Imbecilidades y palmeras
Angel Tristán Pimienta
La Provincia, 15-8-2004
El patético y a la vez esperpéntico episodio de la tala salvaje de las palmeras washingtonias de la calle Torres Quevedo, en Playa Chica, ha vuelto a suscitar el uso de las dos varas de medir que suelen emplear los ayuntamientos. Mientras los vecinos han de cubrir un complejo expediente para retirar un árbol en su propiedad, la Concejalía de Parques, Jardines y Arboricidios ha cortado por lo sano, y nunca mejor dicho. Un residente en Santa Brígida hace hincapié en la vertiente de la sensibilidad: hace veinte años, cuando se trasladó a vivir a El Monte, plantó una pequeña ´washintonia´ que compró en el vivero del Icona, frente al campus de Tafira. La palmera creció, y creció, y creció, le rompió el macetero, le tiró un muro y se convirtió en un peligro porque podía caer sobre la acera en los días de fuerte viento. El matrimonio contrató dos obreros y un camión grúa y regaló el ejemplar a un conocido para que lo plantara en un chalé en Telde. "Esto ocurre con mucha frecuencia; y conste que el serrucho es mucho más barato. Entre unas cosas y otras trasplantar un ejemplar de cuatro o cinco metros de altura no sale por menos de unos mil euros, incluso mil quinientos".
A la gente normal ni se le pasa por la cabeza sacar el hacha. Gamberros los hay, naturalmente, como los que hacen hogueras al lado o inyectan venenos en las raíces. Pero son anormalidades sociales. Lo corriente es actuar con sensatez y sentido de la responsabilidad. En fin, con dos dedos de frente. Poco a poco parece que se va confirmando que la intención era eliminar una zona de sombras con el objetivo de combatir la delincuencia. Esto, fíjense ustedes, podría tener cierto sentido en el siglo antepasado cuando aun no había llegado la electricidad a la Isla y se utilizaban los faroles de carburo o gasóleo. Pero desde que en 1878 Thomas Alva Edison descubrió la luz incandescente decir esto es una completa idiotez. Bueno, una mezcla de estupidez y cantinflada. Si prolifera esta fórmula ecomaníaca, Europa sufriría una grave desertización; la mayor parte de las capitales europeas quedarían arrasadas. Las cuadrillas de deforestadores tendrían que hacer horas extraordinarias ´desmochando´ avenidas, bulevares, parques, jardines y similares. Todo por la patria, o por la seguridad pública. Qué extraño debe parecerle a algún personaje que Bruselas no se haya apresurado a pedir más datos para implantar esta solución con carácter general, y hacer una directiva para ´trasponerla´ inmediatamente en la legislación de todos los países miembros.
Pero es que en el resto del mundo, miren ustedes, se hacen las cosas de otra forma. La inseguridad se combate con medios policiales bien empleados y con otros recursos complementarios como la iluminación. Pero, sobre todo, tratando de eliminar, siempre que se pueda, las causas de esa delincuencia en origen. Sin embargo este comportamiento salvaje e imbécil (ver el DRAE) que se está aplicando en el Puerto no es inédito: el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush tuvo hace un tiempo una fenomenal ocurrencia, quizás sacada del TBO. Para acabar con los incendios forestales que asuelan EEUU, dijo, lo que hay que hacer es talar los bosques y vender la madera; así, de esta forma, a la vez que se hace negocio se elimina a los pirómanos. El Partido Republicano lo ha elegido para repetir en la Casa Blanca. Pobres bosques.
Los problemas de El Cuadrado - como se conoce a un área altamente conflictiva que limita con Guanarteme, Las Canteras y Santa Catalina, y de los que el Ayuntamiento se enteró por "La Provincia" - son consecuencia de una nefasta política municipal que ha ignorado algunos principios elementales como el de Arquímedes y el de los vasos comunicantes. Desde hace al menos ocho años, representantes vecinales han dado la alerta: el barrio ha experimentado un deterioro galopante, porque la marcha-fuga de las empresas turísticas no ha sido compensada con otras actividades; ni siquiera se ha aplicado un inteligente plan de reconversión de los antiguos hoteles, residencias y apartamentos en viviendas y oficinas. La eliminación de aparcamientos ha sido una de las causas. Los pisos vacíos, que han dejado los jóvenes del país, que han marchado a Siete Palmas o La Minilla, han sido ocupados por inmigrantes irregulares, marginales y desadaptados. El cóctel ha tenido efectos devastadores. Todo ello se quiere solucionar con algo tan barato como una motosierra. Se quitan las washingtonias y se ponen unos macetones decorativos. ¿Va a ser esa la solución?
Faltan varias cosas, y una de ellas, seguramente la principal, es el sentido del ridículo. El concejal Naranjo no lo tiene, ni siente vergüenza, cuando erre que erre declara en una entrevista - los minutos de gloria llegan incluso por la incompetencia y la falta de inteligencia- que de ahora en adelante habrá más paz en la zona, y las nubes se levantan, los pajaritos cantan, el patio de mi casa es particular y los niños vienen de París. Por este camino hasta se les puede ocurrir.... pero, no, no les demos ideas peligrosas y disparatadas.
