Bush urge a usar el transporte público a un país que casi no lo tiene
El Mundo, 28-9-2005
WASHINGTON (EEUU).- La llamada del presidente de EEUU, George W. Bush, a usar el transporte público para ahorrar energía puede parecer de cajón, pero a los estadounidenses les será difícil cumplirla, porque en este país el automóvil es el rey, y el transporte público un bien que escasea.
Las palabras del presidente han debido hacer rechinar los dientes de sus antiguos compañeros de trabajo en la industria petrolera. Tras una reunión en el Departamento de Energía para conocer el impacto del huracán "Rita" en las instalaciones petroleras del Golfo de México, Bush pidió a los ciudadanos, en un discurso el lunes, que sean "mejores conservadores" de energía. A los funcionarios públicos les urgió a usar el transporte público y a compartir viajes en automóvil con otras personas. "Podemos restringir los viajes no imprescindibles", recalcó también.
En otros países las solicitudes de Bush serían muy razonables, pero en EEUU son no menos que herejías. Sus ciudades están diseñadas principalmente para los vehículos utilitarios, de forma que hasta para ir a comprar el pan hay que sentarse al volante en muchas regiones. En sus autopistas abundan los automóviles con un sólo ocupante y la red de trenes y autobuses es muy limitada fuera del centro de las grandes metrópolis. La prueba de lo insólito de la petición en boca de Bush fue la reacción de los periodistas en la conferencia de prensa diaria del portavoz presidencial, Scott McClellan.
"¿Va el presidente a restringir sus propios viajes a la región (afectada por el huracán "Rita"), dado que puede estar en contacto por teléfono?", preguntó un periodista. Otro consideró que "lo que el presidente hizo casi todo el fin de semana fue recibir informes, muchos de ellos por videoconferencia, lo que muy bien podría haber hecho aquí en la Casa Blanca, ¿por qué eso no es el tipo de viaje que puede ser restringido?" y un tercero requirió: "¿Qué va a hacer mañana que haga necesario viajar?".
McClellan respondió que lo que Bush va a hacer hoy, martes, en su visita a Texas es muy importante: recibir informes y "dar consuelo". La breve petición de ahorro de gasolina vino acompañada en el discurso del presidente de sus tradicionales llamadas a incrementar la producción de crudo en EEUU y construir más refinerías.
BAJAR LA DEMANDA
Los altos precios de la gasolina le están haciendo mucho daño en las encuestas a Bush, que parece haber hecho caso a los expertos que opinan que la única forma de reducirlos a corto plazo es disminuir la demanda.
Sin embargo, su petición será difícil de cumplir, porque EEUU es un país que vive en el automóvil. Es tan imprescindible que, a menudo, cada miembro de las familias de clase media, incluidos hijos mayores de 16 años, posee uno, y en muchas zonas residenciales no existen siquiera aceras. En los suburbios de las ciudades, donde vive mayoritariamente la clase media, caminar es un acto casi sospechoso. No obstante, el alto precio del petróleo está haciendo cambiar ciertas actitudes.
En un reciente sondeo del Instituto Pew, el 80% de los encuestados dijo que sería mejor que los estadounidenses que tienen uno de los populares todoterrenos condujesen un automóvil de menor consumo y un 70% se mostró favorable a un aumento de las inversiones en metros, trenes y autobuses.
Sin embargo, la política energética de los republicanos no va por ahí. En su lugar, los líderes de ese partido en el Congreso presentaron el lunes un proyecto de ley para permitir las explotaciones petrolíferas en el Refugio Nacional de Vida Salvaje del Artico, un viejo plan de Bush que ya fue rechazado en julio.
WASHINGTON (EEUU).- La llamada del presidente de EEUU, George W. Bush, a usar el transporte público para ahorrar energía puede parecer de cajón, pero a los estadounidenses les será difícil cumplirla, porque en este país el automóvil es el rey, y el transporte público un bien que escasea.
Las palabras del presidente han debido hacer rechinar los dientes de sus antiguos compañeros de trabajo en la industria petrolera. Tras una reunión en el Departamento de Energía para conocer el impacto del huracán "Rita" en las instalaciones petroleras del Golfo de México, Bush pidió a los ciudadanos, en un discurso el lunes, que sean "mejores conservadores" de energía. A los funcionarios públicos les urgió a usar el transporte público y a compartir viajes en automóvil con otras personas. "Podemos restringir los viajes no imprescindibles", recalcó también.
En otros países las solicitudes de Bush serían muy razonables, pero en EEUU son no menos que herejías. Sus ciudades están diseñadas principalmente para los vehículos utilitarios, de forma que hasta para ir a comprar el pan hay que sentarse al volante en muchas regiones. En sus autopistas abundan los automóviles con un sólo ocupante y la red de trenes y autobuses es muy limitada fuera del centro de las grandes metrópolis. La prueba de lo insólito de la petición en boca de Bush fue la reacción de los periodistas en la conferencia de prensa diaria del portavoz presidencial, Scott McClellan.
"¿Va el presidente a restringir sus propios viajes a la región (afectada por el huracán "Rita"), dado que puede estar en contacto por teléfono?", preguntó un periodista. Otro consideró que "lo que el presidente hizo casi todo el fin de semana fue recibir informes, muchos de ellos por videoconferencia, lo que muy bien podría haber hecho aquí en la Casa Blanca, ¿por qué eso no es el tipo de viaje que puede ser restringido?" y un tercero requirió: "¿Qué va a hacer mañana que haga necesario viajar?".
McClellan respondió que lo que Bush va a hacer hoy, martes, en su visita a Texas es muy importante: recibir informes y "dar consuelo". La breve petición de ahorro de gasolina vino acompañada en el discurso del presidente de sus tradicionales llamadas a incrementar la producción de crudo en EEUU y construir más refinerías.
BAJAR LA DEMANDA
Los altos precios de la gasolina le están haciendo mucho daño en las encuestas a Bush, que parece haber hecho caso a los expertos que opinan que la única forma de reducirlos a corto plazo es disminuir la demanda.
Sin embargo, su petición será difícil de cumplir, porque EEUU es un país que vive en el automóvil. Es tan imprescindible que, a menudo, cada miembro de las familias de clase media, incluidos hijos mayores de 16 años, posee uno, y en muchas zonas residenciales no existen siquiera aceras. En los suburbios de las ciudades, donde vive mayoritariamente la clase media, caminar es un acto casi sospechoso. No obstante, el alto precio del petróleo está haciendo cambiar ciertas actitudes.
En un reciente sondeo del Instituto Pew, el 80% de los encuestados dijo que sería mejor que los estadounidenses que tienen uno de los populares todoterrenos condujesen un automóvil de menor consumo y un 70% se mostró favorable a un aumento de las inversiones en metros, trenes y autobuses.
Sin embargo, la política energética de los republicanos no va por ahí. En su lugar, los líderes de ese partido en el Congreso presentaron el lunes un proyecto de ley para permitir las explotaciones petrolíferas en el Refugio Nacional de Vida Salvaje del Artico, un viejo plan de Bush que ya fue rechazado en julio.
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