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TURCÓN - Ecologistas en acción

Menos uso del coche privado y más transporte público.

Menos uso del coche privado y más transporte público. Eliminar los peajes de las autopistas es fomentar más heridas sobre la Tierra y sobre nuestros cuerpos.

El sobreconsumo individual mediante los vehículos con motores de combustión es muy insolidario y destructivo con nuestro patrimonio natural, que siendo común y básico para toda la humanidad nos resulta necesario para la vida en general y para la habitabilidad humana en particular. Un programa ecologista es contrario al libre, barato e irresponsable consumo individual de carácter necrófito que lesiona nuestras bases globales y locales de subsistencia y de calidad de vida.

Los peajes o sobrecostes económicos añadidos al consumo individual de un bién o de un servicio como pueden ser el uso particular de autopistas, centros históricos, zonas peatonalizas, parajes naturales de valor ambiental…, funcionan como restricciones que comportan virtudes y beneficios socio-ambientales. Al penalizar económicamente se consigue desanimar y reducir una actividad masiva que se ha vuelto enormemente peligrosa por los daños autoinfringidos que acarrea.

Los peajes tienen un efecto y beneficios físico-ecológicos innegables en el territorio vivo al ayudar a desincentivar el libre uso individual del coche privado y favorecer así otros usos alternativos menos lesivos con la calidad de vida y la salud del planeta, como es el tren.

Es necesario vertebrar y mejorar la redes de comunicación y de transporte equilibradas y eficaces, pero pensamos que además de una amplia, multimodal y eficaz comunicación que reequilibre y cuestione la dominancia del transporte privado motorizado frente al transporte público, se ha de compatibilizar en todo momento: con la protección ecológica, con la mejora y el bienestar en la movilidad, con la reducción de distancias y el uso del vehículo privado, y con mejora de la accesibilidad en el transporte mediante la reducción de distancias.

Dado el estado de creciente degradación y toxicidad ambiental en el que vivimos, hoy esta necesaria compatibilidad con las necesidades de los ecosistemas naturales se hace más prioritaria e irrenunciable en cualquier normativa, proyecto de infraestructuras viarias o pauta de uso social y cultural.

Por tanto, mientras la fuente energética de la combustión de los vehículos siga siendo el contaminador oro negro del petroleo y sus derivados, se hace urgente que la condición ecológica sea previa y esté presente en todo proyecto de movilidad. Esto nos obliga a pensar en múltiples formas posibles de reducir la presión del transporte viario sobre nuestro medio físico. Una de las muchas maneras posibles de reducir los daños socioambientales y de avanzar así hacia formas y modalidades de transporte más respetuosas con la trama de biodiversidad y los límites físicos, son los peajes al uso y consumo individual.

Este es el reto: la reducción de la motorización basada en el petroleo y transicción ecológica hacia un modelo de transporte alternativo al coche privado rey, y es aquí donde el pensamiento ambientalista y sus acción se enraizan y cogen fuerza.

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