La Provincia, 15-8-2004
El patético y a la vez esperpéntico episodio de la tala salvaje de las palmeras washingtonias de la calle Torres Quevedo, en Playa Chica, ha vuelto a suscitar el uso de las dos varas de medir que suelen emplear los ayuntamientos. Mientras los vecinos han de cubrir un complejo expediente para retirar un árbol en su propiedad, la Concejalía de Parques, Jardines y Arboricidios ha cortado por lo sano, y nunca mejor dicho. Un residente en Santa Brígida hace hincapié en la vertiente de la sensibilidad: hace veinte años, cuando se trasladó a vivir a El Monte, plantó una pequeña ´washintonia´ que compró en el vivero del Icona, frente al campus de Tafira. La palmera creció, y creció, y creció, le rompió el macetero, le tiró un muro y se convirtió en un peligro porque podía caer sobre la acera en los días de fuerte viento. El matrimonio contrató dos obreros y un camión grúa y regaló el ejemplar a un conocido para que lo plantara en un chalé en Telde. "Esto ocurre con mucha frecuencia; y conste que el serrucho es mucho más barato. Entre unas cosas y otras trasplantar un ejemplar de cuatro o cinco metros de altura no sale por menos de unos mil euros, incluso mil quinientos".
A la gente normal ni se le pasa por la cabeza sacar el hacha. Gamberros los hay, naturalmente, como los que hacen hogueras al lado o inyectan venenos en las raíces. Pero son anormalidades sociales. Lo corriente es actuar con sensatez y sentido de la responsabilidad. En fin, con dos dedos de frente. Poco a poco parece que se va confirmando que la intención era eliminar una zona de sombras con el objetivo de combatir la delincuencia. Esto, fíjense ustedes, podría tener cierto sentido en el siglo antepasado cuando aun no había llegado la electricidad a la Isla y se utilizaban los faroles de carburo o gasóleo. Pero desde que en 1878 Thomas Alva Edison descubrió la luz incandescente decir esto es una completa idiotez. Bueno, una mezcla de estupidez y cantinflada. Si prolifera esta fórmula ecomaníaca, Europa sufriría una grave desertización; la mayor parte de las capitales europeas quedarían arrasadas. Las cuadrillas de deforestadores tendrían que hacer horas extraordinarias ´desmochando´ avenidas, bulevares, parques, jardines y similares. Todo por la patria, o por la seguridad pública. Qué extraño debe parecerle a algún personaje que Bruselas no se haya apresurado a pedir más datos para implantar esta solución con carácter general, y hacer una directiva para ´trasponerla´ inmediatamente en la legislación de todos los países miembros.
Pero es que en el resto del mundo, miren ustedes, se hacen las cosas de otra forma. La inseguridad se combate con medios policiales bien empleados y con otros recursos complementarios como la iluminación. Pero, sobre todo, tratando de eliminar, siempre que se pueda, las causas de esa delincuencia en origen. Sin embargo este comportamiento salvaje e imbécil (ver el DRAE) que se está aplicando en el Puerto no es inédito: el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush tuvo hace un tiempo una fenomenal ocurrencia, quizás sacada del TBO. Para acabar con los incendios forestales que asuelan EEUU, dijo, lo que hay que hacer es talar los bosques y vender la madera; así, de esta forma, a la vez que se hace negocio se elimina a los pirómanos. El Partido Republicano lo ha elegido para repetir en la Casa Blanca. Pobres bosques.
Los problemas de El Cuadrado - como se conoce a un área altamente conflictiva que limita con Guanarteme, Las Canteras y Santa Catalina, y de los que el Ayuntamiento se enteró por "La Provincia" - son consecuencia de una nefasta política municipal que ha ignorado algunos principios elementales como el de Arquímedes y el de los vasos comunicantes. Desde hace al menos ocho años, representantes vecinales han dado la alerta: el barrio ha experimentado un deterioro galopante, porque la marcha-fuga de las empresas turísticas no ha sido compensada con otras actividades; ni siquiera se ha aplicado un inteligente plan de reconversión de los antiguos hoteles, residencias y apartamentos en viviendas y oficinas. La eliminación de aparcamientos ha sido una de las causas. Los pisos vacíos, que han dejado los jóvenes del país, que han marchado a Siete Palmas o La Minilla, han sido ocupados por inmigrantes irregulares, marginales y desadaptados. El cóctel ha tenido efectos devastadores. Todo ello se quiere solucionar con algo tan barato como una motosierra. Se quitan las washingtonias y se ponen unos macetones decorativos. ¿Va a ser esa la solución?
Faltan varias cosas, y una de ellas, seguramente la principal, es el sentido del ridículo. El concejal Naranjo no lo tiene, ni siente vergüenza, cuando erre que erre declara en una entrevista - los minutos de gloria llegan incluso por la incompetencia y la falta de inteligencia- que de ahora en adelante habrá más paz en la zona, y las nubes se levantan, los pajaritos cantan, el patio de mi casa es particular y los niños vienen de París. Por este camino hasta se les puede ocurrir.... pero, no, no les demos ideas peligrosas y disparatadas.
1 comentario
Bethencourt -
¿Sería posible que incluyeran también noticias aparecidas en otros periódicos canarios como "La Opinión" o "Diario de Avisos"?
Otra posibilidad es recoger artículos de cuadernos de bitácora canarios como, por ejemplo, "Trapera". Ayer, precisamente, apareció publicado en esta página un artículo sobre la cuestión de las extracciones petrolíferas en aguas cercanas a Canarias (no podemos, en rigor, hablar todavía de "aguas canarias").
Gracias por tomar en consideración esta propuesta y ánimo con su trabajo.