Energías renovables
Energías renovables (1)
Artículo de opinión de Marta Nayra Ramírez Alemán*
A nadie se le esconde que el secreto de las economías más avanzadas del mundo se basa en la posesión, el manejo y destreza de muchos factores productivos, como son: materias primas de calidad, dotación de centros de I+D+i, altos niveles educativos y formativos, elevadas inversiones en infraestructuras, tecnología, etc., todo ello, con el fin de seguir manteniendo su estatus en el mundo o salir del subdesarrollo.
Pero qué sería de todos estos países sin la existencia de un recurso no renovable que está muy especialmente ligado a los diversos sectores productivos que conforman dichas economías, e incluso, podemos decir que a nuestra propia vida. Me estoy refiriendo al petróleo. Por algo también se le llama oro negro.
Según algunos expertos, las existencias de petróleo de calidad en el mundo dan para unos cuarenta años más, aproximadamente, siempre y cuando no aparezcan nuevos yacimientos y se siga extrayendo el crudo a los mismos ritmos actuales que de por sí son insostenibles. El problema se agrava con las economías emergentes que demandarán cada vez más este recurso, lo que induce pensar a estos expertos en la posibilidad de que se vuelva a dar una nueva crisis energética a nivel mundial.
Ante ello, sólo cabe pensar en la necesidad cada vez más urgente de buscar otras alternativas energéticas de origen renovable y ecológicas como pueden ser las energías: eólica, hidráulica o solar (tanto térmica, como fotovoltaica) entre otras, que contribuyan a reducir la excesiva dependencia de los recursos no renovables y contaminantes, así como a contribuir al crecimiento económico, hasta el punto de propiciar la proliferación de empresas y sectores que se dediquen a la fabricación de este tipo de sistemas dotados de tecnología puntera. Pero también podrá verse un incremento de la demanda de personal altamente especializado en estos sectores.
Los acuerdos internacionales para reducir las emisiones de CO2 que provoca el efecto invernadero y el cambio climático, las Directivas Europeas relacionadas con el incremento de generación eléctrica a partir de fuentes renovables y la preocupación por la protección del medio ambiente nos inducen a pensar que en los próximos años aumentará la potencia instalada de este tipo de fuentes. Con más razón aún si tenemos en cuenta que, a finales de julio de este mismo año, el Parlamento Europeo ha aprobado destinar 1600 millones de euros para proyectos de I+D y eficiencia energética de las renovables. Si en 1996, según datos de Los Quince, el 5% de la energía que se consumía en la Unión Europea era ecológica, se espera que esa cifra alcance el 12% para el año 2010.
Recientemente, se ha dado a conocer un Real Decreto 7/2006 de 23 de junio del presente año, emitido por el Ministerio de Industria, según el cual se vendría a modificar la forma de financiación de las industrias que durante años se han dedicado a esta actividad. Hecho que ha provocado la disconformidad de las asociaciones productoras más representativas como la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), la Asociación empresarial Eólica (AEE) y la Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF). Para estos colectivos, estas medidas podrían frenar el desarrollo de las industrias ecológicas al resultar difícil prever la rentabilidad de las inversiones. Al parecer, se han paralizado algunos proyectos previstos.
Independientemente de los motivos que unos y otros puedan tener para defender su postura, lo cierto es que el consenso debe llegar de la mano del diálogo, el entendimiento y el esfuerzo. No hay tiempo que perder, si no queremos vivir en el futuro en un planeta cada vez más enfermo y en una economía hundida, no por no haberla gestionado mal, sino por no haber sabido reducir a tiempo la excesiva dependencia que se tiene de las fuentes no renovables como el petróleo.
* Componente de la Comisión de Juventud de Nueva Canarias de Telde.
Componente del Consejo Político Nacional de NC-NGC.
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