La energía atómica
La energía atómica
Artículo de opinión de Luis Racionero
El Ministro de Industria, Montilla, a pesar de ser de izquierdas, ha declarado que la energía atómica es necesaria para España. La oposición a la energía atómica es una de esas demagogias en que cayó el ecologismo cuando dejó de ser científico y la progresía cuando no deja de ser inculta. Que los rusos en Chernobil consigan una catástrofe de dimensiones internacionales, no quiere decir que haya que prohibir la energía atómica, a lo mejor había que prohibir los rusos: entiéndase, el modo de hacer incompetente a que nos tienen acostumbrados los rusos, que van a rescatar rehenes y matan a 80, dejan perecer un submarino antes que aceptar ayuda o condenar el sistema comunista, confundido con su incompetencia.
Siempre he dicho que no me gusta el comunismo ni Marx porque no tenían en cuenta al individuo. Ahora bien, para juzgar si el comunismo es un buen sistema de organización social, habría que ensayarlo en Suiza o Suecia: probarlo en Rusia es condenarlo al fracaso. Los rusos hubieran vendido hasta la cruz roja si se llega a ensayar allí. Lo mismo con la energía atómica.
El problema de la energía atómica son los residuos radioactivos, donde almacenarlos, no las centrales, que si están en manos de ingenieros competentes, no pueden causar los daños que causó Chernobil. En cuanto a los residuos, se puede pensar en algún asteroide o satélite de Saturno, es decir, llevarlos al espacio exterior.
Porque lo cierto es que no hay fuente de energía más eficiente que la atómica: con un gramo de masa se obtienen millones de vatios según la famosa ecuación de Einstein, energía igual a masa por velocidad de la luz al cuadrado, E=mc2, y como la velocidad de la luz es 300.000, al cuadrado es 90.000.000.000, lo cual da enormes energías con un gramo de materia. Si en vez de su fisión, o sea, romper los núcleos se logra fusión o sea, unir núcleos de helio para dar hidrógeno- se tiene el proceso de creación de energía del sol. Como el sol es demasiado caliente, se está buscando la fusión fría, para poder manejarla en la tierra.
Enrico Fermi, físico italiano, judío y huido de Europa por la locura y estupidez de Hitler y Mussolini, se refugió en Chicago y allí logró la primera fisión atómica, que al ser conocida por Einstein motivó la famosa carta de Einstein al Presidente Roosvelt, que puso en marcha el proyecto de la bomba atómica. Después de la guerra, un ingeniero español, Javier Clua fue a estudiar con Fermi y fue el primer catedrático de física nuclear y térmicas energéticas, especialidad que yo estudié con él en Barcelona en los 60. Luego conocí en Berkeley a otro discípulo de Fermi, el italiano Emilio Segra. Pero en esa época yo me había hecho ecologista, de modo que diez años después de estudiar la pila atómica, publique un monográfico en la Revista de Occidente sobre Ecología. Nunca he creído que sean incompatibles, lo único temible es la incompetencia de un comunista ruso.
Artículo de opinión de Luis Racionero
El Ministro de Industria, Montilla, a pesar de ser de izquierdas, ha declarado que la energía atómica es necesaria para España. La oposición a la energía atómica es una de esas demagogias en que cayó el ecologismo cuando dejó de ser científico y la progresía cuando no deja de ser inculta. Que los rusos en Chernobil consigan una catástrofe de dimensiones internacionales, no quiere decir que haya que prohibir la energía atómica, a lo mejor había que prohibir los rusos: entiéndase, el modo de hacer incompetente a que nos tienen acostumbrados los rusos, que van a rescatar rehenes y matan a 80, dejan perecer un submarino antes que aceptar ayuda o condenar el sistema comunista, confundido con su incompetencia.
Siempre he dicho que no me gusta el comunismo ni Marx porque no tenían en cuenta al individuo. Ahora bien, para juzgar si el comunismo es un buen sistema de organización social, habría que ensayarlo en Suiza o Suecia: probarlo en Rusia es condenarlo al fracaso. Los rusos hubieran vendido hasta la cruz roja si se llega a ensayar allí. Lo mismo con la energía atómica.
El problema de la energía atómica son los residuos radioactivos, donde almacenarlos, no las centrales, que si están en manos de ingenieros competentes, no pueden causar los daños que causó Chernobil. En cuanto a los residuos, se puede pensar en algún asteroide o satélite de Saturno, es decir, llevarlos al espacio exterior.
Porque lo cierto es que no hay fuente de energía más eficiente que la atómica: con un gramo de masa se obtienen millones de vatios según la famosa ecuación de Einstein, energía igual a masa por velocidad de la luz al cuadrado, E=mc2, y como la velocidad de la luz es 300.000, al cuadrado es 90.000.000.000, lo cual da enormes energías con un gramo de materia. Si en vez de su fisión, o sea, romper los núcleos se logra fusión o sea, unir núcleos de helio para dar hidrógeno- se tiene el proceso de creación de energía del sol. Como el sol es demasiado caliente, se está buscando la fusión fría, para poder manejarla en la tierra.
Enrico Fermi, físico italiano, judío y huido de Europa por la locura y estupidez de Hitler y Mussolini, se refugió en Chicago y allí logró la primera fisión atómica, que al ser conocida por Einstein motivó la famosa carta de Einstein al Presidente Roosvelt, que puso en marcha el proyecto de la bomba atómica. Después de la guerra, un ingeniero español, Javier Clua fue a estudiar con Fermi y fue el primer catedrático de física nuclear y térmicas energéticas, especialidad que yo estudié con él en Barcelona en los 60. Luego conocí en Berkeley a otro discípulo de Fermi, el italiano Emilio Segra. Pero en esa época yo me había hecho ecologista, de modo que diez años después de estudiar la pila atómica, publique un monográfico en la Revista de Occidente sobre Ecología. Nunca he creído que sean incompatibles, lo único temible es la incompetencia de un comunista ruso.
0 comentarios