, es justo que devolvamos a la tierra los nutrientes.
El químico alemán Justus von Liebig (1803-1873), en uno de sus experimentos, quemó diferentes cultivos y examinó la ceniza, descubriendo elementos como el fósforo, el potasio, el calcio, el hierro, el cloro, el nitrógeno y el sodio. Llegó a la conclusión de que esos elementos los habían extraído las plantas de la tierra y que por tanto es preciso devolver esos elementos a la tierra para que no se agoten y los cultivos sigan extrayéndolos. Von Liebig observó que los fertilizantes químicos disminuían la cantidad de humus del suelo concluyendo que aunque los abonos químicos mejoran las cosechas a corto plazo, empeoran la calidad del suelo y hacen que desaparezca la importante vida animal de un suelo fértil. Desgraciadamente, sus estudios sobre los abonos químicos tuvieron mayor relevancia.
Pensemos que en un centímetro cúbico de un suelo fértil pueden existir 1500 millones de pequeños animales (saprofitos) que viven de los restos de animales y plantas en descomposición transformándolos en los elementos químicos que necesitan las plantas. Esta es la razón por la que para mantener un suelo sano y fértil es necesario no fumigar con insecticidas ni venenos químicos y abonar con compost, que es el mejor abono para todo tipo de plantas (de cultivo u ornamentales). El compost es fácil de fabricar a partir de todo tipo de restos de materia orgánica (hojas secas, cáscaras de fruta, estiercol...).
Es urgente establecer los mecanismos para que nuestro consumo esté en un ciclo. Si el agua está muy contaminada podrá quizás limpiarse, pero los desechos sólidos no podrán emplearse como abono. Por tanto, ya no estamos cerrando el ciclo. Si la cáscara de un huevo la tiramos a la basura, los elementos que contiene (calcio...) dejan su ciclo para estancarse en un basurero. Evidentemente, es complicado hacer llegar la cáscara del huevo a la gallina que lo puso, pero ese ciclo tan corto también es raro en la Naturaleza. Lo importante es no cerrar el ciclo y no importa si ese calcio de la cáscara de huevo acaba en una planta de nuestro huerto o en otro lugar del ciclo de la vida.
Resulta llamativo que mientras en las zonas ganaderas se produce demasiado estiercol y contamina tierras y agua, en las zonas agricultoras se necesitan abonos químicos que contaminan tierras y agua.
En la misma línea de saber más sobre el origen de las cosas nos podemos preguntar: ¿de donde procede toda la carne que se consume en los países industrializados? Es una pregunta interesante porque esa gran cantidad de proteínas cárnicas deben salir de la tierra, ya que los animales no son productores. El origen de esas proteínas es de origen vegetal. Los animales son utilizados como transformadores de proteínas vegetales en animales, pero en ese proceso se pierde mucha energía, se pierde mucha agua, se pierde mucha comida en un mundo demasiado hambriento y sediento. Pensemos que no es posible vivir en un mundo donde casi 7000 millones de personas coman carne diariamente. ¿Qué haría falta para conseguir eso? ¿Se puede garantizar una vida y una muerte digna a los animales que utilizamos en nuestra alimentación si queremos comer carne diariamente? Hay gente que parece pensar que las hamburguesas y las salchichas nacen en el supermercado. Esas hamburguesas y esas salchichas se han producido a costa de algún sufrimiento animal, de un consumo de agua y, en definitiva, de energía que es preciso considerar. Si dejamos de comer un kilo de carne de res habremos ahorrado entre 50.000 y 70.000 litros de agua. Y es que se necesita mucha agua, muchos alimentos vegetales y mucha energía (gasolina) para alimentar un animal durante toda su vida, su muerte y para el transporte de su cadáver.
Es triste constatar que en demasiados casos la gente se comporta como si no supiera que los microbios, los insectos o las arañas, forman parte del ciclo de nuestro alimento y que los necesitamos para que la comida llegue a nuestra mesa. Es cierto que el ser humano tiene características que lo diferencian claramente de otros animales, pero por ello tenemos que ser responsables. Debemos comportarnos con la Naturaleza como un buen hermano mayor, que no se siente superior pero sí responsable de cuidar bien a sus hermanos. Una gran ayuda para la Naturaleza es contribuir a cerrar sus ciclos. ¿Podremos algún día cerrar los basureros?
Referencias:
Dra. Irmgard Heck: "Agricultura Ecológica para Jóvenes". Cuadernos de Integral, 1987.
M. Braungart, W. McDonough: "Cradle to Cradle (de la cuna a la cuna)". McGraw Hill, 2005.
Jorge Riechmann: "Comerse el Mundo. Sobre ecología, ética y dieta". Ed. del Genal, Málaga, 2005.
J.M. Cantero, J.M. Gutierrez: "Vamos a Hacer un Huerto (Manual práctico para el huerto escolar ecológico)". Luna, 2004.
Resúmenes de unos libros para reflexionar: www.resumelibros.tk.
Dr. José Galindo G., Universidad de Málaga
14 comentarios
shakirrra -
Romiii -
pero aora ke si lei el texto kero desir k es una mierda y ke me la paso x la raja vallanse a la xuxa los weones son unos estupoidos de mierda!!!
metanse su informacion por donde les caiga!
Romiii -
chaoss bexitos!
***ALINA*** -
malania -
erandi -
vianey -
Un Exclavo -
niña -
nesesitamos mas
xxx -
paolo -
informacion
braian islas -
mandarina -
naraja -