Recuerdo de la perdida Selva de Doramas
Casi nada era comparable en el mundo a su espesura, lozanía, verdor y deliciosa frondosidad. La robusta, descollada y numerosa arboleda que la poblaba tenía el raro privilegio de componerse, por la mayor parte, de arboles y arbustos indígenas, esto es, de vegetales propios y privativos del país [...] para testimonio de lo que la Montaña de Doramas ha sido, se conserva la arboleda del barranco en donde nacen las bellas aguas nombradas Madres de Moya, compuesta principalmente por los llamados tiles, tan altos que las cimas de sus copas se pierden de vista y tan enlazados que ofrecen un remedo del templo catedral, con apariencia de columnas, arcos y bóvedas.
José de Viera y Clavijo (Gran Canaria, siglo XVIII)
1 comentario
isabel -